ISAIAS ALANIS TRUJILLO |
Durante todas las
épocas la tortura ha sido un ingrediente dramático ligado a los imperios.
Grecia, Roma, no se escaparon de su uso y abuso, Jesús es un ejemplo de tortura
cruel y de espectáculo para la gente. El más sutil y estético fue el circo
romano. Sin embargo, es en la edad media donde prolifera esta practica y nacen
una serie infernal de instrumentos de tortura cuyo objetivo era infringir
castigo en todos los sentidos y al final, la muerte.
El terror que
representa recorrer un museo de la tortura y de los instrumentos que se
utilizaron y utilizan, es satánico. La iglesia fue la principal generadora de
estas herramientas del mal. Existe en el Vaticano manuales de tortura y una relación
de las máquinas creadas para tal fin.
Pese a que fue abolida
por “los Convenios de Ginebra
de 1949 y sus Protocolos adicionales de 1977 contienen cierto número de
disposiciones por las que se prohíben rotundamente los tratos crueles o
inhumanos y los atentados a la dignidad de la persona.
Así pues, se prohíbe la tortura en el artículo
3 común de los Convenios de Ginebra, en el artículo 12 de los Convenios I y II,
en los artículos 17 y 87 del Convenio III, en el artículo 32 del Convenio IV,
en el artículo 75, número 2, letras a) y e) del Protocolo adicional I, y en el
artículo 4, número 2, letras a) y h) del Protocolo adicional II.
Pese a la legislación la tortura sigue siendo
una práctica común en zonas de guerra hacia la población civil. Los musulmanes
radicales se basan, según ellos en los mandamientos del Corán. La verdad es que
la tortura durante siglos, años, meses, días instantes, los hombres, mujeres,
niños y niñas torturados la han padecido y la padecen, es una práctica común en
el orbe y en especial en los países de economías emergentes.
En México, la Constitución de la republica, en
su capitulo uno de los derechos humanos y sus garantías, señala:
“Articulo 1. en
los estados unidos mexicanos todas las personas gozaran de los derechos humanos
reconocidos en esta constitución y en los tratados internacionales de los que
el estado mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección,
cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo
las condiciones que esta constitución establece.
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretaran de conformidad con esta constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección mas amplia”, y continúa: “Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. en consecuencia, el estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley”.
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretaran de conformidad con esta constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección mas amplia”, y continúa: “Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. en consecuencia, el estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley”.
Pese
a la leyes y tratados internacionales, y a los de la propia constitución, la
práctica de la tortura ha formado parte activa de la vida de México desde la
época prehispánica. Los miembros de los pueblos originarios eran quemados si
los encontraban adorando a sus ídolos, o cerros sagrados, y de paso le birlaban
sus bienes en caso de tenerlos.
En
el México moderno, la tortura ha estado asociada a la procuración de justicia.
Los principales torturadores germinaban en las policías de entonces; Policía
Federal, Policía Judicial y durante la guerra fría y las revueltas de México
por un cuerpo de elite formado desde el estado y con dinero de los que pagamos
impuestos las tristemente celebres Brigadas Blancas.
De
un estado torturador, se ha dado el salto a un estado exterminador. En la época
del porfiriato, el genocidio contra los Yaquis es solo un ejemplo. En el México
post revolucionario se siguen una serie de matanzas, el aniquilamiento de
líderes del movimiento ferrocarrilero, del jaramillismo, a los muertos de
Tlatelolco. El estado no sólo tortura, también mata. El 10 de junio es otra
mancha más en donde paramilitares al servicio del Departamento del DF, y
entrenados por el ejército, abrieron fuego contra la multitud.
DE
1968 al 26 de septiembre del 2012, han ocurrido no sólo torturadores, ahora
también, entidades clandestinas que violan todas las garantías y derechos
humanos y desaparecen a sus víctimas.
LA
CULTURA: EL RETO
Algo que habíamos
señalado retiradamente desde hace años, en diversos artículos de que la
Secultura requería un ordenamiento, legal, operativo, de proyectos, programas y
limpiar el cochinero financiero. A unos meses de haber iniciado esta
administración se va a concretar.
E sub secretario
Mauricio Leyva, hizo el anuncio de que en el Plan Estatal de Desarrollo, la
cultura en los ejes del PED viene de manera implícita, no
explícita y es tarea de la secultura que los programas sean transversales de
manera explícita.
Y como la Secretaría de Cultura, fue hecha al vapor
político sin un esquema de políticas publicas adecuadas y producto de un
diagnóstico, el sub secretario apuntó que se tiene que llenar ese vacío “y
elaborar un Programa de Fomento para el Desarrollo de las Artes que se
denominará Programa de Cultura del Desarrollo”.
En Guerrero se han diseñado otros que nunca se llevaron a
cabo, por esa razón se elaborará un programa de políticas culturales en el
estado con un plan rector. Todo mundo hacía actividades, eventos a lo loco, por
ocurrencias o por dinero fácil. El síndrome del promotor solitario, después de
años de haberse enquistado en Guerrero, llegue a su fin.
Aquí lo importante radica, yo creo, es que habrá un
orden. Porque meter orden en el desmadre, es lo primero que esta administración
debería de hacer, no sólo en la cultura, sino en muchas áreas del gobierno de
Guerrero.
Esperemos que a este proyecto se sume la comunidad
cultural, y que sean los creadores, promotores, artistas de todos los niveles,
junto con la secultura, los que contribuyan a diseñar con objetividad, espíritu
de modernidad sin menospreciar las tradiciones y allanar el camino para que
nunca más, amas de casa, gente sin perfil, ocupen una secretaria tan importante
para un estado, como Guerrero, y se ponga fin a los trinquetes y trinqueteros
culturales.
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