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miércoles, 13 de febrero de 2019

(VIDEO) PROCESO DE PAZ SE TOPARÁ CON 45 CÁRTELES DEL NARCO ALTAMENTE VIOLENTOS.


Son 45 los cárteles, células y pandillas del narcotráfico a los que se enfrentará el proceso de paz propuesto por López Obrador, revela el mapa hecho por la PGR al cierre del sexenio peñista. Éstos operan a sus anchas en 19 estados, se disputan el resto del país y son principales exportadores de drogas ilícitas al mayor mercado mundial: Estados Unidos.
México.- El proceso de pacificación que promueve el gobierno de Andrés Manuel López Obrador será desafiado por los 45 cárteles, células y pandillas del narcotráfico que se asientan en 19 estados de la República Mexicana y que están en violenta disputa por el resto del territorio nacional.
La lista comienza con nueve “grandes organizaciones del narcotráfico” – Cártel del Pacífico, Jalisco Nueva Generación, Arellano Félix, Familia Michoacana, Carrillo Fuentes, Beltrán Leyva, Los Zetas, El Golfo y Caballeros Templarios–, revela el mapa de la criminalidad actualizado por la Procuraduría General de la República (PGR) al cierre del sexenio peñista, según consta en el oficio PGR/UTAG/DG/006348/2018.
El documento –del 13 de noviembre pasado– refiere que 35 grupos criminales están al amparo de ocho de esos grandes cárteles, sea por dependencia directa o por alianzas de protección y de negocios; y el restante desertó ya de las filas de La Familia Michoacana.
 Según ese mapa, Jalisco Nueva Generación es el único gran cártel que opera sin células menores ni coaliciones con pandillas. Además, se le ubica como la más poderosa organización al lado del Cártel del Pacífico e incluso por encima de éste.


Cártel Jalisco Nueva Generación
“En el sexenio de Enrique Peña Nieto, el mapa de las organizaciones criminales se modificó: el Cártel Jalisco Nueva Generación se fortaleció de una manera increíble y pasó a ser el más importante del país”, refiere el investigador Jorge Retana Yarto, especializado en economía internacional e inteligencia para la seguridad nacional.
Para el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México, ese cambio implicó un relevo dentro de las organizaciones criminales: el Cártel del Pacífico se convirtió en la segunda fuerza criminal.
Ello, indica en entrevista el economista y maestro en finanzas, porque “el Cártel del Pacífico tiene presencia en alrededor de 23 plazas –23 estados de la República–, y el de Jalisco Nueva Generación está en 28 plazas, disputando el territorio y las rutas. Entonces ha habido un cambio en la correlación de fuerzas entre los organismos criminales”.
Datos de la Agencia Antidrogas estadunidense (DEA) observan también un crecimiento trasnacional de ese grupo: cuenta “con centros de distribución de drogas ilegales en las ciudades estadunidenses de Los Ángeles, Nueva York, Chicago y Atlanta, y es uno de los cárteles más poderosos y de mayor crecimiento en México y Estados Unidos”, indica su informe 2018 National drug threat assessment.
En el plano nacional, el Cártel Jalisco Nueva Generación enciende las alarmas. Veracruz, el primer estado que López Obrador visitó como presidente constitucional, es una de las entidades bajo asedio de ese grupo delictivo que comanda Nemesio Oceguera Cervantes, alias El Mencho, refiere la información de la PGR ahora encabezada por Alejandro Hertz Manero.
Además, su presencia se consolida en Jalisco, Colima, Michoacán, Guanajuato, Nayarit, Guerrero y Morelos, indica la autoridad mexicana; mientras que la DEA le atribuye “presencia en 22 de los 32 estados mexicanos [sic]”.
Al lado del Cártel del Pacífico, del cual se escindió, Jalisco Nueva Generación se ubica en la cúspide de la pirámide criminal. Pertrechada con armas letales que van desde vehículos blindados tipo tanque hasta lanzacohetes capaces de derribar helicópteros militares, es, de hecho, la organización que más progresó en el sexenio de Peña Nieto.
Quizá por ello el 1 de diciembre de 2018 Veracruz fue declarado en situación de emergencia tanto por la administración estatal como por la federal, debido a la ola de desapariciones.
Además, esa entidad figura en la lista de los seis focos rojos por violencia que presentó el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, 6 días después de haber asumido el cargo. Las otras cinco son: Jalisco, Guanajuato –ambas también identificadas como territorios cooptados por el Jalisco Nueva Generación–, Puebla, Nuevo León y Tamaulipas.
Según la DEA, el cártel contrabandea cocaína, heroína, metanfetaminas y fentanilo al vecino país del Norte, considerado el mayor mercado mundial de drogas ilegales. El trasiego se hace por varios corredores a lo largo de la frontera, incluidos Tijuana, Juárez y Nuevo Laredo.
En su 2018 National drug threat assessment, la Agencia Antidrogas observa que su rápida expansión se ha caracterizado por su disposición a participar en violentos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad mexicanas y los cárteles rivales.


