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domingo, 24 de agosto de 2014

Entre la verdad y la ficción. ARMANDO RÍOS PITER, ESTÁ MÁS SALADO QUE LA BRAGUETA DE UN PESCADOR. Por Jorge Luis Falcón Arévalo.

“Un traidor es un hombre que dejó su partido para inscribirse en otro. Un convertido es un traidor que abandonó su partido para inscribirse en el nuestro”  -Georges Clemenceau-

El senador, ex diputado o ex funcionario u lo que sea, no ha sido un hombre de respeto, ni de entender la moral como aptitud, menos de lealtad, como paradigma de saber ser un buen ser humano. Las quejas de sus desventuras como simpatizante de todos los partidos políticos, no ha dejado un "buen sabor de boca", sino más amargo que la hiel. Es un desventurado de la política.
Desde integrantes del PAN, como del PRI; y, del PRD, han lanzado denuestos e injurias en contra del tecpaneco; quien además es muy conocido por sus perjurios, sus mezquinas ambiciones. Traicionero por genética y alevoso por sus débiles convicciones, ha trascendido, como un hombre de “mala paga” en sus probidades.
Hace unos días, destacó que “Zeferino no es mi padrino”; cuando es de sobra conocida su afable amistad con el jalisciense. Y, no tan solo ello, sino ligas en mucho de los negocios de ambos. Muestra una vez más su bajo perfil de saber ser amigo; y, a la vez delata, traiciona tal cual Judas a quien le ha brindado seguridad, y trabajo. ¿Qué si sabe morder la mano? Eso no se pregunta, solo se observa en su actitud.
El escritor español, Don Vicente Espinel, lo dejó perfectamente claro: “La traición la emplean únicamente aquellos que no han llegado a comprender el gran tesoro que se posee siendo dueño de una conciencia honrada y pura”.
Hoy Marcelo Ebrard, quien también lo protegió de su enorme caudal de enemigos, tuvo a bien a declarar que "Hacer candidato a Ríos Piter, es como entregarle el gobierno al PRI”. Una prueba más de otro, que ha sentido la ingratitud, de un hombre que, solo en el PRD, tiene cabida, donde le aguardan otros de sus mismas condiciones sentimentales: alevosos, traidores, belicosos, deshonestos y felones. Que haya, una diferencia, con otros, es mínima.
Pero si es una realidad, Armando Ríos Piter, debe buscar ayuda en el Clero, para calmar su alma de tanta necesidad de hacer el mal. Y, posteriormente, la ayuda del psiquiatra, pues sus males son desde más allá de su cerebro y solo con medicamentos podrá volver a la realidad, de los valores y las buenas costumbres.

Pues solo gente de su misma calaña, de su misma condición es quien lo sigue y lo consulta. Veremos…

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