No hay un solo personaje que
se distinga por ser un erudito en la historia, menos en la oratoria. Un
representante que con su elocución; por la construcción verbal de la persuasión y sapiencia en relatar esa
historia que habrá de demostrarnos un avance sustancial en los hechos de
nuestro desarrollo educativo y académico.
Uno solo que se distinga por
ese razonamiento por hacer valer, entender y enaltecer a esas personas que
intervinieron para dignificar y conmemorar tal Congreso. Un sola idea. Un
parteagua.
¿Dónde un repaso literario e
histórico de Ignacio Manuel Altamirano, Dónde la labia incendiaria de un
Salvador Díaz Mirón, dónde un conocimiento de Justo Sierra Méndez, Dónde una
congruencia social de Ignacio Ramírez…Dónde…dónde, en una Comisión “especial”…
de qué?
Un estudio económico, aunque
sea superficial, demostraría cómo la pequeña burguesía y las clases medias se
habían venido depauperando progresivamente debido, entre otras cosas, a la
concentración monopolista del capital en el país que, iniciada con el gobierno
de Manuel Ávila Camacho, se intensifica y cobra el carácter de tendencia
histórica de la acumulación del capital que hasta nuestros días vivimos.
Es pues a partir de las
condiciones materiales de existencia de estas clases como podemos explicarnos
el origen de su rebeldía social y política. Decir, conocer y entender esto como
parte de nuestro problema a diario, marcaría una nueva praxis; pero a razón de
la verdad, esperemos no escuchar el discurso lelo, grandilocuente y cínico,
pues eso nos demostraría, que avanzamos marchando en el mismo sitio. Algo así
como “marcando el paso el su lugar”.
Ea pues, hasta el momento
solo se han visto bailables folclóricos, presentaciones de copias de libros
históricos, pero sin referencia en nuestro co-existir de la gobernanza. O al
menos para los numismáticos, la emisión de unas monedas. Es decir una situación
que marce el destino, que cuaje el acontecer diario, que marca una línea de razonamiento y sea
coyuntural para un progreso. No la hay, más al contario: el mal ejemplo cunde:
un magisterio que avasalla y unas representantes populares coyones que
retroceden y protegen sus cotos de poder.
Hay una carencia del sentido
histórico. Una propuesta de los ayeres, para realmente celebrar un
bicentenario, que no sea de oropel; sino de un pensar y un sentir entre lo
enfrentado, para marcar la diferencia de ese entonces; con licitar nuevos derroteros en una sociedad
eficiente para ser democrática en el quehacer diario. En una sociedad
participativa con responsabilidad y no ser la revoltosa que llevó a esa gesta
que se conmemora. Y hoy sin un guía, deambula, destruye y amenaza.
Vemos nuestro pasado con
pesadumbre, pues es el mismo pasado que nos persigue. Es el mismo antaño que se
hace presente en una lucha de laberintos.
Se palpa la misma
desigualdad.
Los 22 puntos inscritos en
los Sentimientos de la Nación, aún no han sido superados. V. Gr: “10º Que no se
admitan extranjeros, si no son Artesanos capaces de instruir, y libres de toda
sospecha” que es, la peor carga para celebrar un bicentenario.
*GradoCero_Gro
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.