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jueves, 14 de febrero de 2013

ENTRE LA VERDAD Y LA FICCIÓN LA INVERSION TURISTICA Y EL TURISMO EXTRANJERO EN GUERRERO, ESTÁ EN SUS COSTAS. Por Jorge Luis Falcón Arévalo*




·         No se puede vivir de fantasías y sueños dorados.
·         Costa Grande y Chica, emporio de atractivos turísticos.
Viciado Acapulco por nula planeación; escasa edificación de estructuras de diversión familiar; ínfima importancia de sus promotores, saqueado en sus economías, abandonado por el padroteo de políticos vivales que  durmieron en el sueño dorado del Acapulco de Miguel Alemán, no hubo alguien con los tenates del jarocho, para hacerlo brillar como en aquellos años.
Solo hubo quienes vendieron los sueños dorados, de la tan trillada e idiota frasecita: ¡Mi acapulquito bello y hermoso!; pero, que jamás invirtieron el dinero en la ciudad como debió haber sido como lo marcan los cánones del presupuesto. Las “etiquetas”  se fueron de pinta a festejar el 10 de mayo.
Los saqueadores están allí a la vista, se les conoce nombre y apellido y están agazapados unos; otros, cínicamente se ventanean en grupos y organizaciones sociales, cual meretriz se pavonean, dejando detrás el tufo de sus pillarías y canalladas. Ese, ese es el Acapulco, jodido, apestoso, hediondo, con un maquillaje entre Avon y Fuller, que deja entrever la desgracia que le acongoja, esa es su estadística, su gráfica, su esquema muy cómoda al funcionario en turno, para esperar plácidamente sentado el orondo presupuesto y disfrutarlo afanosamente entre familia y amigos; y, no a quien le pertenece al acapulqueño trabajador. Número adulterados. Números exactos a su embuste.
Acapulco, un enfermo terminal, saturado de un “cáncer” que habita y permea  en sus calles, en sus oficinas de gobierno, en sus entrañas de planes económicos, en cada acapulqueño taxista, urbanero, vende fantasías de metales. Una enfermedad que se acabó la gallinita, cuyos huevos se pudrieron, se hicieron puque.
Solo un ciego no observa las costas vírgenes, de espectáculos radiantes, de gente con otra visión pues han surgido entre la desesperanza y el ahínco de sacar adelante sus terruños turísticos. Allí se debe invertir, con decencia y honestidad -bueno es mucho pedir- allí se debe llevar al turismo, al paseante total y al cabo, es Guerrero también.
Acapulco, solo es un pretexto un subterfugio, de funcionarios extorsionadores y gandallas; pues, la verdad sea dicha. Cuenta con cadavéricas instalaciones y hoteles sin los atractivos de solaz esparcimiento propios de un centro turístico; que además, tiene en sí en su nómina a  empleados con  vicios, como: cleptomanías y otras malas mañas que han afectado el patrimonio de los turistas. Y fobias, a la decencia y buenos tratos, salvo excepciones.
Acapulco, no guarda ya los requisitos mínimos de ser un sitio de atracción de flujo de paseantes de otras latitudes como asiáticas o sibéricas. No se cuenta con atractivos familiares, para decir que somos un puerto de atracción familiar sana. Todo el turismo chilango y provinciano viene a darse un “chapuzón” con el 90 % de riesgo a ahogarse, pues no tenemos un cuerpo de salvavidas -pese a ser un sitio de playa y per se, debemos tener ese honorable cuerpo, ¿o no?- por lo tanto, ¿En manos de quien queda el dinero para promocionar (sic) este rezagado puerto?
Al acapulqueño le gusta convivir con la mentira del “Acapulco chido y de reventón” -cuando está colapsado- le gusta el montón de basura en cada esquina, los baches, las marchas de todo tipo y niveles, el abuso de los taxistas, la impertinencia de los urbaneros, la ausencia de que antes en esa gloriosa costera transitaban las luminarias filmográficas y magnates del billete suelto. Hoy es un corredor solitario y la vitrina de la violencia. Anhelan la imagen de televisa cursi y patética. De sus noticias empalagosas de aburrimiento e idiotez. Detestan la verdad de ”Índigo”, que les abre los ojos y muestra un puerto lloroso, donde todos hablan y nadie mete las manos, porque están tuncos y miopes.
Las costas de Guerrero, serán la salvación o al menos una ruta del turismo internacional que aliviará a ese importante sector de Costa Grande y Chica. Por allí el senador Armando Rios Piter, trae bajo el brazo un buen proyecto. Lo mismo la titular de Turismo federal, Claudia Ruiz Massieu, quien conoció en pasado reciente los atractivos de ambas costas. Algo habrá de salir, por el bien de los guerrerenses que merecen empleos y una mejor calidad de vida.

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