ISAIAS ALANIS TRUJILLO |
La relación bilateral
con los Estados Unidos siempre ha estado marcada por la dependencia y la
unilateralidad. Pero ahora, más. La elites gringas le tienen echado el ojo a
México. Quieren todo. Y todo es lo poco que les falta del control que ya tienen,
no solo de los mercados internacionales de los productos mexicanos, sino
también de la vida interna y de los programas de gobierno. La desventurada
invitación de EPN a Trump manoseada por los intereses electorales de Luis
Videgaray y realizada a ciegas postró a México, ante demócratas y republicanos
que tienen intereses inmensos en México.
El affaire Trump colocó
al gobierno de México entre las rejas diplomáticas y bajaron los bonos al grado
de que Obama y el primer ministro canadiense balconearon al presidente de
México, primero no pelándolo y segundo afirmando en público que Barak Obama era
populista y Justin Trudeau, maestro. Dos señales del críptico lenguaje
diplomático de ambos mandatarios que los asesores y el propio presidente no han
entendido. Con la reserva del caso, el triunfo de Hilary Clinton la noche de
ayer martes ha puesto a parir chayotes al gobierno de México. Si de por si nos
tiene agarrados de los güevos, ahora con
el desaire hecho al partido triunfador, será funesto para el país gracias a que
los equívocos de la cancillería mexicana, del ex secretario de hacienda y del
equipo del primer circulo del presidente, por obra y gracia de algún merolico
político y profeta mediúmnico le apostaron todas las canicas al multimillonario
Donald Trump, con las consecuencias ya analizadas y recontra reflexionadas por
expertos en la historia de las relaciones México-Estados Unidos.
Del “comes y te vas”,
al “vienes y te regresas pero no hables mal de mi”.
El exabrupto mexicano lo han convertido en un emblema de sumisión a su favor. La ofensa al partido de Clinton es mayúscula y se habrá de pagar bien caro.
El exabrupto mexicano lo han convertido en un emblema de sumisión a su favor. La ofensa al partido de Clinton es mayúscula y se habrá de pagar bien caro.
Porque en la balanza
real, ni Clinton ni Trump representan un aire de salvación para México. Tanto
Clinton como para los demócratas, saben que tienen a los mexicanos agarrados de
salva sea la parte y van a aprovechar ese tropezón para hincarle mas los
dientes a un país desangrado, corrupto y hundido en la violencia. Si tu
interviniste directamente en las elecciones de mi país, yo voy a intervenir en
las tuyas. Tal parece que será la respuesta inmediata cuando el 20 de enero
Hilary Clinton tome las riendas de la Oficina Oval de la Casa Blanca, la de
Washington, no la de Polanco.
La ruta de salvación
por los errores de Trump, para el gobierno mexicano no tiene salidas por el
momento. La urgente fue la remoción de Videgaray, la que debe hacerse con
presteza es la de Claudia Ruiz Salinas. La canciller ya no tiene nada que
hacer, es una interlocutora sin voz ante el aparato diplomático norteamericano.
Claudia, debiste haber renunciado en su momento, qué lástima que no lo hiciste,
ahora será un duro golpe, no solo personal sino también para el “famoso tío”
que tiene una cola de dinosaurio que le pisen dentro de las relaciones
internacionales con EEUU.
Y para los mexicanos
que apoyaron a Clinton, les aseguro que México no saldrá ganando nada. Tampoco
para la maquinaria político-bilateral del PRI y PAN al intentar colgarse del
triunfo de la Clinton para posesionar a Margarita Zavala. La esposa del ex presidente
Calderón, sin ser misógino, Margarita Zavala Martín del Campo no está capacitada para ser delegada de la
Miguel Hidalgo, mucho menos presidenta de México, es una alegoría de humor
negro, un estallido de lo grotesco su probable candidatura y un negocio
millonario para los medios de comunicación. ¿De dónde saldrán los miles de
millones de pesos para su candidatura, cuántos Duarte de Ochoa volaran en jet
privado con cargamentos de dólares o pesos mexicanos directos a las arcas de la
dupla Calderón-Zavala?
Lo que México necesita
no es la unión del mazacote de intereses que ya mandaron a la lona al joven
Ricardo Anaya, alias el “cerillo”.
Si el presidente EPN,
no lo sabe, tampoco este tecleador con dengue lo que si creo es a México lo
debe sacudir un cambio de ciento ochenta grados ante la perversión de la
política y los pactos que han procreado a una clase política rapiñera y sin
escrúpulos.
El arribo de Clinton a
la Casa Blanca, y la primer mujer en la historia de ocupar ese puesto, no será
benéfico para el país. Los intereses de los demócratas son globales y México es
el “patio trasero” del imperio. ¿Cuánto le costará al gobierno de México
restablecer las relaciones con Hilary Clinton y lo que ella representa e
iniciar un programa migratorio y económico? En u país con el descenso en precio
del crudo, crisis de derechos humanos, crecimiento de la deuda, violencia,
bajos salarios, nulo crecimiento económico y la corrupción reinando en México.
¿Por qué una simple
encuesta gringa dobla al peso en relación al dólar, por qué México tiene que
ponerse a temblar si eso sucede? Las elecciones estadunidenses no alteran la
moneda de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
México es dependiente
de los EEUU, gracias a presidentes corrompidos de Santa Ana a Salinas de
Gortari, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto. Es tanta la dependencia que la
humillación a los demócratas por la visita del contrincante republicano,
arrastrará un lastre que los operadores de la Casa Blanca y del Pentágono,
hábiles en meter las narices en el mundo, lo harán con México gracias a que se les
pusieron “de pechito”.
Los Estados Unidos de
Norte América, tendrán hoy a una mujer presidenta. ¿Es el principio del
empoderamiento de las mujeres en el país del American Way of life?
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