ERNESTO RIVERA RODRIGUEZ |
Aspirar a dirigir el
municipio de Acapulco es un asunto serio ahora y después de ser testigos en lo
que se ha convertido la presidencia municipal y elite que lo gobierna:
frivolidad, más audacia que talento y una falta total de respeto a las
instituciones.
Por ello la búsqueda de
una identidad que acumule el mayor posible de positivos para abanderar una
nueva alianza socio política ante la debacle de los ya impopulares partidos
políticos –en una alianza bajarían los negativos- o encontrar un perfil para la
candidatura independiente arropado por el consenso social, se ha vuelto un
imperativo que permita a las masas cohesionase a su alrededor, blindarlo, daría
al municipio porteño un nuevo respiro a su agotada circunstancia, envuelto en
la turbulencia de la violencia, el desorden social y la falta de servicios
básicos, que han sido contenidos en paliativos programas y fórmulas
gatopardianas, como el denominado programa “Brigadas Hércules”, de una supuesta
“Ciudad Luz” y con una gran cantidad de colonias a oscuras, o la pintura de
fachadas a edificios con una total falta de mantenimiento a sus estructuras y
servicios, y una permanente y flagrante violación al Artículo 134
Constitucional.
Los ejemplos de los
resultados de las candidaturas independientes en el país, desde los procesos de
2014-15 son sorprendentes, es por ello que capitalizar esas experiencias en
Acapulco resultaría refrescante con un hombre como Rubén Figueroa Stmutny, como
el doctor Marco Antonio Terán Porcayo o el líder obrero Rodolfo Escobar Ávila,
sería de gran aliento a los acapulqueños.
Se tendría que deponer el
sectarismo para impulsar la esta alianza, para encontrar los causes con
ciudadanos y militantes de organismos sociales y políticos, no por pragmatismo,
sino por una verdadera coincidencia social.
La búsqueda del llamado
“Macron” local es sin duda la búsqueda de un nuevo mesianismo extranjerizante,
eso que no queremos, dado que los ensayos con jóvenes han resultado un fiasco y
desastrosos supuestamente reformistas que se han quedado en la orilla y se
encuentra en el “bordeline” de la razón.
Acapulco requiere de un
cambio de timón, de perfil razonable con la experiencia política probada para
que en la unción como, primero como precandidato “en una alianza social” como
independiente, con un Proyecto de largo aliento
Rubén Figueroa Smutny, es no sólo un proyecto para ello sino una realidad
tangible, viable y que las circunstancias requieren en estos tiempos de
incertidumbre y volver a navegar en los terrenos de la gracia política y social
que los acapulqueños exigimos y anhelamos.
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