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domingo, 21 de junio de 2015

ENTRESEMANA Educación y política Moisés Sánchez Limón

MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN

Hacia el mediodía del miércoles de la semana pasada, por la avenida Juárez del centro de la ciudad de México, desfilaron jóvenes que, con pancartas y arengas, apoyaban a las movilizaciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Esto no sorprende ni es nuevo, pero sí lo que exigían: ¡educación pública gratuita en México!
¿Dónde estudiaron estos manifestantes? ¿Eran extranjeros que desconocen que el artículo Tercero Constitucional determina el carácter gratuito y laico de la educación impartida por el Estado mexicano?
Los habitantes de la capital del país nos hemos acostumbrado a marchas, plantones y todos esos etcéteras que incluyen vandalismo desenfrenado por dizque anarquistas cobijados por eso que es impunidad pero se acota con el eufemismo de respeto a los derechos humanos --dejar hacer, dejar pasar--.
Y seguramente cambiará su opinión respecto de las causas que esgrime la CNTE, cuando usted se detenga a escuchar los motivos de los “anarquistas”, en realidad delincuentes como los sedicentes maestros que vandalizan todo a su paso, que creen que destrozar equipo de cómputo y quemar papeles, romper puertas y ventanas, pintarrajear muros y agredir a ciudadanos o trabajadores de la SEP y del INE, como ocurrió antes y durante el proceso electoral, porque creen que ello llevará al gobierno federal a dar marcha atrás a la Reforma Educativa.
Porque si usted escucha detenidamente las arengas, los gritos de estos apoyadores de la CNTE y de lo que dicen docentes oaxaqueños, en especial, michoacanos y guerrerenses, respecto de las causas que los llevan a protestar y amenazar con paros nacionales y el boicot a los exámenes de evaluación magisterial, se dará cuenta de que no saben ni por qué diablos protestan, marchan y se plantan.
Sólo saben que hay que marchar y seguir al pie de la letra lo que dicen los líderes de la CNTE, estos que por la noche se van a dormir en una cama limpia y se bañan con agua caliente en hoteles del Centro Histórico, que ganan miles y miles de pesos y cuentan con la complacencia, obligada una, cómplice otra, de las autoridades educativas y gubernamentales de esas entidades donde su obligación es impartir clases a cientos de miles de niños y adolescentes.
Además, estos sedicentes maestros han caído en la intolerancia. Se quejan porque, aducen, los han reprimido y demandan libertad de expresión, pero lejos de ser tolerantes y respetuosos de la libertad de expresión, han establecido una relación de medios de comunicación a los que califican de vendidos al servicio de poderes fácticos y del propio gobierno Federal. A las reporteras o reporteros que tienen ubicados por criticarlos o publicar simple y llanamente lo que ocurre en sus marchas y cómo se desempeñan en esa espacio de la protesta e intolerancia, los insultan y echan de sus espacios, prácticamente demandan su linchamiento.
Son parte de esos bastiones en los que han abrevado y sirven sus dirigentes. Son parte de esos intereses políticos que han establecido un pliego petitorio de once puntos al que sólo faltaría incluir la renuncia del Presidente de la República y que se deje en sus manos la administración de la educación pública en México.
Han perdido el piso, indudablemente. Carecen de apoyo popular; ni en sus comunidades tienen apoyo incondicional. No, en esos 570 municipios de Oaxaca, bastión principal de la CNTE, los 37 sectores en que se encuentra diseminado el movimiento disidente, no hay respaldo popular; los ciudadanos aceptan las condiciones de estos maestros bajo presión, con el amago violento.
Ofende, en consecuencia, que llamen “éxito” al boicot al examen de evaluación para la Promoción a cargos de Dirección, Supervisión y Asesoría Técnica Pedagogica que no se celebró por lo menos en localidades oaxaqueñas y michoacanas.
Si les viene en gana desacreditar a la advertencia de Emilio Chuayffet Chemor, secretario de Educación Pública, de que se aplicaría el examen lloviera o tronara, la gracejada los pinta en toda su extensión.
Lamentable postura de estos maestros que han llevado al atraso educativo a millones de niños y adolescentes. Lamentable que se mantengan en esos estancos de poder y de status mediocre como docentes; lamentable que hayan incurrido en los escenarios contra los que lucharon en sus inicios y hoy prohíjan cacicazgos de liderzuelos que sirven a intereses personales y de grupos de poder políticos e incluso del crimen organizado.
El examen de evaluación, da cuenta la Secretaría de Educación Pública, se aplicó a 82.7 por ciento de docentes de todo el país. ¿Qué pretende la CNTE? ¿Quiere un mártir? No se requiere reprimir, simplemente aplicar la ley y dejarse de repartir culpas. Los sindicatos, está visto salvo honrosas excepciones, son culpables del burocratismo que opera contra la modernidad.
¿Quién decide hasta cuándo se mantendrá el subsidio a la CNTE con el pago de las quincenas de sus integrantes que no trabajan y acampan en las plazas de la ciudad de México, de Oaxaca y Michoacán? Lo que Emilio Chuayffet dirá a los diputados y senadores de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, no variará un ápice de lo que ha advertido. Bien por Emilio, pero… Digo.
LUNES. Por cierto. ¿Y qué opinan los aspirantes presidenciales respecto de la CNTE? Ni Andrés Manuel o Miguel Ángel como Margarita y Rafael han urgido a una solución a este asunto de la Coordinadora. Conste.

@msanchezlimon 

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