EL HECHO SE EXPLICA POR SÍ
SOLO. Los C-4 que se encuentran en el estado, entre ellos el de Acapulco,
estaban infiltrados por el crimen organizado, de tal forma que el Gobierno
federal, a través de la Secretaría de la Marina, se hizo cargo de ellos, lo que
indica que en estos momentos solo los marinos son confiables en el combate a la
delincuencia.
Pro además explica que ni
siquiera el Gobierno de la República tiene plena confianza en su Policía
Federal y en su más reciente creación policial, la Gendarmería Nacional,
quienes no solo han sido señalados de trabajar con la delincuencia, sino que
han sido encontrados inmiscuidos en diversos delitos, incluidos el de
secuestro, muy común entre el crimen organizado al que teóricamente están
obligados a combatir.
Ciertamente no es nuevo el
que los C-4 (Centro de Cómputo, Control y Confianza) estén infiltrados por la
delincuencia, como también el número de emergencia 066, que fueron creados por
las autoridades para vigilar las ciudades a través de cámaras de vigilancia, y
para brindar atención a la población ante una emergencia. Lo anterior, sin
contar que también la Policía Estatal, con todo y su certificación, está en las
mismas condiciones, y ni se diga de las policías municipales que en algunos
casos trabajan sin ningún recato para la delincuencia organizada, al igual que
la Policía de Tránsito, con la colaboración entusiasta de algunos alcaldes.
Obvio, la infiltración de
los cuerpos policiacos del estado por el crimen organizado no es nada nuevo.
Indudablemente viene de tiempo atrás, como consecuencia de gobiernos corruptos,
irresponsables y sinvergüenzas que en vez de fortalecer las instituciones de
seguridad pública las dejaron a la deriva, o en su caso iniciaron negocios con
ellas al gastarse los recursos destinados lo mismo para prevenir y combatir el
delito, que para capacitar y profesionalizar a los policías con el fin de
garantizar la seguridad pública y generar confianza en favor de la sociedad.
Tiene pues razón el secretario
de Gobernación federal. La situación actual de inseguridad y violencia es
resultado de que gobiernos anteriores no solo atendieron la raíz del problema:
la marginación y la pobreza existente, sino que tampoco fortalecieron los
cuerpos policiacos que hoy por hoy, además de ser insuficientes sus elementos,
están infiltrados o trabajan para el narcotráfico. De otra forma, el Ejército y
la Marina no estarían en las calles haciendo los trabajos de policía
preventiva.
Sin embargo, si bien es
cierto que la propia operación de los C-4 por parte de la Marina es un paso
importante, y prácticamente un golpe para la delincuencia, es también muy
cierto que no será suficiente para acabar con la inseguridad y la violencia, si
por una parte no se combaten los factores que la originan y que tienen como
raíz la pobreza y la marginación, y por el otro, si se sigue dejando de lado la
aplicación de la ley.
En efecto, la no
aplicación de la ley, precisamente por gobiernos corruptos, sinvergüenzas y
ladrones, quienes dejaron de lado la atención y combate a la marginación y
pobreza, ha dado como consecuencia la situación de inseguridad y violencia
actual. Gobiernos como el de Zeferino Torreblanca, el de Ángel Aguirre, y el de
Rogelio Ortega, por citar los tres últimos, hicieron poco o nada, lo mismo para
acortar la brecha entre los que tienen mucho y los que prácticamente no tienen
nada, como tampoco para el fortalecimiento de los cuerpos policiacos que hoy
por hoy, ya lo dijimos, no solo están indefensos, sino también, y esto es lo
más grave, infiltrados por el crimen organizado.
Ojalá y lo entienda el
gobierno del estado y el gobierno federal.
Y EN OTRO ASUNTO, si bien
es cierto que la legalización de la marihuana y amapola con fines “lúdicos” y
medicinales no acabará con la violencia entre los grupos delincuenciales, es
indudable que habrá de impactar entre los cárteles de la droga. Es imposible
que legalizando estas dos drogas se acabe con la violencia, pero es innegable
se avanzará en ello. Ojalá y lo entiendan los diputados!
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julio651220@hotmail.com
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