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lunes, 25 de julio de 2016

EPÍSTOLAS SURIANAS (Carta a Don Héctor) De Julio Ayala Carlos

LA PRUDENCIA, LO SABE incluso quien no es letrado, y hasta un niño, es fundamental en la protección propia, y más cuando hay o uno intuye el peligro. Lo contrario es la insensatez, la falta de juicio o cordura. Quien no es prudente, pues, puede salirle muy caro.

Por desgracia, eso es lo que le costó la vida a quien era presidente municipal de Pungarabato, Ambrosio Soto Duarte, quien fue asesinado la noche del domingo en Michoacán, a manos de un grupo armado que lo había amenazado de muerte.

Ciertamente es lamentable su muerte, como bien lo dice el gobernador del estado, Héctor Astudillo Flores. Y lo es, como lamentables han sido quienes han muerto en esta ola de violencia, atribuibles, prácticamente todas, a la delincuencia organizada, pero es un hecho que, al menos la noche del domingo, bien pudo haberse evitado.

En efecto, el mismo presidente municipal había dicho que estaba amenazado de muerte por grupos delincuenciales con quien según éstos había pactado con el edil tiempo atrás. Precisamente por esas amenazas, el alcalde Soto Duarte era resguardado por elementos de la Policía Federal y por sus pares de la Policía estatal. Y precisamente por eso, el edil de Pungarabato, debió tener prudencia.

Es triste, reitero, que se acabe una vida, como triste es que no se tomen las medidas necesarias para preservarla. Eso, parece ser, le ocurrió al hoy extinto Ambrosio Soto. No es que sea su culpa; no es que anduviera buscando la muerte, pero… ¡Carajo!

Parece chiste, pero no lo es. ¿Quién carajos se mete en un pleito, sin que le toque un rasguño? ¿Quién va a Iguala, como lo hicieron los normalistas de Ayotzinapa, y más de noche, cuando todo mundo sabía cómo allí estaban las cosas? ¿Quién se pone entre los cetegistas y los policías, sin que le toque una pedrada? Solo los insensatos!

Por supuesto. El Estado como tal está obligado a brindar seguridad pública y garantizar la integridad física de los ciudadanos, pero es imposible que en estos de tiempos de violencia pueda hacerlo solo. En consecuencia, hay que ayudarle, cuidándonos, siendo prudentes.

Ignoro por qué Soto Duarte fue a Michoacán, y por qué se decidió a regresar de noche. Ignoro por qué, pese a las amenazas de muerte, la unidad que utilizaba era común y corriente, como también ignoro por qué solo se hacía acompañar de cuatro policías federales y por qué no lo escoltaban los policías estatales que también tenía asignados. Lo ignoro, como también ignoro por qué no tenía más cuidado.

Reitero. Es lamentable lo que le sucedió al alcalde de Pungarabato, Ambrosio Soto Duarte, y por supuesto, también la muerte de su familiar que lo acompañaba como su chofer. Sin duda que los policías federales que lo protegían hicieron su parte, pero es un hecho que nada pudieron hacer ante el grupo armado que atacó al edil.

Por último, transcribo parte de la conferencia dada a conocer sobre estos hechos, y en donde el gobernador Héctor Astudillo Flores lamentó los acontecimientos en los que fue privado de la vida Ambrosio Soto: “Las declaraciones que el propio alcalde Soto Duarte, hizo en el sentido de solicitar mayor seguridad fueron atendidas siempre con oportunidad, por lo cual llama la atención que haya realizado el viaje en el que perdió la vida, a sabiendas que había sido reiteradamente amenazado, como él mismo lo señaló, por un grupo delictivo. Y que dicho viaje lo haya hecho en horas inconvenientes en una zona de alta peligrosidad. Conviene reiterar que el homicidio  se cometió en el estado de Michoacán”.

Hay que decirlo. El protocolo de seguridad señala como parte fundamental para protegerse, la prudencia, que significa: sensatez, cordura, juicio, reflexión, sabiduría, discernimiento. Hagamos uso de ésta, en estos tiempos de violencia y barbarie. La seguridad empieza por uno mismo.


Comentarios: julio651220@hotmail.com

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