 La violencia desbordada en México –que cobró la vida de más de 140 mil personas en el sexenio peñista– es reflejo de esa capacidad de fuego criminal.
Para el doctor Carlos Flores, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, la nueva administración federal enfrenta un panorama desolador en materia de seguridad.
El autor del libro El Estado en crisis: crimen organizado y política. Desafíos para la consolidación democrática, entre otros títulos, indica que “la situación del país se encuentra muy deteriorada, con condiciones muy delicadas incluso en algunas zonas que tradicionalmente no habían mostradas tendencias graves de afectación [por la violencia].”
Tan sólo entre 2011 y 2017, los enfrentamientos armados entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y los cárteles de Sinaloa, Los Zetas, Los Caballeros Templarios y las células La Nueva Familia y La Resistencia dejaron como saldo 3 mil 63 personas asesinadas.
La mayoría de muertos se registró en Colima (985 personas asesinadas en los enfrentamientos), Jalisco (604 muertos) y Guanajuato (423), indica la base del Uppsala Conflict Data Program, de la Universidad de Uppsala (Suecia).




Cártel del Pacífico
Pero el Jalisco Nueva Generación no fue el que más pleitos armados sostuvo. Entre 2013 y 2016, los cárteles, sus células y pandillas habrían protagonizado en total 802 conflictos violentos entre ellos mismos –por la lucha encarnizada del negocio criminal– y con las fuerzas del orden mexicanas, refiere el estudio Los costos sociales de la (in)seguridad en México, del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública.
Ese análisis revela que los peores episodios de violencia en ese periodo los encabezó el también conocido como Cártel de Sinaloa. Elaborado por el investigador Rafael López Vega, refiere que éste se enfrentó en 94 ocasiones con el Cártel de Juárez; 59 veces con el Cártel de Tijuana; 56 con el Jalisco Nueva Generación; otras 56 veces con el Cártel de los Beltrán Leyva, y 38 más con la facción conocida como Fuerzas de Damaso.
Además, sus facciones El Pepillo y Los 28 combatieron en 34 ocasiones; y en otras 33 fueron Los Zetas contra el mismo grupo del Chapo Guzmán; también las facciones Los Chávez Matamoros con Los Salgueiro, 11 veces; y el Cártel de Sinaloa con La Mochomera, siete veces.
Esas células no necesariamente se identifican ahora como afiliadas al Cártel del Pacífico, revela el oficio PGR/UTAG/DG/006348/2018. Aun así, dicho documento sí da cuenta que ésta es la organización con más alianzas con grupos de menor tamaño.
Bajo su control, indica, están 10 cárteles, células y pandillas: Gente Nueva, que opera en Chihuahua y Sinaloa; Los Cabrera, en Durango y Chihuahua; el Cártel del Poniente y/o de La Laguna y/o Los Bardales, en Durango y Coahuila; en Baja California, dos células: El Aquiles y El Tigre; en Baja California Sur, Del 28; dos pandillas en Chihuahua: Los Artistas Asesinos y Los Mexicles; y en Sonora otras dos células: Los Salazar y Los Memos.
Gracias a estas alianzas y a pesar de la detención (en enero de 2016) de quien fuera el principal líder de la organización, Joaquín Guzmán Loera, el Cártel del Pacífico lidera el tráfico de estupefacientes a Estados Unidos: exporta y distribuye metanfetaminas, mariguana, cocaína, heroína y fentanilo a Phoenix, Los Ángeles, Denver y Chicago.
Según la DEA, el contrabando se hace a través de puntos de cruce ubicados a lo largo de la frontera de México con California, Arizona, Nuevo México y el Oeste de Texas.
Esta organización “controla la actividad del narcotráfico en varias regiones de México, particularmente a lo largo de la costa del Pacífico. Además, mantiene la huella internacional más expansiva en comparación con otros cárteles mexicanos”, indica la Agencia Antidrogas.
El investigador Jorge Retana considera que los cárteles Jalisco Nueva Generación y del Pacífico son las más poderosas organizaciones de origen mexicano.
“Si las viéramos desde el punto de vista de la Ley de Seguridad Nacional, son las que verdaderamente tienen capacidad de afectar la estabilidad de integridad del Estado mexicano”, indica.
Para el autor del libro El imperio de las mafias transnacionales, “eso no quiere decir que las otras [organizaciones] no tengan una fuerte capacidad criminal, pero las que tienen por sí mismas –sin alianzas con nadie y a lo largo del territorio nacional– capacidad para desestabilizar y generar incertidumbre sobre la integridad del Estado mexicano son éstas dos, por la exposición que tienen. Y aquí el tema del control de los territorios es fundamental”.
En esta misma materia de seguridad nacional, también destaca la capacidad de los cárteles de Jalisco Nueva Generación y Pacífico de penetrar en las instituciones del Estado, así como de establecer relaciones de complicidad y de asociación criminal con altos mandos de los cuerpos armados y de la administración pública, señala Retana Yarto.



