Porque, más allá de determinar si Morena será un partido de
izquierda, remedo del floresmagonismo o con esencia fundamentalista acicateada
por las tendencias radicales de sus más sobresalientes miembros, el punto del entresemana
aludido se centró en el caudillismo de Andrés Manuel López Obrador, por cierto
muy respetable en su praxis personal y de quienes lo siguen con fe franciscana.
En el entresemana aludido, a riesgo de
incurrir en la pedantería de quienes contamos con la posibilidad de opinar en
un espacio de pública difusión, sustentado en lo previsible que es López
Obrador adelanté :
“Andrés Manuel López
Obrador suele incurrir en actos de premeditado conocimiento público, es decir,
su proceder se encuadra en la vieja praxis de engañar con la verdad. Por ello,
puede darse como un hecho que no se alzará como dirigente máximo del Partido de
Regeneración Nacional (PRN).
“Y es que, aun cuando es procedimiento cosmético no buscar
la dirigencia nacional del PRN, López Obrador se entronizará como máximo líder
del partido político en el que se convertirá el Movimiento de Regeneración
Nacional (Morena).
“(…) Y es que, ¿habrá alguien que, militante o simpatizante
de Morena se niegue a erigir al movimiento en partido político y que Andrés
Manuel sea el líder máximo, no necesariamente el secretario general o
presidente del Comité Ejecutivo Nacional o como se le quiera llamar?
“(…) Empero, en la idea del partido impoluto, vacunado
contra tribus, corrientes domésticas, compadrazgos, amiguismos, corruptelas y
vicios como los que al PRD dieron la calidad de partido del todo o nada,
radical y violento, López Obrador borda en la aventura de lo imposible, porque
justamente quienes lo rodean e impulsan a Morena, son producto de todos esos
vicios.
“¿Partido de izquierda con dirigentes que viven como capos
de primer mundo? ¿Un partido donde no tengan cabida los compadrazgos y
amiguismos? Como se sabe, en las dirigencias estatales o delegados de Morena de
las principales entidades del país, hay amigos, familiares y personajes de
sobrada proximidad con el tabasqueño”.
Y, bueno, ya ve usted lo que aconteció este martes 20 de
noviembre cuando los delegados al Congreso Nacional del Movimiento de
Regeneración Nacional (Morena) determinaron convertirlo en partido político y
que Andrés Manuel López Obrador sea su jefe máximo, no presidente del CEN, sino
el mero, mero del Consejo Nacional.
Así, las previsiones, se han cumplido como si fuera el
libreto, insisto, de una telenovela de Televisa con los mismos personajes
centrales y el director que lleva las escenas y diálogos a espacios comunes,
aquellos que pretenden dictar línea en la conciencia social, más allá de las
amas de casa, los ejemplos de mujeres abnegadas y de jóvenes de espíritu
emprendedor, como los referenciados por Luis Donaldo Colosio en calidad de producto
de la cultura del esfuerzo.
Vayamos por partes. Martí Batres Guadarrama se pelea con
Marcelo Ebrard, pero es palomeado para ser diputado federal (por segunda
ocasión) bajo las siglas del PRD, partido al que renuncia y en paralelo
solicita licencia por tiempo indefinido a la curul para convertirse en
presidente del CEN de Morena. El paso estaba cantado y Andrés Manuel lo recibe
con los brazos abiertos y por mayoría gana el cargo.
Luego, por voto directo son elegidos los integrantes de 21
comisiones del Movimiento en vías de convertirse en partido. ¡Ah!, pero en esa
contienda doméstica pero muy doméstica, el mismo grupo se repartió de-mo-crá-ti-ca-men-te los cargos. Puros
cuates. ¡Faltaba más!
Ricardo Monreal estuvo propuesto para la Presidencia del CEN,
pero no asistió --¿será porque anda de coordinador de los diputados de lo que
queda de Movimiento Ciudadano?--. También pelearon el cargo Octavio Romero,
Jesús Ramírez, Roger Aguilar, César Yáñez, Bernardo Bátiz, Paco Ignacio Taibo
II, Clara Brugada y Bertha Elena Luján Uranga. Pero cada cual declinó y,
casualmente, sólo quedaron Martí Batres y Luján Uranga, quien se convirtió en secretaria
general.
Y, bajo ese rigorismo democrático ejercido por los cuates, amigos,
compadres y seguidores, Andrés Manuel López Obrador fue elegido presidente del
Consejo Nacional, un símil de lo que tanto critican en las personas de la maestra
Elba Esther Gordillo Morales y Joel Ayala Almeida, que son presidentes de sus
centrales sindicales. En fin.
Froylán Yescas, Tomás Pliego, Octavio Romero, Eduardo
Cervantes, Armando Barreiro, Alberto Pérez Mendoza, Andrés Manuel López
Beltrán, Alejandro Esquer, José Sánchez, Octavio Romero, Irma Sáinz y Marco Medina,
entre otros del grupo compacto lopezobradorista, participaron en ésta
democrática elección de los cuadros directivos de Morena.
De acuerdo con el comunicado oficial de las actividades de
este Congreso, “al inicio de los trabajos, López Obrador convocó a los
consejeros nacionales a dar ejemplo de democracia hacia el exterior y de que en
la elección de presidente del CEN y de las 21 secretarías no había “línea” ni preferencias
por nadie. “Todos vamos a elegir libremente”, garantizó”.
¿Algo nuevo? El autor del libreto dictó la pauta, como debe
ser. Por ello, no descarte usted que los Morenos o Morenistas sean factor toral
en las movilizaciones del próximo 1 de diciembre, en rechazo a la toma de
posesión de Enrique Peña Nieto. Bueno, incluso ya se denominan “gobierno
legítimo”. Conste.
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