miércoles, 21 de octubre de 2020

ZONA CERO *El PRD y el PRI en sus disyuntivas / Roberto Santos


*La aprobación ciudadana de Antonio Gaspar


Lo sucedido este domingo en Coahuila e Hidalgo en el aspecto electoral, deja la enseñanza de que es fundamental la unidad partidista.

Ese es el ejemplo para los partidos políticos a nivel nacional para la elección que viene en el 2021.

En el PRD en Guerrero existe un proceso interno de selección del candidato a la gubernatura mediante el levantamiento de una encuesta para los días 23, 24 y 25 de este mes.

Hasta el momento quienes participan lo han hecho siguiendo las reglas de civilidad política de no agresión y respetar al competidor contrario, cuidando la unidad interna.

El acuerdo es que quién pierda se quedará en el sol azteca y no saldrá a hacerse la “vístima” de que le hicieron fraude.

Ojalá que los pleitos y confrontaciones ya tradicionales en el perredé hayan quedado en el pasado para salud de este partido.

Otra enseñanza es que tienen la oportunidad de ir a esa elección en alianza para asegurar triunfar en la gubernatura y presidencias municipales, toda vez que también Morena va en alianza con el PES, el Verde y quizá otros partidos recién reconocidos.

Ambos partidos tienen estructura y un voto duro que el día de la elección sabe actuar y defender sus resultados desde la casilla hasta en la mesa donde se cantan los resultados y entregan las constancias de mayoría.

El PT queda fuera de la alianza con Morena, después de que no apoyaran la desaparición de los fideicomisos.

Es cierto que en el PRD existen dos posturas claramente definidas: la que insiste en que deben ir solos a la elección y la que propone hacer un frente de partidos.

La disyuntiva es interesante, y lo que definan en este sentido, será determinante para su futuro.

Quien debe tomar con extrema prudencia los resultados electorales de estos dos estados y no echar las campanas al vuelo al creer que tienen en automático asegurado el triunfo para el 2021, es el PRI.

El tricolor tiene mucho que reflexionar de la elección del 2018, y de lo sucedido en Coahuila e Hidalgo.

Es el momento de hacer conciencia por qué los electores le dieron la espalda en el 2018, y no volver a presentar candidatos que no tengan la confianza de su militancia.

Esperemos que para esta elección no veamos los nombres de los junior enlistados en las diputaciones plurinominales o las novias, esposas o amantes, como se volvió costumbre en este partido que orilló a los electores a irse alejando poco a poco y desencantados de este instituto político.

De ser así, la lección no estará interiorizada, para malestar de las estructuras tricolores.

Es el momento de que los partidos políticos se nutran de esos liderazgos que actúan en la sociedad civil, porque son los que están más cerca de la confianza de la población.

Su actuar solidario en beneficio de la sociedad, les puede dar oxígeno a varios partidos, que han descuidado esos liderazgos naturales.

TOÑO GASPAR, CON ALTO GRADO DE APROBACIÓN CIUDADANA

El alcalde de Chilpancingo sigue inaugurando obras en las colonias de la capital, como la que inauguró en la calle San Judas Tadeo de la colonia Candelaria, cuya inversión fue de casi 700 mil pesos.

Antonio Gaspar entregó 90 metros lineales de pavimentación, así como introducción de tubería de agua potable a los vecinos de la zona, donde dijo que estas acciones tienen la finalidad de dignificar Chilpancingo y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Por su parte, la presidenta de la colonia, María Neftalí González López, agradeció el compromiso que ha tenido el alcalde con las colonias que en otros tiempos no fueron beneficiadas con obra pública, como es el caso de la Candelaria.

Por cierto, Gaspar Beltrán ha insistido en señalar que no va a buscar la reelección y que tiene otros proyectos, también de índole política.

No obstante, en el ranking Mitofsky de alcalde de México, correspondiente a septiembre de este año, el presidente municipal de Chilpancingo sale muy bien ubicado en los niveles de aceptación.

Antonio Gaspar ocupa el lugar 52 de los alcaldes del país, con un porcentaje de aprobación del 40.8 por ciento, nada mal para un alcalde que ha sorteado una profunda crisis por falta de recursos en la administración que dirige, y ha sido atacado duramente por algunos gremios sindicales que un día y el otro también le toman el palacio municipal.

Pese a ello, con el 40.8 por ciento de aprobación ciudadana se ubica en la franja de alcaldes con alta aprobación, cuyos rangos son de 49 a 40 por ciento, debajo de los alcaldes sobresalientes cuyos rangos de aprobación es del 50 por ciento o más.

Más abajo están los alcaldes con aprobación media, baja y muy baja.

Es decir, algo está haciendo bien que tiene esa aprobación.

Quizá sea producto de las acciones que ha estado realizando para contener la pandemia del Covid-19, junto con su equipo de confianza, cuyos trabajos han sido intensivos.

Todos lo han visto, y saben que no ha sido omiso ni ha rehuido su responsabilidad, pese a que la población de Chilpancingo es de las más complicadas en seguir las indicaciones protocolarias para evitar contagios de este virus.

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