No la cantidad de
ineficientes y escasos creativos representantes populares o empleados
gubernamentales que estamos observando.
Viendo desenvolverse sin producir, menos proyectar provechos o progresos
sustanciales en los habitantes. Bolsillos vacíos.
Ni trabajan, ni producen;
menos hacen política. ¿Qué vemos? Bocones, mentirosos, maricas y gente
criminal. Con monotonía incesante, vemos cómo entorpecen y obstaculizan nuestra
actividad diaria.
México severamente saqueado.
México con riqueza en el campo; pero sin el apoyo real que merece no tan solo
el campesino; sino la propia naturaleza. La tierra merece ser tratada para
producir: No sembrarle ni abonarle
veneno. La naturaleza en sí, produce; pero hagámoslo con sapiencia, con
normas y métodos ¿De qué sirve la profesionalización en las Universidades?
Frutas y verduras que debe
ser procesadas en fábricas o empacadoras en nuestros litorales, cuerno de
abundancia de estos manjares, no tiene ni el 20 % de captación; menos de
producción, sino que es mal vendida, y por ende, mal cosechada
Mismos litorales, con pesca
rica en todas las especies; como también, moluscos.
No tenemos ni contamos con
una flota moderna para pesca de alta mar; menos alguna empacadora que además de
proyectar empleo, lograría repuntar
económicamente algún estado federativo de los diversos del país, en esas costas
del Pacifico o del Golfo de México.
¿Ha funcionado la Educación
Pública? ¿Ha mejorado la economía familiar? ¿Tenemos el valor moral de detener,
responder y aclarar las fallas y errores
de los representantes populares, que han afectado sociológica y económicamente
a cada familia?
Sopeso y reflexiono que la
inmensa cantidad de hombres y mujeres que “ejercen la política” como profesión
real, benéfica para el grueso de la sociedad; otros como mecanismos de vida
fácil y sustracción de bienes ajenos; y, los demás como patente de corso para
sus fines aviesos.
Voy sospechando que podía
deberse a falta de cultura o a marginalidad social, de quienes gobiernan. Se
hace necesario replantear el rumbo de las políticas públicas y la academia de
la propia política como un arte de saber vivir cómoda y gratamente.
Es necesario cambiar a
personajes añejos, rancios y veteranos dejándolos
en el dintel del respeto; y, no en la (in) grata justificación de “abrevemos de
sus experiencia”. Hay nuevas mentalidades de mujeres y hombres de sapiencia en las artes
y ciencia de la política. Solo es cuestión de actuar. Dejemos el camino a las
mujeres; los hombres han hecho del país, el estado y el municipio, una gran
ruina entre la ficción, la farsa, la pose y las mariconadas, sin algo concreto
dejando en la orfandad a niños, un futuro roto y desquebrajado.
*GradoCero_Gro
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