Reza la conseja popular: “Mucho ayuda el que poco estorba”.
¿Se requiere la participación de un grupo especial de senadoras y senadores
para vigilar las investigaciones en torno de la explosión en la sede
administrativa de Petróleos Mexicanos?
¿Las senadoras Alejandra Barrales Magdaleno, Maki Esther
Domínguez y Blanca Alcalá Ruiz, además de sus compañeros senadores Benjamín
Robles Montoya, David Penchyna Grub, Javier Lozano Alarcón y Juan Gerardo
Flores Ramírez, son expertos en explosivos, demoliciones, rescate, ingeniería
estructural o acaso calculistas?
Que se sepa, ninguno tiene oficio de vinculación mínima con
el accidente ocurrido en aquellas instalaciones. Tienen, eso sí, la
responsabilidad y obligación de legislar, sobre todo con carácter de prospectiva,
en temas que atiendan situaciones de impacto e incumbencia social.
La protección civil es una de esas materias, otra atañe a la
creación de cuerpos especializados en prevención y atención de desastres
naturales y provocados por la mano del hombre; un fondo más allá que sea de
carácter especial para casos como el de Pemex, o dotar a la empresa de recursos
contingentes presupuestados para indemnizar a víctimas directas, indirectas y
hasta terceros en accidentes en edificios públicos.
Cierto, mucho de lo referido existe, aunque magramente y se
llega a citar cuando ocurre una tragedia y entonces todo el mundo sabe de estos
menesteres y opina y descalifica, conjetura y se rasga las vestimentas y asume
el papel de adivino –“ya lo habíamos mencionado que podría ocurrir”, suelen
citar--.
El viernes de la semana pasada –como referimos en este
espacio--el coordinador de los senadores perredistas, Miguel Barbosa Huerta, se
pronunció por crear una comisión especial de seguimiento a investigaciones
relacionadas con este caso de Pemex. Luego le secundó el senador Benjamín Robles
Montoya, con aquella advertencia-lugar común de que no hay que sacar raja
política de esta tragedia, aunque con esa postura ya lo hacía indirectamente.
También la senadora Barrales Magdaleno aportó su grano de
arena en la creación de esta comisión o grupo especial de senadores --que este
martes se aprobó en la sesión senatorial-- y se ubican más como estorbo en una
tarea importante, con todo y recomendaciones al estilo de las madres de Santa
Clara, que apoyo real y efectivo.
Que se sepa, ninguno de estos senadores corrió a la zona de
desastre para mancharse de polvo los zapatos o sudar la corbata. ¿Ayudar en
qué? ¿En descubrir el hilo negro? Porque de todo lo que trataron en tribuna, ya
hay una tarea específica de las autoridades responsables de atender las
consecuencias de la tragedia y enderezar tareas para prevenir similares.
¿Van a trabajar coordinadamente con las autoridades en la
investigación? ¡Ajá! ¿Con carácter de qué o qué?
Exhortan a Pemex a revisar “de manera exhaustiva sus
protocolos de seguridad y protección civil en sus instalaciones operativas y
administrativas y realizar las adecuaciones necesarias en sus espacios y
procesos para evitar que en el futuro se presenten incidentes”.
Los exhortos son como las llamadas a misa. ¿Por qué no lo
han hecho de obligatoria observancia mediante una reforma legal? La mayoría de
los senadores ya ha ocupado una curul y un escaño, son repetidores, usufructuarios
del sistema de partidos políticos para saltar de una cámara a la otra.
Además evidencian desinformación. Por lo menos quince horas
después de la conferencia ofrecida por las autoridades responsables de
investigar las causas de la explosión, los senadores y las senadoras conminan a
“las autoridades competentes a determinar si existen responsabilidades humanas
y, en su caso, sancionar las acciones u omisiones correspondientes”.
Hay más lugares comunes y el mismo rollo. Dicen que la comisión
especial no cuesta. Entonces el papel es gratis, el uso de oficinas igual, las
secretarias no cobran. Ganas de perder el tiempo en la burocracia legislativa. ¡Eureka!
Han descubierto el enésimo hilo negro. Conste.
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