lunes, 19 de agosto de 2019

CONTEXTO POLÍTICO Por Efraín Flores Iglesias Opacidad y amiguismo en el TEEG


Hablar de transparencia y rendición de cuentas, es hablar de dos importantes temas que incomodan a algunos representantes de instituciones autónomas y a servidores públicos que están en contra del derecho a la información pública. ¿Por qué será? Muy sencillo: algo esconden.
Tal vez en los eventos públicos destaquen las bondades de la transparencia y la rendición de cuentas. Hasta firman convenios de colaboración y mandan a editar libros y revistas para lucirse ante académicos, abogados, estudiantes y curiosos que acuden a sus eventos.
Un ejemplo muy claro lo tenemos en el Tribunal Electoral del Estado de Guerrero (TEEG), en donde la mayoría de los magistrados se oponen a revelar sus sueldos, prestaciones y comisiones económicas que perciben mensualmente. Y, peor aún, hace un mes solicitaron un amparo para no ser obligados por el Instituto de Trasparencia y Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (ITAIgro) a hacer público dicha información.
Y no sólo eso. Los impartidores de la justicia electoral en Guerrero han sido evidenciados por incurrir en actos de corrupción.
El pasado 9 de julio, la Agencia de Noticias IRZA dio a conocer que los magistrados electorales se repartieron, de forma discrecional, contratos de primer nivel en la estructura del órgano jurisdiccional cuyo proceso carece de convocatoria y criterios de selección.
Resulta que en ese proceso el magistrado Ramón Ramos Piedra, presidente del TEEG, obtuvo la mayor cantidad de contratos, seguido de sus compañeros J. Inés Betancourt Salgado, René Patrón Muñoz e Hilda Rosa Delgado Brito.
El influyentismo y el amiguismo son dos prácticas que ofenden a la sociedad. Y es algo que debe erradicarse en las instituciones públicas. Aunque eso no parece importarles a los magistrados en comento, quienes contrataron a personas sin el perfil ni experiencia en materia jurídica-electoral. Y esto ocurrió en un año no electoral.
Los cuatro magistrados se han servido con la cuchara grande los 80 millones de pesos que el Congreso local les aprobó como presupuesto para este año. Lo cual es lamentable. Mejor dicho, inadmisible.
Además de un chofer, un coordinador de Informática, un secretario particular y tres secretarios auxiliares, el magistrado presidente del TEEG, Ramón Ramos Piedra, contrató a Magaly Duarte Bañuelos como “coordinadora de Grupos Vulnerables”, cuya figura no se sustenta en el organigrama de esa instancia autónoma, y a Rodolfo Montes Alcántara, como coordinador de Estadística y Jurisprudencia Electoral.
Los demás magistrados –con excepción de Emiliano Lozano Cruz, quien ha sido crítico de sus homólogos y de la corrupción que impera en el TEEG– también han convertido a la institución en una agencia de colocaciones.
Por más convenios de colaboración que firme Ramón Ramos Piedra a favor de la transparencia y rendición de cuentas, las irregularidades pesan más que el discurso de buenas intenciones que pronuncia frente al presidente del ITAIgro, Pedro Delfino Arzeta García.
Mientras los magistrados electorales Ramón Ramos Piedra, J. Inés Betancourt Salgado, René Patrón Muñoz e Hilda Rosa Delgado Brito se niegan en transparentar sus sueldos, prestaciones y comisiones económicas que perciben mensualmente, los consejeros electorales sí cumplen con dicha obligación al hacerlo público en el portal de internet del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC).
Obviamente que el TEEG no es la única institución que oculta información y en el que se practica el amiguismo y el influyentismo. En el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) también ocurren “cosas raras”, como el nepotismo y terrorismo laboral. Pero de eso hablaremos en otra entrega.
Ojalá los diputados de la LXII Legislatura local pongan más atención de lo que sucede en el TEEG, por el bien de la transparencia y para poner en su lugar a los que cometan actos irregulares.
BETY MOJICA: ¿EMIGRAR A MORENA?
Todo parece indicar que la ex secretaria general del CEN del PRD y ex candidata a gobernadora, Beatriz Mojica Morga, padece de amnesia política.
Por un lado, renuncia al Sol Azteca y critica una posible alianza entre dicho Instituto político y el PRI, pronunciándose a favor de una alianza entre las izquierdas para las elecciones de 2021. Pero nadie olvida que en 2017 y 2018 fue una de las principales promotoras de una alianza del PRD con la derecha panista.
Sus jefes (Los Chuchos/Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano Grijalva) han sido los principales aliados de los gobiernos priistas y panistas. Y enemigos de Andrés Manuel López Obrador.
Se entiende la desesperación de doña Bety. En el PRD ya no ve futuro político. Está sola. Nunca armó estructura alguna. Por el contrario, se 'colgó' de las estructuras de Evodio Velázquez, su otrora aliado, así como de ADG e IPG.
Tal vez Morena arrope ala susodicha, ya que necesita de figuras de otros partidos para enfrentar al PRI en Guerrero.
Doña Bety ya tuvo la oportunidad de ser candidata a la gubernatura en 2015 y candidata al Senado de la Republica en 2018, y perdió. Los electores la han reprobado en las urnas.
Está en su derecho de irse del PRD, pero se va con los pocos seguidores que tiene, con los que emprenderá una nueva aventura político-electoral.

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