• Las denuncias de morenistas contra Amílcar…
AL IGUAL QUE EN EL PRI, EN
EL PRD Y EN EL PAN, EN MORENA también hay gente de bien, honesta y con ética. Y
así como en el blanquiazul hay militantes que repudian la corrupción y la
impunidad, lo mismo que en el sol azteca y en el tricolor, en el partido guinda
también la hay. Es decir, tanto en un partido como en otro, hay quienes tienen
pudor y se avergüenzan, y en consecuencia, denuncian los actos corrupción, la
perversidad, y la deshonestidad en el instituto político que militan.
Así se entienden las
denuncias del hoy diputado federal Rubén Cayetano, en contra de militantes de
su propio partido, y más concretamente contra del delegado federal en Guerrero,
Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, por diversos actos de corrupción, y por
usar los programas sociales para promocionarse políticamente. Y en el mismo
sentido, por eso también ha denunciado a la secretaria de la Función Pública,
Irma Eréndira, de los mismos apellidos, y porque además se ha negado durante
cinco meses a investigar a su hermano, razón por la cual ahora exige su
destitución del cargo.
Otro que ha denunciado
públicamente a Pablo Amílcar, también por los mismos motivos es el exrepresentante
de Morena en el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, Sergio Montes
Carrillo, quien una y otra vez lo ha señalado de diversos actos de corrupción.
Hace unos días, el ciudadano Eloy Romero Gatica también interpuso una denuncia
contra el mismo funcionario, por actos de corrupción y mal uso de los programas
sociales.
Es decir, al menos son
tres los denunciantes contra de Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, por actos
de corrupción y por el uso político que le da a los programas sociales
federales, con el fin de convertirse en candidato a gobernador de su partido,
utilizando para ello a los llamados servidores de la nación, que no son más que
activistas de Morena para promocionarlo en el estado entre los adultos mayores,
discapacitados y estudiantes.
Hay que decirlo. Si las
denuncias contra Pablo Amílcar vinieran de militantes de partidos de oposición,
es decir, del PRI, PRD y PAN, con todo y que tuvieran sustento, se entendería
que los señalamientos de actos de corrupción tienen un tinte político, y más
cuando el proceso electoral local está en puerta, pero el hecho de que las
acusaciones y denuncias provengan de su propio partido, es decir, el del
Presidente de la República, quien dice que su gobierno se sustenta en no
mentir, no robar y no traicionar, entonces significa que además de que hay
pruebas, la situación sobrepasa los límites de la decencia.
Claro. También hay la
posibilidad de que las denuncias contra Sandoval Ballesteros tengan que ver
porque se está comiendo el pastel sólo, en razón de que se dice el hijo
putativo del Presidente Andrés Manuel López Obrador, además de que su hermana
es la secretaria de la Función Pública, y su cuñado, un gringo loco, es uno de
los asesores del Ejecutivo federal, aunque las evidencias señalan que los
señalamientos tienen que ver con la decencia, y porque el delegado federal en el
estado resultó “más corrupto y bandido que los panistas y los priístas”, y
porque con su actuación traiciona los principios rectores de la llamada Cuarta
Transformación.
Ciertamente, hay que
decirlo, no es que el gobierno federal actúe con la honestidad valiente que
tanto pregona, pues ahí está como ejemplo los señalamientos de corrupción de
uno de los consentidos de la 4T, Manuel Bartlet, y otros tantos más señalados
de enriquecimiento ilícito, a quienes el propio Presidente de la República ha
exonerado, mientras que en Guerrero, en el propio Congreso del estado, los
diputados de Morena, que manejan a su antojo el presupuesto del Poder
Legislativo, tampoco clarifican el uso de recursos públicos.
Sin embargo, es la primera
vez que un funcionario federal, como lo es el actual delegado Pablo Amílcar
Sandoval Ballesteros, tiene diversas denuncias de actos de corrupción y de
manejo de los programas sociales para su provecho personal con el fin de
convertirse en candidato de su partido a la gubernatura del estado.
“Pablo Amílcar salió más
corrupto que los priístas y panistas”, “da asco la forma en que se conduce”,
“es una vergüenza para su padre y abuelo”, “es un bandido”, y “es un
sinvergüenza”, son algunos de los señalamientos públicos que le endilgan,
además de aquellos que lo señalan de enriquecimiento inexplicable dado que los
trabajos que ha tenido no concuerdan con las propiedades que tiene, y que para
justificarlas le echa la culpa a su padre, de quien dice, las heredó.
Por eso, y porque desde la
Secretaría de la Función Pública, que encabeza su hermana, no lo investiga, en
razón de existir conflicto de intereses, el diputado Rubén Cayetano, a quien
pretenden callarlo, exige ahora que renuncie al cargo Irma Eréndira Sandoval
Ballesteros, quién si bien se cree la dama de hierro contra la corrupción,
resulta risible que ella misma se halla exonerado de las acusaciones que
también se han vertido en su contra.
Y es que la decencia, la
honestidad y la honorabilidad, hay que decirlo, es de compromiso, de conciencia
y resultados, y no de solo discurso.
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