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viernes, 15 de noviembre de 2013

Entresemana Puntadas legislativas Moisés Sánchez Limón

¿Cuántas iniciativas de diputados federales y senadores cree usted que se van a la congeladora legislativa, o de plano al archivo muerto, es decir, el cesto de la basura? ¡Cientos! Y por razones que van desde su improcedencia, ausencia de fundamentos o de plano porque son vaciladas y propuestas de suyo populistas, demagógicas, rolleras... ¡puras puntadas!

Y por esa tarea los legisladores cobran cientos de miles de pesos que desgranan hacia su equipo de asesores, quienes en realidad son los que elaboran las iniciativas de ley de acuerdo con los deseos del senador o diputado que se trate.

Porque pocos, muy pocos que se contarían con los dedos, son los legisladores que por lo menos redactan la propuesta y esbozan fundamentos. Ocasiones ha habido en que, en tribuna, los responsables de presentar la exposición de motivos de la iniciativa, evidencian total desconocimiento del tema.

Quizá por ello es dable impulsar la carrera legislativa para que sean auténticos legisladores de carrera quienes elaboren las leyes en el Congreso de la Unión y en los Congresos estatales. Sólo de esa forma dejaríamos los ciudadanos de sufrir y enfrentar las consecuencias de lo que, a la postre, resultan verdaderas puntadas que se hacen ley.

Mire usted, incluso en su momento, la entonces presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta, en esos tiempos integrante del perredismo de pedigrí, hoy una diputada más por el Partido Verde Ecologista de México, calificó de “corcholatazos” las iniciativas de relleno que se votaban en el pleno camaral, para aprovechar los tiempos muertos que dejaba la discusión de dictámenes relativos a reformas de importancia.

Esos “corcholatazos”, empero, tienen su razón de ser en esto de justificar el dizque trabajo de una buena cantidad de legisladores que no quieren pasar a la historia, su peculiar historia política, como simples levantadedos. Y son éstos los que ponen a trabajar a sus equipos de asesores en verdaderos despropósitos de iniciativas cuyo fin será la congeladora, en el mejor de los casos, o el archivo muerto.

Dude usted del diputado o senador que presuma como el más productivo de la legislatura en curso. Presumen en busca del próximo cargo político. Por lo general quieren ser gobernadores y se pavonean con la frase de que trabajan en beneficio de sus paisanos. ¡Uf!
Hay un procedimiento, a partir de las más recientes reformas a la Ley Orgánica de la Cámara de Diputados, que obliga a dictaminar en tiempo las iniciativas, mas esta no es garantía de que se aprobarán.

Pero, un ejercicio simple, llevará en todo caso a la terca realidad de la improductividad personal de cada uno de los 500 diputados federales y de los 128 senadores. Quizá diez por ciento de ellos habrá de brillar en el trabajo legislativo, o simplemente por la inercia de la fama pública no pasan desapercibidos.

El tema viene a colación, a partir de esta propuesta de senadores del Partido Acción Nacional de una reforma constitucional que posibilite “el derecho de los ciudadanos de la “Revocación de Mandato”, vinculada al cumplimiento de las propuestas de campaña de un candidato con su futuro desempeño en cualquier cargo público”.

El senador campechano Jorge Luis Lavalle Maury presentó la iniciativa con proyecto de decreto que reforma los artículos 35 y 41; sus compañeros de bancada, el coahuilense Luis Fernando Salazar Fernández y el bajacaliforniano Ernesto Ruffo Appel hicieron lo propio.

De acuerdo con Lavalle Maury, incluir en la  reforma político-electoral la revocación del mandato, “será fundamental para seguir en la construcción de una mejor democracia para todos (…) De esta forma los ciudadanos a través de esta herramienta jurídica podrán disponer si su representante o gobernante se mantiene en el desempeño del cargo que le han conferido por medio de su voto”.

Incluso plantea que “si un representante popular va en contra de las propuestas que presentó en campaña, o incluso si basa su programa de gobierno, agenda legislativa o impulsa un programa o vota favorablemente alguna disposición que no sea congruente con sus propuestas de campañas, representa un agravio y un engaño al electorado”.
Es interesante la propuesta, pero sin duda es una puntada legislativa porque, de aplicarse, habrá que disponer un transitorio que dicte: “el último en salir del Palacio Legislativo y/o del recinto parlamentario del que se trate, por favor apague la luz”. Adivine usted cuál será el destino de esta puntada de los tres notables senadores panistas. ¡Exacto! Digo.



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