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lunes, 14 de abril de 2014

Entre la verdad y la ficción. ¿ÓSCAR CHÁVEZ, FUTURO PRESIDENTE DEL PRD-GUERRERO? Por Jorge Luis Falcón Arévalo

“No es facilidad, sino fatalidad”  -Frase de la película Los Caifanes-

No es el compositor ni el cantante de protesta que conocimos cuando filmó la película  "Los Caifanes". Son homónimos. Este -al que me refiero-  es un hombre de la política, es un bien nacido en la ciudad de Ometepec, allá en la Costa Chica de Guerrero. Y, así es precisamente paisano del gobernador del Estado. ¿Coincidencias en la política o causalidades de la biología?
Éste, es quien se ha manejado en los pasillos del CEN del Sol Azteca que viene a dirigir los destinos del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en Guerrero. Hay avances. Se dice que viene con equipo humano nuevo. Y rescatar lo que sirva en el negro y amarillo.
Mientras en el filme, el grupo de amigos (dos burgueses, el capitán Gato y sus Caifanes) recorren calles, cabarets, parques, funerarias, fondas y plazas públicas, se muestran algunos usos y costumbres de la época alternados con una amplia gama de expresiones artísticas de aquel tiempo.
Oscar Chávez, el político, recorre municipios, casas, dependencias, oficinas, hogares y sitios donde pueda oír y ser escuchado de lo que se habrá de hacer en el que viene, el “Armagedón de la política 2015”. Y, para ello, hay que estar debidamente preparados -dice-; pues mientras unos mantienen un pie en el estribo; otros, ya están desde Morena lanzando denuestos en contra  del partido que les dio todo lo que la “izquierda” requiere: casas residenciales, autos lujosos, paseos y compras de joyas y ropajes de marca, visitar y conocer ciudades europeas, paz y  tranquilidad espiritual que se las envidiaría el propio Dalai Lama.
Los anquilosados perredistas, los mismos de siempre; los que se han validado unos con otros y buscan padrinos y madrinas en el D.F., como pretendiendo encontrar al líder impoluto e intachable, allá en la capirucha; cuando aquellos son verdaderos dirigentes del comercio ambulante; y, no me refiero al señor de las ligas o a su flamante esposa, hoy senadora. No, me refiero a quienes tras la izquierda provocan la ocupación sanguinaria de lotes y terrenos. Es decir la invasión de propiedad privada, como cualquier delincuente.
Eso, eso es lo que detesta precisamente Oscar Chávez, pretende, al menos, dejar a un lado  del PRD, a esos facinerosos de la grilla; a esos forajidos que perviven detrás de las siglas de un organismo político creado por un burgués; pero padroteado por verdaderos maestros de la farsa y la vileza. Tramposos del columpio y maestros del sube y baja.
La palabra caifán es un mexicanismo, no muy usado en la época actual y casi restringida a la Ciudad de México. Por lo que su definición se vuelve huidiza. Según Carlos Monsiváis, quien también aparece en esta película, esta palabra proviene de los mexicanos avecindados en California, conocidos como pachucos y que mezclan las palabras en español e inglés "cae fine", que cae bien, "caifan". (Wikipedia).

Aunque claro está en el caló Caifán es el que las puede todas...No deja de ser una explicación más correcta allá por los años 80’s de ser un padrote. Y contra estos habrá de enfrentarse Oscar Chávez, el político y no con composiciones musicales, sino con arreglos y  pactos donde el PRD debe ser un partido de izquierda, tal y como lo planteó el burgués Cárdenas Solórzano.

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