ERNESTO RIVERA RODRIGUEZ |
El llamado del gobernador
Héctor Astudillo Flores, a los medios de comunicación a hablar “bien de
Acapulco” y hacer un “convenio de silencio”, a fin de que no se destaquen las
“desafortunadas circunstancias en que vive Guerrero”, es sin lugar a dudas un
acto de desesperación ante la ola de violencia que sin lugar a dudas sigue en
aumento, y ante la falta de resultados positivos de una y otra y otra reunión del Grupo de Coordinación
Guerrero, que lo único que ha generado hasta el día de hoy, son “Resultados
Negativos”.
Será otra ocurrencia más
del gobernador del estado, como la de la “legalización de la amapola” o es un
llamado en serio a pretender coartar la “conciencia de los ciudadanos” en plena
era de las “redes sociales”, que han venido a obtener categoría de
imprescindibles en la comunicación de los antes seres nunca escuchados, de los
miles y miles de entes que ahora y nunca han leído periódicos, porque no llegan
a sus manos dado el raquítico tiraje de los mismos, y los que llegan a estar a
su alcance son aquellos en que vienen envueltas algunas frutas y verduras.
Qué medio responderá en
serio al llamado del gobernador, y se aceptará éste llamado que no es otra cosa
que una “Ley Mordaza”, que busca penetre como la niebla con el: “No veo”,
“No oigo”, “No escucho”, y en lugar de
ello poner en marcha cursos de capacitación de “Códigos de Ética, y Buenas
Costumbres” a sus reporteros y corresponsales.
Es mucho más fácil y
económico que les regalen a cada uno de ellos una “laminita con los Diez
Mandamientos, con el Decálogo de Moisés”. Eso
bastara si los aplicamos para ser mejores en todos los ámbitos de la
vida. O no? Esos Diez Mandamientos, son un verdadero Código de Conducta, de
Ética y Moral, que tienen más de cuatro mil años, y aún son más vigentes que el
supuesto Código de Ética leído por el ruizmasiuista Roberto Álvarez Heredia.
Lo que verdaderamente se
requiere NO son programas para resarcir
el llamado “tejido social”, lo que se exige no es resarcir el tejido social,
sino el “tejido político”. Este es el
que ha dejado de funcionar, de cumplir con sus obligaciones de proteger a la
sociedad, porque ellos, son los que han tergiversado a la función pública, la
“cosa pública”, la política, en una
palabra. Luego entonces por que pretender aplicar un “silenciador” a la
sociedad, a los medios? No sería ocioso
que le dieran una leída a los textos de McLuhan.
Email:gernestorivera@gmail.com
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