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sábado, 23 de febrero de 2013

MIRADA DEL DOMINGO AVATARES DE LA CULTURA EN GUERERRO: LA FRAUSTO SE VA ACIERTOS DE AGUIRRE RIVERO. Por: Isaías Alanís


Isaias Alanis
El Instituto de Cultura, nació como una institución de las más florecientes y completas de su tiempo. Alejandro Cervantes Delgado  lo dotó de patrimonio propio y con bienes muebles e inmuebles -que para su tiempo- fue una de las instituciones más vigorosas y visionarias del país.
En el sexenio de la modernización, sin causa aparente y por capricho gubernamental, José Francisco Ruiz Massieu, al echar a rodar la Ley de Cultura, le cortó las alas a la institución y la convirtió en un mini instituto dependiente de la Secretaría de Desarrollo Social, en manos de políticos cabalmente ignorantes en políticas públicas en materia de cultura. Una cuasi institución en manos de la mediocridad rural manejada por una burocracia que de todo sabía, menos en planear, ejecutar y buscar financiamientos para la cultura.  Con la salvedad del nacimiento de las Jornadas Alarconianas, que siguen de mal en peor y no han trascendido como otros festivales nacionales, se frenó cualquier intento por sembrar el crecimiento de la cultura en un estado, que paradójicamente es riquísimo en productos culturales y cuenta con una total carencia de infraestructura cultural. 

Durante el reinado de Alfredo Figueroa al frente del Centro Internacional Acapulco, y durante el mandato de su hermano, se comenzó a estructurar una figura amorfa titulada, Centro de Cultura y Convenciones, que pretendía aglutinar al CIA y al IGC, que de facto eran manejados por el licenciado Alfredo Figueroa Alcocer que sólo tenía encargados de despacho, ya que los acuerdos ejecutivos y convenios marco, eran signados por Alfredo y no por los respectivos y aparentes titulares de cultura.
El episodio sangriento de Aguas Blancas, sacó de la jugada a la familia Figueroa de la gubernatura y de la cultura. 
Aguirre Rivero nombró a Ángeles Manzano como nueva titular, lo primero fue conseguir a toda costa la descentralización del IGC, ante la asonada y guerra de la sedesol estatal en contra de la cultura. El grupo figueroista encabezado por el guerrincha ligh arrepentido, Heriberto Noriega Cantú, al frente de la sedesol, intentaron minar la fuerza que en pocos meses se logró aglutinando a la comunidad cultural del estado. El presupuesto que escamoteaban y rasuraban era de tan sólo 12 mil pesos mensuales, de los cuales, a veces llegaban diez, nueve.
Gracias a la buena relación con miembros del CONACULTA, se lograron avances estructurales avalados y propiciados por el entonces gobernador interino, Ángel Aguirre Rivero.
Se vino la guerra y Ángeles Manzano dejó la titularidad del IGC y pasó a la Dirección de Proyectos Especiales del Gobernado, quedando al frente del IGC, un personaje a modo con el figueroismo rural, Juan Sánchez Andraca.

Jaime Salazar Adame, estuvo al frente un corto tiempo, después vendría el reinado invisible de Sonia Amelio, una personalidad con homenajes del Kennedy Center, de Washington, y La Habana, Cuba. La ex Unión Soviética, Francia, España, China, Alemania. La crotalista se la pasó en el IGC, ensayando sus espectáculos. ''No podía dejar el piano, pero tampoco la danza, así que logré lo que se conoce como una nueva forma de arte en la música y en la danza clásica, con la conjunción de siete técnicas: ballet clásico, concertista de piano, directora de orquesta, actriz, coreógrafa y la técnica de crear música con las manos, y también con la zapatillas de ballet, esto no se había hecho y menos con música clásica o con la partitura exactamente como la escribieron Bach y Beethoven. Con ella René Juárez Cisneros realiza la Descentralización del IGC y pasa a ser una OPD, que a la salida de Amelio, queda en las manos de un químico de tristes apellidos, Húbert de la Vega.

Después de estas fintas y driblings culturales, viene la época negra de Zeferino, primero, con la bruja que hacía sesiones en el IGC, Laura Olivia López Victoria. Y ante la demencia de esa señora, surge el Frente Siete Regiones, que realizó reuniones y foros de las siete regiones en Chilpancingo, ante la burocratización y la falta de políticas públicas en materia de cultura. El frente logró la remoción de López Victoria. Y el contador Torreblanca, incapaz de leer un libro, puso al frente del IGC, a la que fuera “ejecutiva” de cobranzas y depósitos bancarios del Sur, Nora Elisa Méndez Gonzáles, una tipeja oscura, aniñada y que no sé por qué carajos estuvo al frente ante la apatía de los cultureros locales.

Durante la candidatura de Aguirre Rivero, se lograron crear grandes expectativas. Durante su campaña, se realizaron foros y reuniones en todo el estado. Lo más granado de la comunidad cultural participó con diversas aportaciones y diagnósticos, de los cuales existe un enorme archivo con propuestas que fueron integradas al Plan Estatal de Desarrollo, entre muchas la creación de la Secretaría de Cultura.

Y de pronto, salida de la nada que como escribe Juan Rulfo, es eso, nada, fue nombrada por cuota política ebrardista, una señora san desconocida, Alejandra Frausto, cuyo perfil y experiencia en el ámbito de la cultura es de oscuro a negro y de cool chilango clasemediero a ignorante y frívolo, mercantilista y oscuro.
Y como de lo que se trata es de apantallar, hace su entrada triunfal con un derroche de dinero en Acapulco -véase el cuasi libro; Acuérdate de Acapulco para comprobar lo que aquí se escribe- Filipinas, maiceando a los soberbios “inocentes” promotores culturales, y convirtiéndose en pilmama de su banalidad intelectual. El gobierno de AAR, termina y se inaugura el Auditorio Sentimientos de la Nación y con esos ases, mantiene vigente una chequera lista para guardarropa, liposucciones y cumpleaños, todo con cargo al erario de los pobres de Guerrero.
Y lo peor de este engorroso asunto del que había solemnemente no volver a escribir, se sacan de la manga una reunión durante las Jornadas Alarconianas del año pasado y al vapor, pretende justificar su presencia y haciendo a un lado el trabajo realizado durante la campaña del actual mandatario estatal. Y posteriormente a esta chafireunión se anuncia con rayos y centellas la creación de la Secretaría de Cultura.
Y de pronto, de la nada, que es nada, pasa al silencio y Alejandra –de ser cierto- tiene ofertas de trabajo en el defectuoso. Por la sanidad de la cultura en Guerrero, lo más lógico es que Aguirre Rivero no permita que la Frausto deje a un personero o personera al frente de la Cultura.
El gobernador, entre tanto problema debe de elegir a una persona con perfil, capacidad y visión propositiva de la problemática cultural del estado, y con arraigo en la entidad. Debe pensarle bien para no equivocarse. A los tantos aciertos acumulados durante su mandato, este es de especial atención.

De reojo
Se accidentó mi pluma gorda Mont Blanc, si alguien tiene una averiada, que se comunique conmigo para ver si de las dos hacemos una. Me urge para escribir un libro a mano.
E mail: isa_lanis@yahoo.com.mx

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