Teresa Gil/LIBROS DE AYER Y HOY. Cuando se habla de estados fallidos, los gobiernos afectados no deberían enojarse con los que los señalan. Antes bien, una crítica de esa naturaleza debe servir para reflexionar.
TERESA GIL |
Si el Fund for Peace, la empresa que se ha arrogado el derecho de seleccionar a los estados fallidos en Estados Unidos, menciona doce fallas fundamentales para entrar en la lista, algo debe andar mal para ser catalogado.
El mencionado organismo ha puesto entre “los peores estados fallidos”, a algunos de los más pobres -Haití y República Dominicana en América, aunque hace poco incluyó a Colombia que no es precisamente un país devastado aunque sí con muchos problemas-, lo que de alguna manera evidencia el abandono mundial hacia ciertos países.
Ya se había puesto la alerta roja en México cuando un funcionario gringo nos tildó de fallidos, pero las dos declaraciones que indignaron al actual gobierno fueron las de José Mujica el presidente de Uruguay y las de Evo Morales, presidente de Bolivia. Evo también incluyó a Colombia y a los dos países les atribuye las fallas a su entrega incondicional a Estados Unidos.
Mujica, a punto de dejar el poder, un hombre justo y honrado que no quiere dejar problemas el nuevo gobierno, varió su declaración llevado además por las presiones, pero indudablemente igual que Evo, está perfectamente documentado.
La Fund for Peace realiza el sondeo y la investigación desde 2005 en 178 países y en ese lapso, muy pocos han variado de sitio, México entre ellos que de estar en el número 98 bajó al 97 como “estado de emergencia”, en peligro. Como fundamento, el organismo señala que los estados catalogados, son los “que han fallado en la garantía de servicios básicos”.
Entre los puntos que destaca, está “la erosión de la autoridad legítima en la toma de decisiones”. Se destacan señala, “por un fracaso total, social, político económico, caracterizado por un gobierno tan débil e ineficaz que tiene poco control sobre vastas regiones del territorio...”; presentan altos niveles de corrupción y criminalidad, así como una marcada degradación económica. Los datos los pública anualmente la revista Falleed States Index.
En 2013 de los 178 países, 35 se consideraban en alerta, 91 en peligro, 38 como estables, 14 sustentables y 20 “los peores”.
Un año después de la primera lista, en 2006, Noam Chomsky publica su obra Estados fallidos con el subtítulo El abuso del poder y el ataque a la democracia (PC Biblioteca Pensamiento Crítico, editorial Sol90, 2006, España), en el que sorpresivamente incluye al todopoderoso Estados Unidos entre los países que han fallado, porque es un estado que “transgrede el derecho nacional e internacional”.
El famoso lingüista estadounidense causó un gran revuelo con su obra al señalar la minimización de los estados actuales, ante el poderío y crecimiento de las grandes transnacionales en el mundo.
O sea, como sucede con el presidencialismo en México desde varios años, los estados no son los de antes; hay otros poderes acechando y lo vivimos a diario sobre todo en el poderío de ciertos medios. Con el punto de vista de Chomsky sobre Estados Unidos, el gobierno mexicano no debería sentirse mal, aliado como dice Evo al vecino país. Muy buenos cuates, los dos con estados fallidos.
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