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martes, 4 de abril de 2017

EL VOTO DURO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS ES LO QUE HABRÁ DE CAMBIAR A MÉXICO Zoila Elena Solís Hernández.


 Sí, me tocó una época bonita de juventud y en el ámbito político, social vi gente con carisma, sencillez y avalada con el cariño y agradecimiento de la gente. Gobernantes de entonces, legítimos y legitimados.

Ciudadanos que gobernaban en Atoyac de Álvarez, como el maestro José Luis Ríos Barrientos junto a su esposa María de Jesús Valenzuela, el Dr. Apolinar “Pule” Castro Zamudio y su esposa, el doctor Silvestre “Chico” Hernández Fierro y mi tía Edelmira Segura de Hernández.

Eran liderazgos fortalecidos en la legitimidad de la sociedad atoyaquense. No le hacían daño a nadie. Siempre cumplieron con su palabra, con hechos. Y al finalizar su periodo gubernamental, se “rompía el pagaré saldado” con los agradecimientos del pueblo entero. Se retiraban a la placidez de su hogar, a la tranquilidad de su hamaca y a seguir recibiendo visitas con el respeto y cariño de sus conciudadanos. Siempre con las puertas abiertas de sus casas sin temor a que la gente les fuera a solicitar una gestión -no a pedir- (como dice y bien dicho Rosa Inés de la O).

Después ¿Qué pasó en Atoyac? No he visto gobernante alguno en sus tres niveles que se vayan limpios y con el respeto del pueblo.

Y si hablamos del plano de otra regiones, a nivel Costa Grande como diputados locales y federales, creo el ultimo, si mal no recuerdo, con verdadero carisma y para todos los simpatizantes de algún partido o gente sin partido lo fue el medico Jaime Torreblanca García, que arrasó votación con más de 11 mil votos; y fue Atoyac, si mal no recuerdo quien le dio la votación más alta en el año 2005 y que nadie de los demás aspirantes, ha roto record de emisiones en las urnas.

El sistema de partidos

En México no está mal. Creo que la “guerra de la polaca” seguirá entre el voto duro de todos los partidos políticos, porque hay gente con valores que aun respeta su ideología.

Porque la cuestión demográfica favoreció a la descomposición social y a que ciudadanos sin partido cumplan sus intereses en contubernio con servidores públicos "ocasionales" que se van de su tierra y regresan para aprovechar el erario público con fines de supervivencia y conservación del poder, que se llevan los aplausos y dineros pero de los ciudadanos corruptos que no son otra cosa más que ciudadanos en desgracia y con ambición de poder. Porque el sistema lo ha hecho y permitido así, gente que con sus actos permiten la injusticia en la vida de otro, eso es lo que provoca la gran brecha y desigualdad social.

Por esos que andan de partido en partido político favoreciendo que más gente cambie su ideología mediante la intriga y confabulación; por eso después que los utilizan de manera perversa andan llorando su desgracia.

! Vaya que no! Tal como el Judío Errante, como periodista de oficio desde hace más de 28 años he visto, como los ciudadanos han cambiado como camaleones su color sin importar sus ideologías, sus valores, su propio respeto y dignidad.
Quiero hablar de una época que marca la historia política y social de Guerrero, con José Francisco Ruíz Massieu como gobernador, que ponderó el ejercicio de la mujer en la vida pública y ayudó a fortalecer sus liderazgos.

Después de él, en las regiones de Costa Chica y Costa Grande y todo el Estado se fomentó el cacicazgo con hombres al servicio de la política sucia que usaban mujeres con mentes atípica para limitar, bloquear y entorpecer y faltar el respeto. No tan solo a ellas mismas, sino a  otras del mismo género.

Si me tocó también sentirlo en carne propia. La masculinización de la política. Y sigue vigente en sus efectos.

Sí, me tocó vivir y ver esa época. Donde a la mujer se le hizo enemiga de otra para que el cacicazgo perviviera. Se reprodujo como el búlgaro. Y aprovecharon a gente "rastrera" para acabar con la poca fe y esperanza que la gente tenía en sus gobernantes.

Sí, me tocó ver la época de reclutamiento de todos los partidos políticos, allá por 1990... La mayoría eligió varones que hoy los veo en su desempeño como políticos y funcionarios públicos. Pero que ya aprendieron a que si no dan su silla, al menos no se la quitan a la mujer. Vamos aprendiendo a caminar en igualdad.

Hoy veo hombres y mujeres funcionarias que proceden de la masculinización de la política, la cual fue encubada entonces por los caciques en todas las regiones del Estado de Guerrero y no tienen culpa, solo son el efecto y producto en la vida de un sistema que muere poco a poco.

El asunto es que muchas  y muchos  se resisten a cambiar esos patrones con los cuales fueron criados. Siguen con sus viejas prácticas autoritarias, de grupos, que limitan y bloquean gente que no les ha hecho nada pero con el interés de conservar el poder terminan siendo efecto. Es decir el ciudadano participa a fuerza o se queda sin comer. El ciudadano termina siendo coaccionado por gente sin valía, que ni como ser humano es eficiente, menos como sus gobernantes líderes.

Mujeres que envían a feministas de avanzada sin dejar de hacer la misma política masculinizada de sus ancestros. Y con eso contraponen su mismo resultado.

Este caso, es solo ejemplo en Atoyac. Y no tomo en cuenta al periodo actual. Quiero referirme a los antecedentes de lo que vivimos y hacia dónde vamos.
Se requiere un cambio de actitud de las elites políticas.

Se requiere que el voto duro de todos los partidos políticos despierte y que guarden su enojo, rencor y falta de compromiso ciudadano que favorece a los gobiernos no legitimados, los con poca votación.

Se requiere que por un momento olvidemos las injusticias que se siguen cometiendo por nuestra propia apatía y por lo cual seguimos siendo efecto.


El voto duro de la gente con compromiso social es la que puede decidir que nos vaya mejor, no sólo en Atoyac, sino en todo el país.

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