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domingo, 3 de noviembre de 2013

Entresemana La casa de Díaz Serrano Moisés Sánchez Limón

El pasado 23 de septiembre se publicó el Reglamento de la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos.

Amplia la denominación del reglamento como vasta es la impunidad en la que se mueven quienes controlan la prostitución desde los sórdidos antros y hasta los exclusivos centros VIP donde predominan mujeres de diferentes nacionalidades, muchas seducidas y secuestradas por profesionales de la trata.

Laxa la ley que sanciona esta práctica, tanto que el decreto de la referida ley fue firmado el 27 de abril del año pasado, por el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa, mas no podía entrar en vigor sin el reglamento correspondiente.

Empero, hasta cuándo se aplicarán esos ordenamientos y las sanciones penales dictadas por el Constituyente permanente en la reforma que abrogó una denominada “Ley para prevenir y sancionar la trata de personas”, que en los hechos fue letra muerta, junto con las disposiciones del Código Federal de Procedimientos Penales y del Código Penal Federal.

El artículo 13 de la vigente ley contra la trata, determina que “será sancionado con pena de 15 a 30 años de prisión y de un mil a 30 mil días de multa, al que se beneficie de la explotación de una o más personas a través de la prostitución, la pornografía, las exhibiciones públicas o privadas de orden sexual, el turismo sexual o cualquier actividad sexual remunerada mediante: I. El engaño; II. La violencia física o moral; III. El abuso de poder; IV. El aprovechamiento de una situación de vulnerabilidad; V. Daño grave o amenaza de daño grave; o VI. La amenaza de denunciarle ante autoridades respecto a su situación migratoria en el país o cualquier otro abuso de la utilización de la ley o procedimientos legales, que provoque que el sujeto pasivo se someta a las exigencias del activo”.
Y usted preguntará qué relación hay con la casa del ingeniero Jorge Díaz Serrano, o mejor dicho la casa que fue orgullo del fallecido ex senador priista y ex director general de Pemex, ubicada en la calle Sierra de Tezonco número 178, en las Lomas de Chapultepec. Bueno, el inmueble sirve de asiento y residencia de víctimas de trata de personas e incluso hasta casa de citas, por supuesto de lujo.
Y todo ello, como se observa, con anuencia y complicidad de autoridades corruptas, que pareciera ser el caso de la delegación Miguel Hidalgo, en el Distrito Federal.
Desde hace rato, vecinos de las Lomas de Chapultepec exigen a las autoridades delegacionales frenar la proliferación de condominios, montados sobre construcciones autorizadas para fines de residencia familiar, como ocurre con la que perteneció a Díaz Serrano que se transformó en albergue de lujosos departamentos tipo americano.
¿Y? La información disponible señala que los actuales propietarios del inmueble son ni más ni menos que los dueños de los antros Solid Gold y Buchers, Guillermo Freedman –conocido como El Gran León—y Moisés Atri, quienes “hospedan” en esos departamentos a las extranjeras que laboran en los antros o table dance de su propiedad.

Fredman y Atri han sido denunciados por promover la prostitución en sus negocios. En  la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (FEVIMTRA), existe la averiguación previa número FEVIMTRA: PGR385/2013.
Incluso la ex diputada federal panista Rosy Orozco, ha demandado la clausura de giros comerciales como el Solid Gold y Buchers.

Pero, bueno, en algún momento se atendió a la demanda y fue clausurada la que fuera residencia del ingeniero Díaz Serrano. Sin embargo, merced a la influencia de Freedman y Atri, pese a violar el uso de suelo y los planes delegacionales en materia urbana, sin sumar las condiciones de quienes habitan en los departamentos, los sellos fueron rotos y la actividad no cesó en el inmueble.

Quizá usted considere que los vecinos de aquella propiedad son parte de las buenas conciencias de la sociedad conservadora, pero han pedido la intervención de la PGR y de la Procuraduría del Distrito Federal para evitar que en estos departamentos se hospeden mujeres extranjeras, evidentemente trabajadoras del Solid Gold y Buchers, propiedad de los nuevos dueños de la que fuera casa del ingeniero Díaz Serrano.

Más allá de lo anecdótico del inmueble, el asunto tiene sus delicadas aristas de impunidad y corrupción de autoridades, a quienes les importa un pito el ordenamiento legal. Conste.



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