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viernes, 17 de julio de 2020

EPÍSTOLAS SURIANAS (Carta a Don Héctor) De Julio Ayala Carlos



      Diputados, representantes de partidos…

LAMENTABLES LAS DISCUSIONES DE LOS DIPUTADOS en el Congreso del estado. En vez de legislar en favor de los guerrerenses, y de fiscalizar los recursos los recursos públicos que ejercen las autoridades a fin de que se conozca su operación y se eficienticen en favor del pueblo, se enfrentan entre sí defendiendo a sus respectivos gobiernos y partidos, ensalzándolos o justificándolos.

Y eso, ciertamente, no sólo es lamentable, sino que hasta causa vergüenza y decepción, pues los supuestos representantes populares que en los hechos son representantes de su respectivo partido político, convierten el Congreso del estado en una arena en donde lo que importa son los intereses de quienes los postularon para obtener el cargo.

Así ha ocurrido en la actual Legislatura local, con sus honrosas excepciones, y así ocurrió el pasado miércoles cuando sesionó la Comisión Permanente, cuando los diputados de Morena, que mantienen el control del Congreso, se enfrascaron en una agria discusión con los del PRI, unos defendiendo al gobierno federal, y criticando además a los gobiernos anteriores, y otros poniendo en entredicho y también criticando lo que está haciendo el actual Presidente de la República.

Es cierto. Los diputados locales son postulados por un partido político, pero como representantes populares deben, en teoría, representar al pueblo, es decir, a todos, y no solo a los que los eligieron. En consecuencia, más allá de los intereses del partido político por el que llegaron al Congreso, deben y deberían privilegiar el bien común.

Sin embargo, y esto es lamentable, pocas veces los diputados de una fracción parlamentaria apoyan las propuestas de otras fracciones aún y cuando tengan como fin el bien común. Y no lo hacen, precisamente porque la iniciativa no tiene como origen su partido. Prueba de ello son las diversas iniciativas de ley que incrementan el rezago legislativo en el Congreso del estado.

En consecuencia, más que ser representantes populares, los diputados locales, como los diputados federales y los senadores de la República, son representantes de los intereses políticos, económicos e ideológicos del partido político que los postuló. Así funcionan en el Congreso local, ya sea como fracciones parlamentarias, o como vulgares “representante de partido”.

Se dirá, ciertamente, que así ha ocurrido siempre. Y eso es cierto. Sin embargo, se esperaba que con Morena la situación fuera diferente, pues de acuerdo a su discurso, primero están los pobres. Sin embargo, más allá el discurso, los hechos son prácticamente iguales al pasado reciente, pues en vez de defender al pueblo, sea cual sea su militancia política, sólo se ocupan por quienes consideran son de su partido, dejando de lado a aquellos que no están con ellos.
Hay que decirlo. La pobreza no tiene militancia ni mucho menos pertenece a un partido político en específico. Los pobres que votan por Morena, por el PRI o por el PRD, tienen los mismos problemas, y sin embargo, todos los partidos, incluyendo el PAN sólo defienden o se preocupan por los que están con ellos, como si los otros fueran diferentes y hasta enemigos.

Resulta pues vergonzosa la actuación de los diputados que en el Congreso se pelean, y hasta se mientan la madre en corto, en la defensa de los intereses que representan. Así lo hicieron el pasado miércoles, cuando los de Morena, defendieron a ultranza la construcción del Tren Maya, del Aeropuerto de Santa Lucía, y la Refinería de Dos Bocas, ensalzando la generación de empleos, y criticando las obras las obras y la corrupción de los gobiernos pasados, como si en el actual no existiera.

Lo anterior, mientras diputados del PRI cuestionaban los subejercicios del gobierno federal incluso en la entrega de becas escolares, y ponían en duda sus tres grandes proyectos, además de criticar el que a Guerrero se le dejara fuera de las grandes inversiones con referencia al desarrollo económico.

Así, más que ser representantes populares, o del pueblo, los diputados defienden los intereses del gobierno al que pertenecen, enfrascándose en discusiones estériles, mientras la población que votó por ellos continúa esperando que legislen a su favor, confiando además que vigilen con honestidad el uso de los recursos que manejan las autoridades.

Ciertamente, hay que decirlo, no debería existir en el Congreso local rezago legislativo si los diputados dejaran de lado los intereses del partido del cual provienen, con el fin de hacer leyes en favor del pueblo, aunque unos y otros militaran en partidos diferentes. Desgraciadamente se les olvida los compromisos de campaña en el sentido de representar a todos, más allá de que sean del PRI, Morena, PRD o PAN.

Por desgracia, como dijera mi abuelo, cuando los bueyes se le echaron a mitad del surco, “no hay de otra, con éstos hay que arar”.

Comentarios: julio651220@hotmail.com


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