Hoy
nos vemos obligados a preguntarnos por qué el regreso de Zeferino Torreblanca
Galindo, al ejercicio político, como candidato
a la presidencia municipal de Acapulco, por el Partido Acción Nacional,
(PAN), y en esta tórrida primavera, en medio de agitaciones sociales que han
modificado por completo el entorno político y social.
Ninguno
de los candidatos a la alcaldía de
Acapulco, ya hoy a generado
reacciones tan diversas y encontradas
como de los que el sujeto el ex gobernador de Guerrero y ex presidente
municipal de Acapulco, municipio por el que está determinado a volver a ser
alcalde.
Convertido
en “Ave de Tempestades”, capaz de hacer que sus adversarios se asusten con el “petate de muerto, cuando están abrazando
el cadáver”, Zeferino, ha capaz en medio
de este maremágnum político y social, acercar una diferente percepción del
emergente futuro acapulqueño.
La
conclusión es de que, a diferencia del resto de los contendientes, sin menoscabo de ningún de ellos, Zeferino es
empujado por la ineluctable fuerza de los acontecimientos, de administraciones
que han estado a punto de hacer colapsar el H. Ayuntamiento de Acapulco,
paralizados por principios inadecuados y
estructuras arcaicas que lo tienen sumido en una crisis permanente.
Frente
adversarios antagonistas y egotistas, entregados a tan diversos intereses
regionales y locales, que ya lo han marcado, ya lo han considerado como “sedicioso”, pero esta oleada de su
lucha política, va a penetrar mucho más allá que la actual contingencia del
“Mar de fondo” que nos vuelve a repetir que la naturaleza se cobra y vuelve a ganar lo que es suyo… aunque
sea por un momento, repitiendo con su
oleaje, como la “ola” zeferinista que acabara enfrentando a una creciente y, finalmente, irresistible demanda de
reconstrucción , fundamentalmente alteradas, no porque sean intrínsecamente
malas, ni aun porque sean crecientemente inviables, inadecuadas ya para las
necesidades de un municipio de Acapulco, radicalmente cambiado.
Zeferino, sabe que no es una tarea fácil,
implica enfrentare a una rígida resistencia político y social, en un proceso
que depende de infinidad de factores, por tanto… de los flexibles o
intransigentes que se muestren las
élites dominantes, de si el cambio se ve acelerado, de si se producen o no
amenazas externa. Evidentemente los riesgos son grandes.
Pero
los riesgos de no someter a revisión
nuestras instituciones políticas son mayores aún, y cuanto antes empecemos, más
seguros estaremos todos. Email:gernestorivera@gmail.com
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