Rodrigo Huerta Pegueros |
Desinformar es silenciar interesadamente la verdad
de lo que ocurre por medio de diversos procedimientos retóricos.
Esto, es precisamente lo que nos está ocurriendo
con mayor frecuencia en la entidad y lo podemos corroborar casi a diario
durante la consulta que hacemos a los diversos medios de comunicación, sean
estos impresos o electrónicos.
Un ejemplo de reciente factura es lo que ha
ocurrido desde el pasado 4 de Febrero del año en curso, fecha en que se dio a
conocer a los medios de comunicación la denuncia interpuesta por más de una
docena de personas que fueron vejadas y violadas por un número impreciso de
hombres encapuchados y armados, es una finca ubicada en el balneario de Barra
Vieja, perteneciente al municipio de Acapulco.
A partir de que la información se hizo pública,
diversas voces interesadas y otras desinformadas, dieron a conocer versiones
diversas sobre lo acontecido y de la forma como los turistas atropellados
llegaron al lugar y fueron víctimas de los sujetos hasta este momento desconocidos.
Lo peor, mejor dicho, lo mas lamentable, no es que
personas que no tienen nada que ver con la investigación hayan salido a
comentar sobre los sucesos, sino que precisamente, los encargados de llevar a
cabo las pesquisas se hayan atrevido a construir una falsa imagen de eficacia y
eficiencia al asegurar que ya habían sido identificados los responsables del
criminal acto de abuso sexual.
La retórica, como en todo acto de desinformación,
no podía quedar atrás y esta salió a relucir de inmediato al prometer el
gobierno del estado que ‘’no habrá impunidad para los agresores’’ o bien con la
afirmación del alcalde de Acapulco, Luis Walton Aburto, si comprometerse a
‘’dar mayor seguridad a los visitantes’’.
La desinformación generada por los entes oficiales
del estado y el municipio se fue construyendo día a dio con la complicidad
inercial y natural de los medios de comunicación, quienes sin un ápice de
responsabilidad ni de autocrítica repiten y repiten todo lo que sale de la boca
o de las oficinas de comunicación social del estado o del municipio de
Acapulco, abonando con ello a incrementar no solo la confusión sino el
descrédito del que son dueños los gobernantes en turno.
No habían transcurrido ni 72 horas del impactante
drama de las turistas españolas, cuando la policía ministerial, perteneciente a
la Procuraduría General de Justicia del Estado, afirmaban haber interrogado a
varios sujetos a los que mantenían detenidos e incomunicados en forma por demás
ilegal y contrario a las normas que rigen en un Estado de derecho.
Mientras esto decían los ministeriales, el alcalde
porteño se desmarcaba del hecho y echaba la culpa a los cuerpos de seguridad del estado y la
federación y los culpaba de no estar bien coordinados para realizar esta
función en beneficio no solo del turismo sino también de los habitantes de la
localidad.
La incontinencia verbal del gobernador del estado,
Ángel Aguirre Rivero, volvió a reiterar lo que mas parecía un deseo que
realidad ‘’ya hay pistas de los atacantes’’, desinformaba (sin dar datos
concretos) el hombre que se podría considerar el mejor informado de la comarca
guerrerense.
Cinco días mas tarde de los hechos denunciados, los
policías miniseriales del estado vuelven a informar sobre ocho personas
detenidas y presuntamente involucrados en estos hechos. (Ojo con la
afirmación).
Al sextor día, salen los familiares de los
detenidos por la PGJE para demandar su presentación y para denunciar la forma
brutal como actuaron los policías y que cometieron el delito de tortura. A esta
actuación, el mandatario estatal aseguraba (nuevamente sin asidero alguno) que
no se fabricarían ‘’chivos expiatorios’’.
Los familiares insistieron e insisten que se libere
a los detenidos por falta de pruebas y por estar sometidos a una incomunicación
violatoria a los derechos humanos (¿ y la CODEHUM?), aunque se filtró la
información (sin nombres) de que dos de los retenidos son culpables de agresión
sexual (pero por un caso distinto).
La confusión aumenta. El descrédito se acrecienta.
Las víctimas no encontrarán justicia. La impunidad seguirá cabalgando en
Guerrero. La retórica ya no da para más. Los esfuerzos por echarle la culpa a
la federación continúan tanto de parte del gobierno estatal como del municipal
de Acapulco. Se quieren lavar las manos y las caras. No lograrán tal propósito
si no dan con el paradero de los verdaderos responsables de los hechos
delictivos cometidos contra las turistas españolas.
Al parecer no ocurrirá pronto. Ya todos recularon.
No tienen nada en las manos. Los detenidos no son ni de cerca culpables de la
agresión contra las españolas. Les resultó que detuvieron a quienes son
indiciados de otro caso similar pero ocurrido hace ya casi medio año y que por
casualidad dieron con ellos.
La desinformación sigue su curso. La retórica es
increíble. Los gobernados de Acapulco y de Guerrero somos presa de una
comunicación social inverosímil y que a diario comete el despropósito de hacer
cómplices de sus estrategias de desinformación a los medios y a los periodistas
quienes hoy aceptan sin chistar estas reglas del juego por demás lejanas a su
deontología.
Periodista/Analista
Político*
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