Con el registro de Morena en la bolsa, como partido político de su propiedad con una estructura construida con retazos de la izquierda mexicana, y unos millones de pesos más para su causa personalísima, Andrés Manuel López Obrador tiene garantizado un espacio en la historia contemporánea mexicana como un luchador social que devino en caudillo de opereta.
Además, como buen administrador de su negocio personal en la industria de la protesta y la explotación de la necesidad humana y de los contestatarios de siempre, pastor de una importante tribu encabezada por su gerente Martí Batres Guadarrama y el operador técnico René Bejarano, con la cabeza legislativa de Dolores Padierna, López Obrador busca desarticular al Partido de la Revolución Democrática y desmantelarlo.
¿Luchador social? Dígame usted, en qué momento el tabasqueño rasguñó siquiera los zapatos de auténticos luchadores sociales que, sin falsas poses ni tantos recursos económicos y sí con todo el aparato del Estado encima, es decir, en su contra, están inscritos en las páginas de la historia política nacional como personajes de izquierda, del comunismo de verdad, de convicciones.
Pero igual, es lección histórica, estos auténticos comunistas que se confundieron luego en la izquierda de pedigrí de personajes como Pablo Gómez, Jesús Ortega, Jesús Zambrano, Guadalupe Acosta Naranjo y todos los etcéteras que brincan de la curul al escaño y a la silla en la Asamblea Legislativa o en los congresos locales, pecaron en el fundamentalismo doctrinario y concluyeron en solitarios espejismos del poder.
Así, la certidumbre de saberse al fin dueño, sin sombras ni malquerientes en su círculo privado, de un partido político, lleva al Peje al desplante mayor de demandar la renuncia del presidente Enrique Peña Nieto y de sus principales colaboradores, dizque por bien del país. Y los llama miembros del Cártel de Los Pinos.
Sin duda, sus seguidores –que ya no son los que presumió hace ocho años ni de los que blofeó hace dos—aplauden los desplantes, se asumen parte de este caudillo cuya praxis política carece del argumento, de la tolerancia e inclusión para treparse en la revancha y el valemadrismo selectivo, del desdén por quienes fueron parte de ese entramado que lo catapultó hasta el dintel del acceso al triunfo electoral, pero una mínima diferencia, primero, y luego otra extremadamente abismal, lo dejó en su sitio.
¿Quiere Andrés Manuel ganarle al PRI por el que tanto odio demuestra? Al menos eso es lo que evidencia en el trato y la descalificación. ¿Pretende desacreditar al PAN? No, por lo menos no por el momento. Acción Nacional le funciona como eventual alianza a modo y con el acuerdo soterrado. El que debe preocuparse de cómo cohesiona al PRD y acorta diferencias entre las tribus, es Jesús Zambrano.
Porque el objetivo primario de Andrés Manuel, es desbancar al PRD. Esa es la advertencia de quien aspira a ser gobernador de Puebla, el senador Luis Miguel Barbosa Huerta, a quien Jesús Zambrano sorprendió en negociaciones con los dueños de los llamados poderes fácticos, en especial con Carlos Slim, justo cuando estaba calientito el affaire de Purificación Carpinteyro.
Jura Zambrano que no ordenó a senadores y diputados federales del PRD que votaran, en bloque, contra los dictámenes en los plenos camarales, de las leyes secundarias en materia de telecomunicaciones. Pero Barbosa lo desmiente. Y la factura se la pasa de inmediato, entendida ésta en cuestionar el liderazgo de Zambrano.
Así se entiende la declaración de Barbosa cuando le pidieron su opinión respecto del registro que el Consejo General del Instituto Nacional Electoral otorgó a Morena.
¿Cree que se comience a dar una fragmentación en las izquierdas y haya una migración de militantes del PRD hacia el nuevo partido de López Obrador?, le preguntaron.
“Bueno –respondió--, ya hubo una fragmentación en la izquierda cuando arrancó su proceso de constitución. No hemos visto que nos haya mermado, pero sí, el 2015 será la primera ocasión en que la izquierda participa dividida. Porque la verdadera división es la salida de López Obrador.
“López Obrador va a hacer campaña contra el PRD en el 2015, ¿si?; él no va a competir contra el PRI o con el PAN, va a competir contra el PRD, quiere desplazarlo como la tercera fuerza política.
“Y eso es en lo que va a encauzar toda su estrategia Morena. Entonces, claro que es algo que debe de verse con cuidado.
“Nosotros hemos sido cuidadosos en las declaraciones que hemos dado sobre la formación del partido, de su propio dirigente, Andrés Manuel López Obrador, pero hay que hablar también con claridad.
“Yo observo que su estrategia será hacer campaña contra el PRD para poder generar la posibilidad de un desplazamiento para ser ellos tercera fuerza. No lo veo posible. Mediciones tenemos en todo el país, donde el impacto de Morena no ha sido el que algunos pensaban, el que ellos propios esperaban. Y creo que el PRD tendrá que seguir siendo el partido más importante”. Una buena llamada de atención a Zambrano Grijalva. ¿Para cuándo la respuesta? Digo.
VIERNES. Por los rumbos del PRI se comienzan a tejer mensajes que apisonan candidaturas a gobiernos estatales como, digamos, el de Nuevo León. Este sábado 12 de julio, por su destacada trayectoria legislativa y política, la senadora y lideresa nacional de la CNOP, es decir, el sector popular priista, Cristina Díaz será reconocida por los abogados del país. El Instituto Nacional para la Celebración del Día del Abogado le otorgará la Presea “Honoris Causa”, en reconocimiento a su intenso trabajo legislativo y su contribución desde el servicio público a la modernización y transformación de México. Díaz Salazar es presidenta de la Comisión de Gobernación de la Cámara alta y hace menos de un mes le fue otorgada la Medalla “Mujeres de Excelencia”; la legisladora es reconocida entre sus propios compañeros de la LXII Legislatura en el Senado por ser una de las parlamentarias más productivas en materia de presentación y elaboración de iniciativas, sin descuidar a sus electores de su entidad nuevoleonesa. ¿Será? Conste.
@msanchezlimon
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