Un
alud de críticas -positivas y negativas- se suscitó inmediatamente que el
gobernador Héctor Astudillo Flores dio a conocer las 20 medidas de austeridad
que provocó el “gasolinazo”, y más cuando anunció que se recortaría el salario
hasta en un 30 por ciento.
Lo
incongruente es que en organismos “autónomos” los titulares todavía se sigan
asignando súper salarios que no percibe ni el propio mandatario estatal. Esto
quiere decir que muchos servidores públicos no están “a tono” con el gobernador
pues no siguen su ejemplo.
Es
el caso de la cínica Presidenta del Instituto Electoral y de Participación
Ciudadana (IEPC), Maricela Reyes, quien se auto asignó sueldo de 191 mil pesos;
el resto de los seis consejeros electorales ganan 158 mil 376 pesos.
Este
año no habrá elecciones en Guerrero, sin embargo tanto la corrupta presidenta
del IEPC como los cínicos consejeros electorales se llevarán cantidad
millonaria a sus bolsillos y cuentas bancarias.
Tanto
la jefa del IEPC como los consejeros electorales cobran exorbitantes cantidades
de dinero, por hacer nada.
Y
lo mismo hace el presidente-virrey del Tribunal Electoral del Estado (TEE), René
Patrón Muñoz, quien percibe sueldo de casi 180 mil pesos más 17 mil 31 pesos
para su “despensa”.
El
magistrado Patrón Muñoz, ha de comer manjares y caviar nórdico cada vez que se le
antoja, junto con su afortunada familia. Hay familias pobres de la montaña que
(mal) comen una sola vez al día.
José
Inés Betancourt Salgado, Emiliano Lozano Cruz, Hilda Rosa Delgado Brito y Ramón
Ramos Piedra, también magistrados electorales, tienen sueldo de 158 mil 957
pesos, más “ayuda” para su “despensa” de 15 mil pesos. ¿Dónde está la
austeridad?
Los
magistrados citados líneas arriba, tienen el cinismo de cobrar mega salarios
por hacer nada, pues durante este año no habrá comicios.
Es
condenable que con los impuestos del pueblo guerrerense se estén pagando
exorbitantes sueldos a parásitos, como son los consejeros y magistrados
electorales.
La
opinión pública ha visto con cierto agrado que se reduzca el salario en un 20%
a los mandos superiores de gobierno y un 10% a los mandos medios y que se
reduzcan escoltas a funcionarios mamarrachos y a familiares de éstos. ¿De qué
se cuidan? También es bien visto que se elimine el pago de telefonía celular,
gastos de representación y alimentación.
El
gobernador Astudillo Flores dio a conocer que mediante el programa de
austeridad se ahorrarán más de 250 millones de pesos. Inmediatamente diversos
sectores de la población, y a través de las redes sociales propusieron que
inviertan esos recursos en apoyos a sectores vulnerables, y el mandatario
respondió positivamente.
Tras
la presentación del programa Compromisos para la Estabilidad y el Desarrollo de
Guerrero, que hizo el gobernador Astudillo el pasado domingo 22 del actual,
hubo muchas reacciones.
Sin
embargo, lo que verdaderamente quiere la
población guerrerense es ver resultados positivos, porque con el “gasolinazo”,
la gente hasta se olvidó del espectro de la violencia y de los 43 normalistas
desaparecidos.
El
gobierno federal anuncia que para el mes próximo viene otro “gasolinazo”…
¡Aguas!... Que Dios agarre confesados a millones de mexicanos.
MARCO
LEYVA, PERPETRÒ ECOCIDIO.
De
manera ridícula y exhibiendo mediocridad, la comuna de Chilpancingo, que
encabeza el Judas Marco Antonio Leyva Mena, pretende que la población vea como
su “máxima obra” la pésima remodelación de la Avenida Alemán, donde hubo ecocidio:
decenas de árboles fueron talados y derribados por fraudulenta constructora.
El
responsable del criminal ecocidio es el gris alcalde Leyva Mena, a quien la
población todavía soportará otros días en funciones, porque aún no hay señal
para su destitución.
En
el pasado reciente, el ahora alcalde Leyva Mena (vean al Judas), acudió ante el desaparecido Consejo
Estatal Electoral para registrar a un partido de oposición –al PRI-, que era
propiedad del ex diputado Carlos Sánchez Barrios, ex jefe de Marco Antonio.
El
desaparecido Partido Alianza por Guerrero (PAG), le serviría a Sánchez Barrios
para catapultarse como potencial candidato a la gubernatura de Guerrero, cuando
René Juárez iniciaba su sexenio.
Por
aquellos días, Marco Antonio, no le veía futuro político al entonces senador, Héctor
Astudillo Flores. Pero ocurrió el accidente de Sánchez Barrios, en la
cuatrimoto, y se cayeron sus proyectos políticos.
Luego,
el PRD y dos partidos más postularon como candidato a gobernador al empresario
de Jalisco, Zeferino Torreblanca Galindo, quien le ganó la elección al ahora
gobernador Héctor Astudillo Flores.
Ya
investido como gobernador, Zeferino mandó al diablo a los perredistas a quienes
llamaba “muertos de hambre”. El “Z” rompió con el PRD.
Astudillo
Flores, una década después, recuperó para el PRI el Poder Ejecutivo, con lo
cual se demuestra que existe la cultura del retorno (político), y que no existe
político muerto hasta que está tres metros bajo tierra… Punto.
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