martes, 5 de abril de 2016

TERCERA VÍA Astudillo, pacto de silencio: “El que calla otorga”. Ernesto Rivera Rodríguez

ERNESTO RIVERA RODRIGUEZ

El llamado del gobernador Héctor Astudillo Flores, a los medios de comunicación a hablar “bien de Acapulco” y hacer un “convenio de silencio”, a fin de que no se destaquen las “desafortunadas circunstancias en que vive Guerrero”, es sin lugar a dudas un acto de desesperación ante la ola de violencia que sin lugar a dudas sigue en aumento, y ante la falta de resultados positivos de una y otra  y otra reunión del Grupo de Coordinación Guerrero, que lo único que ha generado hasta el día de hoy, son “Resultados Negativos”.

Será otra ocurrencia más del gobernador del estado, como la de la “legalización de la amapola” o es un llamado en serio a pretender coartar la “conciencia de los ciudadanos” en plena era de las “redes sociales”, que han venido a obtener categoría de imprescindibles en la comunicación de los antes seres nunca escuchados, de los miles y miles de entes que ahora y nunca han leído periódicos, porque no llegan a sus manos dado el raquítico tiraje de los mismos, y los que llegan a estar a su alcance son aquellos en que vienen envueltas algunas frutas y verduras.

Qué medio responderá en serio al llamado del gobernador, y se aceptará éste llamado que no es otra cosa que una “Ley Mordaza”, que busca penetre como la niebla con el: “No veo”, “No  oigo”, “No escucho”, y en lugar de ello poner en marcha cursos de capacitación de “Códigos de Ética, y Buenas Costumbres” a sus reporteros y corresponsales.

Es mucho más fácil y económico que les regalen a cada uno de ellos una “laminita con los Diez Mandamientos, con el Decálogo de Moisés”. Eso  bastara si los aplicamos para ser mejores en todos los ámbitos de la vida. O no? Esos Diez Mandamientos, son un verdadero Código de Conducta, de Ética y Moral, que tienen más de cuatro mil años, y aún son más vigentes que el supuesto Código de Ética leído por el ruizmasiuista Roberto Álvarez Heredia.

Lo que verdaderamente se requiere NO son  programas para resarcir el llamado “tejido social”, lo que se exige no es resarcir el tejido social, sino el “tejido político”. Este  es el que ha dejado de funcionar, de cumplir con sus obligaciones de proteger a la sociedad, porque ellos, son los que han tergiversado a la función pública, la “cosa pública”, la  política, en una palabra. Luego entonces por que pretender aplicar un “silenciador” a la sociedad, a los medios?  No sería ocioso que le dieran una leída a los textos de McLuhan. 

Email:gernestorivera@gmail.com

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