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viernes, 17 de agosto de 2012

Entresemana Caja de resonancias y desencuentros Por Moisés Sánchez Limón


El próximo miércoles 29 de este mes, senadores y diputados federales electos sesionarán para constituirse en la LXII Legislatura federal y rendir protesta en el cargo. Tres días después, en sesión de Congreso General, el 1 de septiembre declararán abierto el trabajo formal del primer periodo ordinario de sesiones. Pero ya tienen tarea y la expectativa es que ahora sí cumplan con obligaciones y responsabilidades.
Y, aunque el “ahora sí” suena a recurrente compromiso de cada legislatura –incluso las locales donde los diputados suelen hacer como que trabajan pero cobran puntualmente la dieta--, porque los resultados generalmente son magros, está abierta la posibilidad de que en este primer periodo ordinario de sesiones septiembre-diciembre salgan de la congeladora más de dos mil 400 iniciativas.
La posibilidad fue expuesta por la diputada federal perredista Mary Telma Guajardo Villarreal, quien concluye la LXI Legislatura como presidenta de la Junta de Coordinación Política en la Cámara baja. Y es que, recordó la legisladora coahuilense, en el Reglamento de la Ley Orgánica del Congreso se aprobó una enmienda que obliga a diputados y senadores a dictaminar en plazos perentorios las iniciativas turnadas a comisiones.
Vaya, se trata de acabar con la congeladora legislativa en la que suele instalarse a iniciativas e incluso dictámenes aprobados en comisiones, cuando resultan incómodos para algunos grupos parlamentarios o que simple y sencillamente fueron factor de desencuentro entre las bancadas y, a falta de consensos, se les envió a la congeladora que es el archivo de las propias comisiones a las que se retornan los dictámenes dizque para un nuevo análisis y discusión.
Lo cierto es que una reforma al Reglamento de la Ley Orgánica de la Cámara de Diputados, por ejemplo, no es garantía de que será respetada; es decir, un ordenamiento suele ser, en el ámbito doméstico camaral moneda de cambio, factor sujeto a negociaciones para hacer una interpretación a modo que deje en impasse determinado dictamen o iniciativa propuesta.
Por supuesto, los legisladores salientes aluden a un balance positivo. Por ejemplo, Guajardo Villarreal refiere: “Logramos sacar adelante temas importantes en derechos humanos, en educación, en salud, apoyo a los adultos mayores, con las personas pensionadas, para los pensionado, la Ley de Víctimas, el apoyo a víctimas del crimen organizado, quienes apoyan a los derechos humanos y a los periodistas”.
Tiene razón Mary Telma, como igual la tiene Francisco Rojas Gutiérrez, coordinador de la diputación federal priista, respecto del alto rendimiento que tuvo la saliente LXI Legislatura. Cuantitativa y cualitativamente, como alude Guajardo Villarreal hay un promedio positivo, pero en términos reales se quedaron pendientes asuntos fundamentales para el desarrollo económico, político y social del país. Y la obligación, sí, obligación de los legisladores entrantes implica sacar de la congeladora iniciativas y dictámenes en materia laboral, fiscal y política.
Pero la pregunta es si a partir del resolutivo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación respecto de la calificación de la elección presidencial habrá condiciones para lograr los consensos y acuerdos para sacar las grandes reformas pendientes y dar pauta a otras de tercera generación como la electoral.
Porque el Congreso de la Unión es la caja de resonancias de todo lo que ocurre en el país e igualmente espacio de desencuentros desde donde se co gobierna, como ha ocurrido con el PRI que, pese a no haber sido mayoría en la Cámara de Diputados durante buena parte de los últimos doce años, con el PAN en el poder presidencial, influyó de tal forma que para efectos prácticos asumió la vicepresidencia de la República.
¿Será posible que el PAN como segunda fuerza política en la Cámara de Diputados se atreva a co gobernar con el PRI? No, porque al final del día apostará a recuperar terreno en la elección intermedia de 2015. Y, como se ha visto, la apertura que tuvo a las alianzas con la izquierda remontará críticas de quienes consideran que las siglas del albiazul fueron alquiladas a intereses contrarios a la doctrina que dio luz al Partido Acción Nacional.
En ese escenario es factible, como dijo Mary Telma Guajardo, que los legisladores se ciñan a la obligación de dictaminar y aprobar iniciativas pendientes; pero nada obliga a que lo hagan positivamente. Los desencuentros en esta caja de resonancias del Congreso de la Unión, seguirán como factor de la negociación política.
El PAN no co gobernará porque no le interesa influir en el Plan de Gobierno 2012-2018; le interesa volver a Los Pinos y hará la tarea con ese propósito.
Además, es praxis recurrente de diputados y senadores arrancar el trabajo legislativo con el compromiso de privilegiar los acuerdos y los consensos en beneficio del país. ¿Ahora sí? El fallo de los magistrados electorales demostrará que esto de los desencuentros será el pan de cada día en la tarea legislativa. Conste.

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