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martes, 20 de noviembre de 2012

Entresemana El previsible Andrés Manuel; y lo que viene… Por Moisés Sánchez Limón

En esto de la conversión de Morena en partido político, lo publicado en este espacio en la entrega anterior, la divulgada el lunes último, fue como redactar el primer capítulo de una telenovela de Televisa: todo el mundo sabe qué pasará con los personajes principales.
Porque, más allá de determinar si Morena será un partido de izquierda, remedo del floresmagonismo o con esencia fundamentalista acicateada por las tendencias radicales de sus más sobresalientes miembros, el punto del entresemana aludido se centró en el caudillismo de Andrés Manuel López Obrador, por cierto muy respetable en su praxis personal y de quienes lo siguen con fe franciscana.
En el entresemana aludido, a riesgo de incurrir en la pedantería de quienes contamos con la posibilidad de opinar en un espacio de pública difusión, sustentado en lo previsible que es López Obrador adelanté :
 “Andrés Manuel López Obrador suele incurrir en actos de premeditado conocimiento público, es decir, su proceder se encuadra en la vieja praxis de engañar con la verdad. Por ello, puede darse como un hecho que no se alzará como dirigente máximo del Partido de Regeneración Nacional (PRN).
“Y es que, aun cuando es procedimiento cosmético no buscar la dirigencia nacional del PRN, López Obrador se entronizará como máximo líder del partido político en el que se convertirá el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
“(…) Y es que, ¿habrá alguien que, militante o simpatizante de Morena se niegue a erigir al movimiento en partido político y que Andrés Manuel sea el líder máximo, no necesariamente el secretario general o presidente del Comité Ejecutivo Nacional o como se le quiera llamar?
“(…) Empero, en la idea del partido impoluto, vacunado contra tribus, corrientes domésticas, compadrazgos, amiguismos, corruptelas y vicios como los que al PRD dieron la calidad de partido del todo o nada, radical y violento, López Obrador borda en la aventura de lo imposible, porque justamente quienes lo rodean e impulsan a Morena, son producto de todos esos vicios.
“¿Partido de izquierda con dirigentes que viven como capos de primer mundo? ¿Un partido donde no tengan cabida los compadrazgos y amiguismos? Como se sabe, en las dirigencias estatales o delegados de Morena de las principales entidades del país, hay amigos, familiares y personajes de sobrada proximidad con el tabasqueño”.
Y, bueno, ya ve usted lo que aconteció este martes 20 de noviembre cuando los delegados al Congreso Nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) determinaron convertirlo en partido político y que Andrés Manuel López Obrador sea su jefe máximo, no presidente del CEN, sino el mero, mero del Consejo Nacional.
Así, las previsiones, se han cumplido como si fuera el libreto, insisto, de una telenovela de Televisa con los mismos personajes centrales y el director que lleva las escenas y diálogos a espacios comunes, aquellos que pretenden dictar línea en la conciencia social, más allá de las amas de casa, los ejemplos de mujeres abnegadas y de jóvenes de espíritu emprendedor, como los referenciados por Luis Donaldo Colosio en calidad de producto de la cultura del esfuerzo.
Vayamos por partes. Martí Batres Guadarrama se pelea con Marcelo Ebrard, pero es palomeado para ser diputado federal (por segunda ocasión) bajo las siglas del PRD, partido al que renuncia y en paralelo solicita licencia por tiempo indefinido a la curul para convertirse en presidente del CEN de Morena. El paso estaba cantado y Andrés Manuel lo recibe con los brazos abiertos y por mayoría gana el cargo.
Luego, por voto directo son elegidos los integrantes de 21 comisiones del Movimiento en vías de convertirse en partido. ¡Ah!, pero en esa contienda doméstica pero muy doméstica, el mismo grupo se repartió de-mo-crá-ti-ca-men-te los cargos. Puros cuates. ¡Faltaba más!
Ricardo Monreal estuvo propuesto para la Presidencia del CEN, pero no asistió --¿será porque anda de coordinador de los diputados de lo que queda de Movimiento Ciudadano?--. También pelearon el cargo Octavio Romero, Jesús Ramírez, Roger Aguilar, César Yáñez, Bernardo Bátiz, Paco Ignacio Taibo II, Clara Brugada y Bertha Elena Luján Uranga. Pero cada cual declinó y, casualmente, sólo quedaron Martí Batres y Luján Uranga, quien se convirtió en secretaria general.
Y, bajo ese rigorismo democrático ejercido por los cuates, amigos, compadres y seguidores, Andrés Manuel López Obrador fue elegido presidente del Consejo Nacional, un símil de lo que tanto critican en las personas de la maestra Elba Esther Gordillo Morales y Joel Ayala Almeida, que son presidentes de sus centrales sindicales. En fin.
Froylán Yescas, Tomás Pliego, Octavio Romero, Eduardo Cervantes, Armando Barreiro, Alberto Pérez Mendoza, Andrés Manuel López Beltrán, Alejandro Esquer, José Sánchez, Octavio Romero, Irma Sáinz y Marco Medina, entre otros del grupo compacto lopezobradorista, participaron en ésta democrática elección de los cuadros directivos de Morena.
De acuerdo con el comunicado oficial de las actividades de este Congreso, “al inicio de los trabajos, López Obrador convocó a los consejeros nacionales a dar ejemplo de democracia hacia el exterior y de que en la elección de presidente del CEN y de las 21 secretarías no había “línea” ni preferencias por nadie. “Todos vamos a elegir libremente”, garantizó”.
¿Algo nuevo? El autor del libreto dictó la pauta, como debe ser. Por ello, no descarte usted que los Morenos o Morenistas sean factor toral en las movilizaciones del próximo 1 de diciembre, en rechazo a la toma de posesión de Enrique Peña Nieto. Bueno, incluso ya se denominan “gobierno legítimo”. Conste.


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