La violencia desbordada en México –que cobró la vida de más de 140 mil personas en el sexenio peñista– es reflejo de esa capacidad de fuego criminal.
Para el doctor Carlos Flores, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, la nueva administración federal enfrenta un panorama desolador en materia de seguridad.
El autor del libro El Estado en crisis: crimen organizado y política. Desafíos para la consolidación democrática, entre otros títulos, indica que “la situación del país se encuentra muy deteriorada, con condiciones muy delicadas incluso en algunas zonas que tradicionalmente no habían mostradas tendencias graves de afectación [por la violencia].”
Tan sólo entre 2011 y 2017, los enfrentamientos armados entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y los cárteles de Sinaloa, Los Zetas, Los Caballeros Templarios y las células La Nueva Familia y La Resistencia dejaron como saldo 3 mil 63 personas asesinadas.
La mayoría de muertos se registró en Colima (985 personas asesinadas en los enfrentamientos), Jalisco (604 muertos) y Guanajuato (423), indica la base del Uppsala Conflict Data Program, de la Universidad de Uppsala (Suecia).




Cártel del Pacífico
Pero el Jalisco Nueva Generación no fue el que más pleitos armados sostuvo. Entre 2013 y 2016, los cárteles, sus células y pandillas habrían protagonizado en total 802 conflictos violentos entre ellos mismos –por la lucha encarnizada del negocio criminal– y con las fuerzas del orden mexicanas, refiere el estudio Los costos sociales de la (in)seguridad en México, del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública.
Ese análisis revela que los peores episodios de violencia en ese periodo los encabezó el también conocido como Cártel de Sinaloa. Elaborado por el investigador Rafael López Vega, refiere que éste se enfrentó en 94 ocasiones con el Cártel de Juárez; 59 veces con el Cártel de Tijuana; 56 con el Jalisco Nueva Generación; otras 56 veces con el Cártel de los Beltrán Leyva, y 38 más con la facción conocida como Fuerzas de Damaso.
Además, sus facciones El Pepillo y Los 28 combatieron en 34 ocasiones; y en otras 33 fueron Los Zetas contra el mismo grupo del Chapo Guzmán; también las facciones Los Chávez Matamoros con Los Salgueiro, 11 veces; y el Cártel de Sinaloa con La Mochomera, siete veces.
Esas células no necesariamente se identifican ahora como afiliadas al Cártel del Pacífico, revela el oficio PGR/UTAG/DG/006348/2018. Aun así, dicho documento sí da cuenta que ésta es la organización con más alianzas con grupos de menor tamaño.
Bajo su control, indica, están 10 cárteles, células y pandillas: Gente Nueva, que opera en Chihuahua y Sinaloa; Los Cabrera, en Durango y Chihuahua; el Cártel del Poniente y/o de La Laguna y/o Los Bardales, en Durango y Coahuila; en Baja California, dos células: El Aquiles y El Tigre; en Baja California Sur, Del 28; dos pandillas en Chihuahua: Los Artistas Asesinos y Los Mexicles; y en Sonora otras dos células: Los Salazar y Los Memos.
Gracias a estas alianzas y a pesar de la detención (en enero de 2016) de quien fuera el principal líder de la organización, Joaquín Guzmán Loera, el Cártel del Pacífico lidera el tráfico de estupefacientes a Estados Unidos: exporta y distribuye metanfetaminas, mariguana, cocaína, heroína y fentanilo a Phoenix, Los Ángeles, Denver y Chicago.
Según la DEA, el contrabando se hace a través de puntos de cruce ubicados a lo largo de la frontera de México con California, Arizona, Nuevo México y el Oeste de Texas.
Esta organización “controla la actividad del narcotráfico en varias regiones de México, particularmente a lo largo de la costa del Pacífico. Además, mantiene la huella internacional más expansiva en comparación con otros cárteles mexicanos”, indica la Agencia Antidrogas.

