Y, metidos en la discusión de la reforma laboral como si en
ello se jugara la vida nacional, en medio de la estridencia discursiva de
buenos y malos, hay quienes llegan a extremos de la paranoia partidista y de
plano descalifican a la vigente Ley Federal del Trabajo.
Por ejemplo, el coordinador de los diputados federales del
PAN, Luis Alberto Villarreal García, literalmente considera que la ley que rige
las relaciones obrero patronales y al aparato productivo nacional,
prácticamente ha sido inservible desde que entró en vigor el 1 de abril de
1970, mediante decreto del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, casualmente
a unos meses de entregar el poder a su sucesor, Luis Echeverría Álvarez.
Dice Villarreal García, con esa impunidad discursiva de
quien se considera dueño de la verdad o factor de decisión en la vida
institucional mexicana, “nosotros estamos dispuestos a que esta semana tengamos
una reforma laboral que México tiene 42 años esperando”.
En ese nivel de chabacanería declarativa, bien vale
considerar que el joven legislador, cuando alcalde de San Miguel de Allende,
Guanajuato en el periodo 2003-2006, rigió las relaciones con los trabajadores
del municipio con una ley inservible.
Por supuesto que Villarreal García simplemente se lanzó al
ruedo en esa impronta que atenaza a los funcionarios calderonistas que ya se
van pero, en la despedida, dejan un rastro de inconfundible ineptitud y excesos
de demagogia.
Bien se dirá que el país no se ha desmoronado y que cuenta
con estabilidad económica, aunque prendida con alfileres, como en aquel sexenio
de la transición cuando, error de diciembre bautizado, el doctor Ernesto
Zedillo y su efímero secretario de Hacienda, Jaime José Serra Puche, se los
quitaron y desataron el caos económico.
No hay duda que el guanajuatense forma parte del grupo compacto
calderonista y, por ende, asume la defensa del gobierno del amigo de su amigo
que le dio el visto bueno para llegar, primero, al Senado y, en los estertores
de la administración federal, ir a la Cámara de Diputados por la vía
proporcional, es decir, sin hacer esfuerzo alguno simplemente cambió el escaño
por la curul.
Y, bueno, en otro escenario nos encontramos con un récord en
las reservas internacionales. Hay en caja más de 160 mil millones de dólares,
una cantidad de suyo respetable que prácticamente sirve como blindaje para la
economía mexicana, o mejor la vacuna de Felipe Calderón para presumir que deja
algo mejor que finanzas sanas: lana en el monedero para solventar el gasto de
su sucesor Enrique Peña Nieto. Un formulismo simplista, que los economistas
visten de cuadros y barras.
Bien. ¿Y qué pasa con el campo? Una evaluación de las
crecientes importaciones de alimentos determinará la calificación que se otorga
al gobierno de Felipe Calderón en el sector agropecuario. Presumir es sencillo;
fácil decir que alguien tenía que comenzar con el combate al crimen organizado
sin reparar en los costos, porque al fin y al cabo el que se echó la
responsabilidad sabía del riesgo de ser cuestionado, pero finalmente ahora
hasta presume el slogan de “gobierno valiente” que Andrés Manuel López Obrador
no tarda en reclamarle la copia, aunque no tiene la marca registrada.
En este escenario de las despedidas y las bienvenidas, los
legisladores del PAN que nunca se dieron cuenta, o no quisieron percatarse de
que eran gobierno, han echado a volar la imaginación y en medio de la
estridencia discursiva y la impunidad declarativa, defienden lo indefendible. Y
más temprano que tarde aparecen los criminales subejercicios o evidencias de la
falta de capacidad para administrar en el sector público.
La opacidad recurrente en secretarías como las de Economía y
Desarrollo Social, va de la mano en la Secretaría de Agricultura, Ganadería,
Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (a) Sagarpa, cuyo (i)responsable
Francisco Mayorga Castañeda presume de un pulcro ejercicio, pero en la Cámara
de Diputados le han recordado que la lana programada y etiquetada para aportarse
a los productores en el ciclo primavera-verano (que ya pasó) de este año,
simplemente no se ha entregado en su totalidad.
Tal vez don Paco Mayorga presumirá que en su gestión se
hicieron importantes ahorros, pero al campo le ha ido como en feria.
Fue como aquel funcionario de Sepropie, un reportero televisivo
que se sacó la lotería por apoyar a doña Marta Sahagún, pero nada sabía del
manejo de dicha área en la Presidencia de la República y mandó reutilizar todos
los casetes de video tomados a Vicente Fox, dizque para ahorrar. Por supuesto
dejó sin memoria gráfica (video) al Archivo General de la Nación, por lo menos
de los primeros meses de la gestión foxista. Y luego lo premiaron enviándolo de
agregado de prensa a un consulado en Estados Unidos. ¡Puros cuates impunes!
Al rato comenzarán las cuentas del nuevo inquilino de Los
Pinos y su equipo; en paralelo saldrán las justificaciones de aquellos a los
que la Auditoría Superior de la Federación llamará a cuentas, junto con el nuevo
sistema anticorrupción. ¿Cuántos se irán al bote? ¿Cuántos, en la estridencia
discursiva, desde el Legislativo se rasgarán las vestimentas? ¿Y don Felipe? Conste.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.