“Monos con navaja”. Como
sabemos esta expresión se refiere a la peligrosidad de una herramienta en las
manos no adecuadas.
La Participación, la
Política y la Globalización, aunque están a nuestro alcance, hoy en día, no
están en nuestras manos, nos vemos afectados pasivamente por ellos, por quienes
lo detentan y a lo más nos podemos quejar de sus efectos.
Quienes controlan esos
procesos en nuestras sociedades limitan nuestra capacidad de actuar y definir
lo que queremos de diversas maneras sobre las que hablaremos más adelante.
La política, es de grupos,
de clanes, buenos, malos y perversos. Otros más -los más listos- con malicia.
La política no como la concibió, Platón, Sócrates, Marx, Sartori, Weber, Deleuze,
Spinoza, Durkheim, Chomsky, entre otros. No olvidemos que estamos muy acostumbrados a hacer una ciencia
con mucha investigación teórica y poca con aplicación práctica. Simulación,
falsedad; es decir, hipocresía. Y, esto es un trajinar de una “sociedad
política”, enferma de salud mental.
Nos “convocan” a la
construcción de una cultura y una sociedad colaborativa y participativa. En el
discurso; pero, en los hechos, te dan con la puerta en pleno rostro. Los
hombres de ideas, no tienen cabida. Allí solo los malhechores, la plebe, los
sicarios del atraco y de la simulación.
La gobernabilidad
democrática como condición para el desarrollo humano es aún un tema de debate.
Buena parte de la discusión se ha centrado en el papel del crecimiento
económico, la reforma de las instituciones y la profundización de libertades
civiles en relación al desarrollo, pero poco se ha hablado de otros requisitos
que favorecen la construcción de esta gobernabilidad, como el fomento de los
cambios políticos y sociales necesarios, y la participación activa de los
actores sociales en estas tareas.
La debilidad de la
sociedad civil, crucial para la defensa de las libertades políticas, es un
factor que juega en contra de la gobernabilidad. ¿Por qué? Porque esta es y ha sido masa
moldeable por esquemas anacrónicos de gobiernos que no se dejan morir. Máximo
hoy en día que se es cómplice con grupos armados.
Una sociedad atemorizada,
desarmada y sin un rumbo de gobierno en planes de construir o constituir empresas
de enorme capacidad para dar empleo. Lo que se observa, es el autoempleo de la
baratija o tendejones, muy al estilo Fox (el mediocre de la política). Es pues
el caos, para que crezca, germine y se reproduzca tanto la pobreza, como la
violencia por lucha de clases. Donde gobiernan, sin gobernar.
El dinero, que es poder,
está en malas manos. No las adecuadas.
La verdad, allí está. Más
pobres, es un significante de que no hay capacidad para el desarrollo de un
México con futuro promisorio. Se ha dicho hasta el cansancio que México es un
país joven, desde hace más de 30 años. México es un país, geriátrico. Es como
decir que dios, salvará al país. Decir eso, es de mediocres.
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