El investigador Jorge Retana considera que los cárteles Jalisco Nueva Generación y del Pacífico son las más poderosas organizaciones de origen mexicano.
“Si las viéramos desde el punto de vista de la Ley de Seguridad Nacional, son las que verdaderamente tienen capacidad de afectar la estabilidad de integridad del Estado mexicano”, indica.
Para el autor del libro El imperio de las mafias transnacionales, “eso no quiere decir que las otras [organizaciones] no tengan una fuerte capacidad criminal, pero las que tienen por sí mismas –sin alianzas con nadie y a lo largo del territorio nacional– capacidad para desestabilizar y generar incertidumbre sobre la integridad del Estado mexicano son éstas dos, por la exposición que tienen. Y aquí el tema del control de los territorios es fundamental”.
En esta misma materia de seguridad nacional, también destaca la capacidad de los cárteles de Jalisco Nueva Generación y Pacífico de penetrar en las instituciones del Estado, así como de establecer relaciones de complicidad y de asociación criminal con altos mandos de los cuerpos armados y de la administración pública, señala Retana Yarto.




Territorios cooptados
Sin distinguir entre los más poderosos y los más diezmados, el mapa del narcotráfico elaborado por la PGR da cuenta de las otras siete grandes organizaciones criminales, como si todas estuvieran en el mismo rango de acción.
Respecto de ellas, Retana Yarto indica que siguen siendo muy poderosas, pero no tienen esa capacidad organizativa y paramilitar que les permita no sólo pelear por el dominio en amplias regiones del territorio nacional, sino mantener bajo su control las áreas disputadas.
“El Golfo, Los Zetas, Los Arellano Félix, Los Beltrán Leyva sí actúan en varios estados, pero están más circunscritos a determinadas regiones: siguen siendo muy poderosos, tienen amplia capacidad criminal de desestabilización, pero aquí de lo que se trata es de considerar la capacidad que tienen para pelear el control de las zonas más amplias posibles del territorio nacional. Estamos hablando que el dominio territorial les permite dominar las rutas y el tránsito de cargamentos, por eso es muy importante esa capacidad organizativa y de retener las plazas; porque pueden disputarlas, ganarlas, pero si no tienen carácter paramilitar para sostenerlas se las pueden arrebatar [otros grupos].”



Cártel del Golfo
Aunque a inicios del sexenio de Peña Nieto la PGR lo dio por extinto (oficio SJAI/DGAJ/5211/2013), el Cártel del Golfo no sólo reapareció sino que actualmente opera con siete organizaciones criminales de menor tamaño en dos entidades estratégicas para el tráfico de narcóticos: Tamaulipas y Quintana Roo.
De acuerdo con la PGR, sus aliados en el estado norteño son: Metros (en Reynosa), Rojos (en Matamoros), Grupo Dragones (en Tampico), Los Fresitas y Ciclones (a lo largo de la entidad). Mientras que en Cancún, municipio de Benito Juárez, son: Los Pelones y Talibanes.
Con una base de poder tradicional en Tamaulipas, el Cártel del Golfo se concentra principalmente en el tráfico de mariguana y cocaína, pero también se ha expandido recientemente a heroína y metanfetamina, indica la DEA.
En su informe más reciente, advierte que debido a su influencia sobre las áreas en el Noreste de México, esta organización contrabandea la mayoría de sus envíos de drogas al Sur de Texas, a través de la región fronteriza entre el Valle del Río Grande y la Isla del Padre Sur. Y que está presente en Atlanta y tiene centros de distribución clave en Houston y Detroit.


