La cabecera municipal del municipio de Atoyac, cuyo apellido, también, lleva el del prócer de la Independencia Juan Álvarez Hurtado, ha sido la mina de magníficos ladrones, estupendos mentirosos y valerosos hombres y mujeres de la manipulación. Enclaustrados en un cinismo barbárico, que forma parte de su comportamiento emocional y genético.
No me cabe la menor duda. Lo doloroso de ello, es que muestran el verdadero rostro y durante el proceso administrativo de su gobierno saquearon las arcas, negando todo, cuando algunos fueron sorprendidos con las manos en la masa (la venta de chatarra). Otros, medio salieron de la pobreza. Lo más, inisiten en regresar a sangrar el presupuesto.
Hoy, como las serpientes cambian de piel, para convertirse en otros monstruos y en otros partidos políticos.
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