Sustitutazo…
Es innegable que la
elección del pasado domingo, 7 de junio, la ganó Héctor Astudillo Flores, quien
como candidato a gobernador incluso arrastró al triunfo a candidatos a
diputados federales, diputados locales y presidentes municipales de su partido,
el PRI, que difícilmente, y por sí solos, hubieran ganado su elección.
Ejemplos hay muchos, que
le deberán la diputación federal o local, o la presidencia municipal, a Héctor
Astudillo. Ya habrá tiempo para decir quiénes son, los que se sacaron la rifa
del tigre, prácticamente ser hacer campaña.
Mientras tanto, creo yo,
más te vale que pongas tus barbas a remojar. Ojalá y te acuerdes que hay en tu
contra, ante la Fepade, una denuncia por delitos electorales. Ojalá y también
te veas en el espejo de Ángel Aguirre, a quien por cierto le dijimos, una y
otra vez, que se viera en el del ex gobernador Granier.
Pero mientras eso ocurre
—otra vez—, hay que decir que los guerrerenses, “háiga sido, como háiga sido”,
ya eligieron, y en tal sentido, habrá que respetar el voto mayoritario. Toca
pues, a los ganadores de esta contienda, incluido Héctor Astudillo, tender
puentes de entendimiento, de diálogo y concertación, a quienes perdieron la
elección.
Y es que, por más grande
que sea la diferencia, en el número de votos, entre ganadores y perdedores, es
innegable que quienes perdieron la elección representan un gran sector de la
población a quienes habrá que sumar al proyecto ganador. No hacerlo, pecando de
soberbia, sería un grave error para quien será el próximo gobernador.
Sí. La elección concluyó
el pasado domingo, y lo que toca ahora es sumar a todos en este gran proyecto
que es Guerrero, en donde esté por delante el bienestar y el progreso de todos,
pero en especial de los que menos tienen. Un proyecto en donde no haya
vencedores ni vencidos, y sí en cambio el compromiso de hacer de Guerrero un
estado de progreso.
Es cierto. En estos
momentos hay, por un lado, la euforia del triunfo, y por el otro, la tristeza
de la derrota; sin embargo, ojalá y entiendan, unos y otros, que el progreso
del estado no puede construirse en unos sobre otros. Ojalá y entiendan que si
bien ganó un proyecto de gobierno, es necesario incluir en éste aquellas
propuestas de aquel que no obtuvo el triunfo.
Sin duda que el 7 de junio
ganó el mejor proyecto, pero es innegable que el otro, o los otros, también son
importantes y buenos, y en consecuencia, habría que integrarlos a un gran
proyecto en donde si bien predominen las mayorías, también se tome en cuenta a
las minorías, y más si se toma en cuenta
que el margen, entre unos y otros, es pequeño.
Ojalá y entiendan que
Guerrero somos todos, y no sólo los que ganan una elección. Ojalá y se entienda
que para hacer de este estado, nuestra patria chica, un Guerrero de progreso,
se requiere un gobierno incluyente, en donde todos, más allá de colores, tengan
un espacio de participación.
Hay que decirlo. En
política hay adversarios, y no enemigos. En todo caso, si así ocurriera, hasta
los enemigos más irreconciliables se tienen consideración y respeto.
Concluyo: Héctor Astudillo
es un político maduro, responsable y comprometido con Guerrero, que sabe el
sabor de la derrota, como la de hace 10 años, y en tal sentido, creo yo, bien
haría en tender puentes de plata y entendimiento, diálogo y concertación con el
o los vencidos.
Sin duda que todo esto no
lo obtuvo de un Zeferino Torreblanca arrogante y soberbio, que incluso trató
con la punta del pie a sus propios compañeros de partido que lo llevaron al
triunfo. No tengo la menor duda que Héctor Astudillo Flores sabrá hacer lo
necesario para la reconciliación del estado, propio de los estadistas y de lo
que requiere Guerrero.
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julio651220@hotmail.com
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