Beltrán Leyva
Al Cártel de los Beltrán Leyva se le atribuyen alianzas con siete células y pandillas: Los Mazatlecos (Sinaloa y Baja California Sur); El 2 mil, el Panchillo y/o El Panchillo Huevos (Sonora); Los Granados (Guerrero, región de Tierra Caliente); Los Rojos (Guerrero, regiones Norte y Centro; y Morelos); La Oficina (Aguascalientes y Baja California Sur); Los Ardillos (Guerrero, regiones Montaña y Centro), y el Cártel Independiente de Acapulco (Guerrero).
Independiente desde 2008, cuando se escindió del Cártel de Sinaloa, esta gran organización –involucrada en el tráfico de mariguana, cocaína, heroína y metanfetaminas– enfrentaría una supuesta desintegración: la DEA observa que sus aliados en Guerrero, Morelos, Nayarit y Sinaloa se han escindido y funcionan de manera autónoma, aunque “todavía se considera que están bajo el paraguas general del Cártel de los Beltrán Leyva”.
Pero, asegura, en algunos casos también mantienen nexos con organizaciones como Jalisco Nueva Generación, Juárez y Zetas, para acceder a los corredores de tráfico de drogas a lo largo de la frontera de México con Estados Unidos, y poder distribuir sus drogas en Phoenix, Los Ángeles, Chicago y Atlanta.
El 2018 National drug threat assessment incluso le atribuye nexos con Guerreros Unidos, organización que según la PGR ha desertado de La Familia Michoacana. No obstante, la DEA indica que se trata del subgrupo más prominente de los Beltrán Leyva, que opera por sí solo en el comercio de heroína.




Los Zetas
A los Zetas, la PGR los ubica con tres células que operan en Tamaulipas: Grupo Operativo Los Zetas, Grupo Operativo Zetas y Fuerzas Especiales Zetas.
El que fue el brazo armado del Cártel del Golfo hasta principios de 2010 ha venido en decadencia. Para la DEA, esto se deriva de la presión de cárteles rivales, la aplicación de la ley mexicana y sus propios conflictos internos.
“La influencia de Los Zetas se ha reducido significativamente en los últimos años. Los Zetas se dividen actualmente en dos facciones rivales: el Cártel del Noreste, que representa una forma rebautizada de la corriente principal de Los Zetas, y Los Zetas de la Vieja Escuela, que es un grupo disidente.” Ninguno de ellos es tomado en cuenta por la PGR en su mapa criminal.
A pesar de su reducción, el cártel continúa trasegando cocaína, heroína, metanfetaminas y mariguana a Estados Unidos, a través de la zona fronteriza entre Del Río y Falcon Lake, Texas, con una base de poder en Nuevo Laredo, México. Sus drogas llegan a Laredo, Dallas, Nueva Orleans y Atlanta, señala la DEA.




