En una clara ruta hacia la candidatura para gobernador Mario Moreno Arcos aprovecha el vacío en la dirigencia estatal del PRI para abanderar desde la Secretaría de Desarrollo Social a los municipios de Guerrero ante la desaparición del Ramo 33.
Su reciente declaración de que al cancelar ese rubro presupuestal la federación va en camino de afectar e incluso desaparecer a los municipios tal vez no sea equivocada, pero si políticamente incorrecta dado su papel de secretario del gabinete de un gobernador como Héctor Astudillo Flores que se ha esforzado por mantener una buena relación institucional con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Acaso correspondería a la dirigencia estatal del PRI realizar ese tipo de declaraciones, si Esteban Albarrán Mendoza se asumiera como el dirigente de un partido de oposición, y se diera cuenta de que ya no es alcalde de Iguala, papel en el que parece haberse quedado al dedicarse a inaugurar con bombo y platillo algunas pequeñas reparaciones a los comités municipales y mantenerse completamente apartado del debate público.
Parece que en Guerrero no existe el PRI y es ahí donde Mario Moreno halla la ventana de oportunidad para llamar la atención de la militancia de su partido, lo cual es válido, aunque en poco ayuda a Héctor Astudillo que lo haga desde el gobierno del estado al que Moreno Arcos debería renunciar si su idea es hacer campaña.
Ojalá, por el bien del estado, que en la Presidencia de México tengan claro que se trata de una declaración a título personal de un pretenso a ser candidato que es priísta pero afín al ex gobernador perredista Ángel Aguirre Rivero, y no de la postura del gobierno estatal.
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