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domingo, 28 de junio de 2015

Entresemana Dueños del PAN Moisés Sánchez Limón

MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN

Ricardo Anaya Cortés ha insistido en deslindarse de quién o quiénes impulsan a su candidatura a la presidencia nacional del PAN.
“No tengo dueños”, ha dicho el joven queretano y, también, ha resuelto que no está en su agenda aspirar a la Presidencia de la República en 2018. ¿Por qué hablar de dueños cuando se le pregunta si es o no el gallo de Gustavo Enrique Madero Muñoz para sucederle? Esa es una perogrullada porque es indiscutible el vínculo Madero-Anaya.
Pero, más allá de lo fuerte y ofensiva que resulta la referencia de que no tiene dueños, porque implicaría servidumbre, pertenencia, una marioneta al servicio de los intereses que pretenden retornar a la Presidencia de la República, estamos frente a la práctica del arte de engañar con la verdad.
Por eso, amén de insistir que no tiene dueños, Anaya evita deslindarse de Gustavo Madero, se abstiene de la referencia directa, zigzaguea en esto de negar con todas sus letras que sea el gallo del virtual diputado federal electo en funciones de presidente nacional del PAN.
Sin embargo, lo descalifica cuando dice que no ha decidido –prematuramente y en primera persona como dirigente nacional del PAN—que Madero vaya a ser el coordinador de los diputados federales en la LXIII Legislatura en el Congreso de la Unión, más en esto de que Acción Nacional no puede seguir como está y que, por ende, requiere de un cambio profundo.
Visto así, el juego del joven Anaya es elemental. Despojarse de cualquier sociedad con los prohombres del panismo para estar en condiciones de emprender una singular refundación del partido, cuando esto sería gatopardismo al servicio del interés de un grupo mixto, es decir, de calderonistas, maderistas y los personales de quien, sin duda, será a partir de agosto próximo el sucesor de Gustavo Enrique Madero.
Porque nadie duda de que Juan José Rodríuez Prats y Javier Corral Jurado junto con Francisco Ramírez Acuña no ganan una elección de simpatías en su colonia y, por tanto, hacen el papel de patiños –con todo respeto a los grandes patiños como Viruta y El Chicote—en este juego de la sucesión presidencial en el Partido Acción Nacional.
La apuesta es aplicar una sui generis limpieza en el PAN y que el presidente del equipo que habrá de operar la nominación del candidato albiazul a la Presidencia de la República esté libre de sospecha de pertenencia a un grupo.
Aunque la apuesta es a la desmemoria porque fue pública, merced al protagonismo de Maximiliano Cortázar –sedicente experto en medios de comunicaciones y actualmente en funciones de alter ego de Rafael Moreno Valle Rosas—la difusión de la foto e información del encuentro privado, convocado por el gobernador poblano dizque para festejar a los candidatos panistas triunfadores y, en ese cónclave, un invitado especialísimo fue Ricardo Anaya Cortés.
Grupo interesante éste en el que participa el senador Javier Lozano Alarcón, aliado incondicional de Moreno Valle, quien tendrá incrustado en el próximo grupo parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados, a Eukid Castañón Herrera, su operador de todas las confianzas. ¿Será que Eukid coordinará a la diputación federal panista?
Concediéndole el beneficio de la duda, es posible que Ricardo Anaya no tenga dueños porque es un político que ha demostrado, con largueza, sus virtudes políticas. Pero no puede negar pertenencia a un grupo del que sólo es una pieza, importante por supuesto, pero al final una pieza de este engranaje que se ha trazado la meta de recuperar el máximo cargo de elección popular de México: la Presidencia de la República.
Y Rafael Moreno Valle Rosas, quien debe entregar el cargo de gobernador de Puebla en febrero de 2017, es la pieza de este grupo del que forma parte Anaya. Porque, salvo que opere un milagro, Margarita Zavala Gómez del Campo podría posicionarse de aquí a septiembre-octubre de 2017 cuando arranque el año electora que, en julio de 2018, concluirá con la elección del sucesor de Enrique Peña Nieto.
“Quiero ser un Presidente con una fuerte independencia para tomar las decisiones que el Partido y el país necesita”, dijo el sábado último e insistió: “No tengo dueños y mi único compromiso será con los militantes”.
Refundar al PAN no es una tarea sencilla, mas con el respaldo de un grupo integrado por quienes habrán superado diferencias, merced a una operación cicatriz convocada por Moreno Valle Rosas, no será imposible y estará desbrozada de quienes, como Javier Corral o el demócrata Rodríguez Prats, sueñan con hacerse del control del partido y llevarlo de retorno a lo que ellos llaman sus orígenes doctrinarios.
Aunque olvidan que, como en todas partes, nadie es indispensable. Hace poco más de dos décadas el grupo doctrinario de vasconcelistas renunció al PAN y lo único que pasó es que, en menos de los que se imaginaron, ganaron la Presidencia de la República. ¿Negociaron los dueños del PAN, en esos días, con Ernesto Zedillo el cambio de estafeta? Todo indica que sí, incluso sin que Vicente Fox supiera que iba a ser Presidente. ¿Anaya no tiene dueño? Digo.
LUNES. Y qué decir de este grupo encabezado por el ex gobernador interino de Nuevo León y ex senador y ex miembro del gabinete de Vicente Fox, el abogado y empresario Fernando Elizondo Barragán que perdió la elección de gobernador en 2009 frente a Rodrigo Medina y el año pasado renunció al PAN por diferencias con la administración de Gustavo Madero, para ser nominado nuevamente a la candidatura del gobierno nuevoleonés, por el partido Movimiento Ciudadano, pero finalmente declinó para sumarse a la candidatura independiente de Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón “El Bronco”, quien ganó la elección del pasado 7 de junio. ¿Otros dueños? Conste.

@msanchezlimon

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