Ante
los empobrecidos, desesperados y coléricos pobladores de Rancho Grande,
Desiderio Ventura y Emeterio Rentería, los "mandamás" de la
comarca, juraron y perjuraron que investigarían y dirían quién había
“matado la vaca”, pero… ahí está que cuando quedaron enterados que quienes
“agarraron la pata del animal” eran sus merititos cuates, sus “compinches”
adorados, “se quedaron de a pieza”, ¡petrificados!, por la
magnitud de los abusos y prefirieron “arrecular”, olvidar lo que habían
prometido. Y, como bien dice el vulgo: “se metieron un olote en la boca”.
Ahora
permanecen callados por eso de que “en
boca cerrada no entra mosca”; de la noche a la mañana se volvieron
mudos, y, por lo que se ve en su manera de conducirse, hasta ciegos
están. En este tenor si alguien les pregunta que quienes son los que de
por sí se sabe que fueron los mañosos y arbitrarios…, nomás se ven uno a otro y
les da por decir a coro: “yo no
fui, fue Te Te, péguenle, péguenle que ella fue… Yo no fui fue…” Y
de allí no los sacan,… se comportan como si estuvieran enfangados... en los
“humedales” azotados por las lluvias torrenciales de septiembre de 2013.
Eso
dicen que dijeron que andan diciendo que ya se les olvidó lo que prometieron,…
Pero vaya usted a saber si sea cierto o puro mitote… Vaya usted a saber si a
fin de cuenta Desiderio y Emeterio, dirán “quién mató la vaca”, y también
“quién le agarró la pata”,… Vaya a saber usted si un día de estos sucede lo
anhelado…, si se da lo que los habitantes de Rancho Grande esperan que digan…
Y
he aquí que, sin olvidar que, “tanto
peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata”, la gente
rumorea: “uuufff, tan malo el
blanco, como el colorado”,… Y, con enfática expresión, grita: “pobre del pobre, si al cielo no va, lo…
aquí, lo… allá…
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