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miércoles, 2 de mayo de 2018

Epístolas Surianas (Carta a Don Héctor) De Julio Ayala Carlos

AL VER LOS DESTROZOS EN EL CONGRESO DEL ESTADO,  producto del vandalismo de los “maestros de la Ceteg”, uno se pregunta: ¿Éstos son los que educan a los niños? ¿Son éstos quienes forman a nuestros hijos? Y más aún: ¿Cómo es que permitimos que este tipo de gente se les pague como maestros?

Y otra, ¿son realmente maestros quienes actúan como delincuentes, embozados, y armados con palos, con varillas y piedras?

La respuesta, aunque dolorosa es que no, pues aunque cobren como maestros, y hayan estudiado para ello, no puede ser un maestro quien vandaliza, quien destroza, quien roba y quien saquea, por más que sus demandas sean justas. Un maestro, no se comporta así.

Hay que decirlo. Las demandas de los maestros, los que verdaderamente lo son, son justas, pues quién carajos puede oponerse a que ganen un mejor salario, y tengan, como las tienen, mejores prestaciones? Nadie, nadie, y nadie.

Pero así como los maestros merecen mejores salarios, y hasta más prestaciones, a pesar de que tienen 90 días de aguinaldo y hasta tres periodos de vacaciones, también tienen la obligación de estar en las aulas, en las escuelas, dando clases, porque, hay que repetirlo, para eso se les paga.

No. A los maestros no se les paga por eso de que “luchando también está enseñando”. Se les paga, y se les respeta porque estén en las aulas, enseñando, y no porque estén en las calles, vandalizando, destrozando, saqueando, robando. 

Más allá del repudio y la condena por los destrozos que causan los maestros aglutinados en la Ceteg, por cierto simpatizantes del candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, causa enojo y a la vez tristeza ver cómo los que se dicen maestros, a los que se les paga por educar y enseñar a nuestros hijos, se comporten como delincuentes, como criminales.

Da miedo, hay que decirlo, que este tipo de maestros le enseñen a nuestros hijos. Y es que, un sujeto embozado, armado con piedras, palos y tubos, no puede ser una buena persona y menos un ejemplo a seguir.

¡Qué tiempos aquellos, cuando el maestro era un ser respetado, honorable, educado, sencillo y responsable! ¡Qué tiempos aquellos en que el ser maestro era un apostolado, producto de la convicción y de la responsabilidad, y no ahora, cuando la profesión de maestro es un modo de vida, porque no pudo estudiar otra cosa!

Sí. ¿Cómo vamos a respetar a un maestro cetegista, vándalo, a un maestro delincuente? ¿Cómo vamos a confiar en ellos a nuestros hijos?

Por fortuna, hay que decirlo, los maestros cetegistas son los menos. Los buenos maestros, los verdaderos maestros son muchos más que los que utilizan la carrera de maestro como un modo de vida, porque no les quedó de otra, porque solo estudiaron “aunque sea para maestro”. Son más, y qué bueno, los que además de estudiar en las aulas, entienden que la profesión de maestro es una gran responsabilidad porque en sus manos está la educación de los niños, de nuestros hijos.

Por fortuna, reitero, son más los maestros que entienden su misión, su responsabilidad para con el país; son más los maestros que entienden su apostolado y día con día, aún con las incomodidades y las limitaciones que viven, cumplen su papel con responsabilidad. ¡Estos sí son maestros, no los vándalos, no los criminales que se escudan en una profesión tan noble para cometer toda clase de fechorías!

Y EN OTRO TEMA. Ángel Aguirre Rivero no entiende. Se hace el chistoso, y el que se le olvidan las cosas. Mucho de lo que ocurre y lo que ha ocurrido en Guerrero, es por su culpa, incluido lo de la masacre de Iguala, y la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Es cierto, no mandó a matar y a desaparecer a los normalistas aquel 26 y 27 de septiembre, pero sí es culpable por omisión.

Por supuesto que sabía lo que ocurría en Iguala. Por supuesto que sabía todo lo del alcalde igualteco. Por supuesto que sabía de quienes delinquían en aquella ciudad, y por supuesto que sabe mucho más de lo que dice.

Y no solo él sabía lo del alcalde. También lo sabía Andrés Manuel López Obrador a quien ahora le coquetea.

Comentarios: julio651220@hotmail.

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