¿Otros cuatro grandes cárteles?
Ya más disminuidos estarían los cárteles de los Arellano Félix, Carrillo Fuentes, Caballeros Templarios y La Familia Michoacana.
Por número de aliados, en primer lugar estaría el Cártel de los Arellano Félix. Según la PGR, tiene nexos criminales con tres grupos de menor tamaño, localizados en Baja California: El Chan, El Jorquera y El Kieto. No obstante, la DEA no lo mantiene en su radar.
Le sigue el Cártel de Juárez o de los Carrillo Fuentes. Aunque muchos lo dan por extinto, tanto las autoridades mexicanas como las estadunidenses consideran que es una organización activa.
Mientras la PGR indica que ésta mantiene alianzas con La Línea y la pandilla de Los Aztecas para tener bajo su control Chihuahua; la DEA advierte que además de ese norteño estado mexicano, el área tradicional de operación del Cártel de Juárez incluye el Oeste de Texas y Nuevo México.
“Aunque no es tan expansivo como el de Sinaloa, el Cártel de Juárez continúa impactando en los mercados de consumidores de drogas de Estados Unidos, principalmente en El Paso, Denver, Chicago y la ciudad de Oklahoma”, indica el informe 2018 National drug threat assessment.
Los dos productos que más trasiega son cocaína y mariguana, aunque también se ha detectado que distribuye heroína y metanfetaminas. La Agencia Antidrogas estadunidense incluso refiere que, desde 2013, ha aumentado significativamente el cultivo de opio ligado a esta organización en regiones de Chihuahua.
También en alianza con dos células opera el Cártel de Los Caballeros Templarios, pero éste en Michoacán. Se trata del grupo de Los Tena, liderado por Fernando Cruz Mendoza, alias el Tena; y la célula que encabeza Homero González Rodríguez y/o Gonzalo González, alias el Gallito.
La primera de ellas mantiene bajo su control los municipios de Aquila, Coahuayana y Coalcomán de Vázquez Pallares; mientras que la segunda se ubica en Tumbiscatío y Apatzingán, refiere el oficio PGR/UTAG/DG/006348/2018.
Finalmente está la Familia Michoacana. Al cierre del sexenio peñista, la información de la PGR confirma el rompimiento entre el cártel y la célula de Guerreros Unidos y/o La Nueva Empresa.
Según el oficio PGR/UTAG/DG/006348/2018, éste es considerado un grupo desertor. El rompimiento no es menor: a esta célula se le ubica en los estados de Morelos, Guerrero y Estado de México. Debido a ello, La Familia Michoacana sólo mantiene alianza con La Empresa, grupo que opera en Estado de México y Morelos.
“Las organizaciones como Arellano Félix, Zetas, Beltrán Leyva siguen siendo poderosas, aunque mucho más golpeadas que los cárteles del Pacífico y Nueva Generación. Pero no tienen las dimensiones a lo largo del territorio nacional que tienen estas dos”, observa el maestro Retana Yarto.
Para los cárteles del narcotráfico, mantener una exposición amplia en el territorio mexicano les permite dominar rutas tanto en el Atlántico como en el Pacífico, destaca el investigador universitario. “Eso les da una capacidad mayor respecto a otras organizaciones criminales para actuar en forma trasnacional”.




El poder de los narcotraficantes
A pesar de los 11 años que duró la llamada “guerra” contra el narcotráfico, los grupos delictivos se mantienen como líderes en el trasiego de cocaína, heroína, fentanilo y metanfetaminas al mercado más importante de drogas ilícitas del planeta.
“Más del 90 por ciento de la heroína disponible en Estados Unidos se origina en México, y es traficada por organizaciones criminales transnacionales poderosas y violentas. Además, el aumento en las incautaciones totales indica que el tráfico del opioide sintético fentanilo a través de la frontera de Estados Unidos y México también aumentó, a menudo en forma de píldoras disfrazadas de medicamentos recetados para la venta en mercados ilícitos”, señala el Departamento de Estado del vecino país en su International narcotics control strategy report 2018.
A nivel doméstico, en los territorios bajo su control, los cárteles del narcotráfico producen, almacenan, transportan o comercian estupefacientes al menudeo, pero también se dedican a otras actividades criminales, como el robo de combustibles, la tala clandestina, el secuestro, el cobro de piso, el tráfico de especies.
Además, sostienen negocios y alianzas criminales en países de los cinco continentes y con poderosas mafias trasnacionales, refieren los informes más recientes del Departamento de Estado y la Agencia Antidrogas estadunidenses.
La DEA considera que los cárteles mexicanos siguen siendo la más grande amenaza criminal de drogas para Estados Unidos: actualmente, ninguna otra mafia trasnacional está en posición para desafiarlos.
“Va a ser muy complicado que Andrés Manuel [López Obrador] pueda de manera inmediata subsanar el tema de las organizaciones criminales. A pesar de que está en la idea de una política de pacificación, no va a ser tan fácil que pueda encontrar alguna fórmula, junto con su equipo, que les permita pacificar el territorio rápidamente. Lo más seguro es que haya mucha disputa dentro del país”, concluye el maestro Retana Yarto.
Video y Fotos: Contralínea
Autor: Nancy Flores | Contralínea

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