MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN |
En esto de la praxis
política no se requiere ser adivino para adelantar las consecuencias de una
decisión, en este caso electoral, que afecten al protagonismo y activismo
adelantado de los actores que buscan la nominación a la Presidencia de la
República y, por ende, el mismo máximo cargo de elección popular.
Cuando se abordó el tema
del acuerdo de los consejeros integrantes del Comité de Radio y Televisión del
Instituto Nacional Electoral, que prohibiría o acotaría los espacios en medios
electrónicos, en específico en la llamada pantalla chica, de personajes como
Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya, que en promocionales de aparente
apoyo a candidatos y del propio partido, se promocionan en adelantada campaña
presidencial, se avistó la furibunda reacción de estos, en términos de que, por
lo menos, se atentaba contra la libertad, su libertad de expresión.
Elemental. Y es que, el
resto de aspirantes que carecen de los medios y tiempos oficiales de los partidos
políticos, para promocionarse, se quejó de ausencia de eso que llaman piso
parejo y que, en efecto, es un mecanismo que debe instalar en similares
condiciones a todo ciudadano con aspiración a un cargo de elección popular.
Por supuesto, ese tema no
está en la prioridad de López Obrador y Anaya Cortés, incluso no en la agenda
de, digamos, Rafael Moreno Valle Rosas, que cuenta con suficientes recursos
para promocionarse en las principales ciudades capitales de la república.
El caso es que, una vez
conocido el acuerdo de los consejeros electorales integrantes de la Comisión de
Radio y Televisión, la reacción fue severa, al grado de que este miércoles los
consejeros electorales del Instituto Nacional Electoral (INE) determinaron
posponer la discusión de los lineamientos que regulan la aparición de los
dirigentes partidistas en los spots oficiales de la tele.
Así, como sólo puede
actuarse con el poder político, los consejeros decidieron retirar el acuerdo
del orden del día, dizque para seguir las consultas con los representantes
partidistas y tratar de afinar el proyecto. ¡Ajá!
Incluso, el consejero
Marco Antonio Baños, presidente del Comité de Radio y Televisión, explicó a
representantes partidistas que el acuerdo no está completo y el organismo
electoral busca implementar reglas para que no sea visto como un documento
expresamente dirigido al líder nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador.
A ver, a ver. Si no estaba
completo dicho acuerdo, entonces porqué lo anunciaron como un documento
acordado, consensado y dispuesto para su discusión y, de proceder, aprobación
por el pleno del Consejo General del INE.
¿De qué tamaño es el temor
al escándalo, como para que los consejeros recurrieran a una medida, como ésta
de plantear que la regulación aplique a funcionarios públicos y otros actores
políticos, para que haya “piso parejo”, rumbo a las elecciones federales de
2018?
Porque, mire usted, esto
de que entre las propuestas a considerar está que estos lineamientos rijan de
manera continua y no solamente en épocas electorales, como estaba diseñado
originalmente y que evite la promoción personalizada de cualquier actor
político que aspire a un cargo de elección popular, suena a una discusión
hueca, porque se trata de los fundamentos del acuerdo.
Aduce Lorenzo Córdova
Vianello, consejero presidente del INE, que “no se trata de intentar silenciar
a nadie, a ningún actor político, a ningún medio de comunicación, a ningún
ciudadano en ningún momento, simple y sencillamente que no haya un uso de
recursos públicos o privados que rompan la equidad electoral”.
Lo dicho por el consejero
presidente, es el mismo argumento esgrimido cuando se anunció la presentación
de los lineamientos. ¿De qué tamaño fue la presión política y de qué tamaño es
la negociación? ¿Piso parejo? Más de lo mismo. No os hagáis que ya lo sois.
Digo.
sanchezlimon@gmail.com
www.entresemana.mx
@msanchezlimon
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.