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lunes, 23 de enero de 2017

CONTEXTO POLÍTICO Por Efraín Flores Iglesias EPN: moviendo a México, pero su en contra


Enrique Peña Nieto ganó la elección presidencial de 2012 con 19 millones 226 mil 784 votos (38.21%) frente a los 15 millones 896 mil 999 votos (31.59%) que obtuvo el candidato de los partidos de izquierda, Andrés Manuel López Obrador.

El mexiquense logró que el PRI regresara a Los Pinos luego de 12 años de gobiernos panistas. Y todo se debió al desgaste del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, así como el buen manejo de marketing que le manejaron para su campaña.

Los priistas festejaron su triunfo. ¡Y cómo no! Doce años en la banca, no lo aguanta cualquiera.

El veracruzano César Garizurieta, mejor conocido “El Tlacuache”, acuñó en los años 50s un proverbio célebre que hasta la fecha exclaman miembros de la clase política mexicana: “Es un error vivir fuera del presupuesto”.

El PRI regresó al poder con una estrategia muy clara: realizar una serie de reformas a la Constitución. Peña Nieto logró convencer a las dirigencias del PAN y el PRD para firmar un gran pacto denominado “Por México”.

El Sol Azteca lo firmó sin ningún problema, a pesar de la oposición de López Obrador, quien más tarde decidió fundar su propio partido político: Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

En 2013 el Congreso de la Unión aprobó las reformas energética, política, hacendaria, educativa, financiera y telecomunicaciones. Las que más oposición han tenido por parte de la ciudadanía son la educativa y la energética.

Durante todo el 2013 se llevaron a cabo fuertes protestas en todo el país. La imagen de Peña Nieto empezó a deteriorarse, pero eso no le importó. Su objetivo se había consumado.

Mientras el presidente se distraía festejando sus reformas, la inseguridad se disparaba a lo largo y ancho del país. Y el 26 de septiembre de 2014 ocurrió la tragedia más grave en su administración: 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa fueron atacados a balazos y desaparecidos en la ciudad de Iguala, Guerrero.

Esa noche sicarios del grupo delictivo “Guerreros Unidos” con apoyo de policías municipales de Iguala y Cocula abrieron fuego contra los normalistas que habían sustraído autobuses en la central camionera para utilizarlos el 2 de octubre en la Ciudad de México.

Versiones extraoficiales indican que efectivos del Ejército también participaron en la desaparición de los normalistas.

La indignación no se hizo esperar. En varios países del mundo se realizaron protestas para exigir a los que se los llevaron a presentarlos con vida. Hasta la Organización de la Naciones Unidas (ONU) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tuvieron que entrarle al tema.

Es la hora en que los normalistas no aparecen y el gobierno de Peña Nieto sigue esclarecer el caso.

En el terreno económico al país le está yendo de la patada. La reforma energética trajo consigo el incremento a las gasolinas, motivo por el cual millones de mexicanos han manifestado su inconformidad de diferentes formas.

El también llamado gasolinazo ha sido motivo para que los opositores del PRI se unan con fines claramente electoreros. Y en las encuestas el partido de Peña Nieto sigue desplomándose.

Se avizora que la competencia en 2018 será entre López Obrador (el eterno candidato) y el candidato que postule el PAN. El PRI no tiene gallo fuerte y tiene mucho que perder.

Si al PAN le costaron 12 años para desgastarse en el ejercicio del poder, el PRI y Peña Nieto lo hicieron en 3 años. Lo peor de todo es que los priistas siguen ensoberbecidos y creen que los mexicanos les darán otra oportunidad en 2018, lo cual se ve muy, pero muy complicado.

El escenario político-social no es el mismo de 2006. Hoy no gobierna el PAN.

Y no sólo es el gasolinazo lo que los ciudadanos le reprochan a Peña Nieto. Ahí está la casa blanca de “La Gaviota” (Angélica Rivera de Peña), el caso de corrupción más fuerte de su gobierno; así como el caso de los ex gobernadores priistas que saquearon las entidades que gobernaron (ejemplos: Javier Duarte de Ochoa, César Duarte Jáquez, Roberto Borge Angulo, Tomás Yarrington Ruvalcaba y Egidio Torre Cantú).

Luego entonces, que el PRI no esté esperanzado en que los mexicanos le vuelvan a dar la confianza para repetir en Los Pinos. La indignación es más que palpable. Los errores se pagan caro… y en política se pagan en las urnas.
Es correcto cuando el PRI dice que Peña Nieto está moviendo a México. Y vaya que lo está moviendo, pero en su contra. ¡Zas!


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