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viernes, 21 de noviembre de 2014

(VIDEO) DARRA, EL PARAÍSO DE LAS ARMAS ILEGALES

Pakistán y Afganistán están económicamente en depresión, con un PIB per cápita que ronda los US $ 3,500 y $ 1,000 respectivamente. Sin embargo, ambas naciones tienen muchos hombres bien armados, al menos en relación con el típico occidente. Con la cartera apretada, poca infraestructura, e incluso la carencia de alfabetización, ¿de dónde proceden las armas?
Situado en Pakistán al sur de Peshawar, cerca de la frontera con Afganistán, Darra Adam Khel (o, simplemente, Darra, para abreviar) es, como el Washington Post lo describió en un titular, “como el Salvaje Oeste, con el plus de Al-Qaeda.
La ciudad es una de la media docena de regiones fronterizas QUE se consideran “Zonas Tribales de Administración Federal”, o “FATAs” (del inglés Federally Administered Tribal Areas). Estas FATAs están exentas de muchas de las leyes aprobadas por el gobierno paquistaní. En su lugar, Darra es administrado por Regulaciones CRIMINALES Fronterizas, QUE, a su vez, dan a las tribus individuales de cada área el poder y la responsabilidad de gobernar a su pueblo, y con amplio margen de apreciación. En la práctica, esto significa que la ciudad de Darra se encuentra fuera del ámbito legal de Pakistán – y su gente se aprovecha de esto.
sólo hay una carretera principal en Darra y se llena, a ambos lados, con tiendas de armas, repuestos y accesorios. Las tiendas venden armas de fuego de todas las marcas y tamaños. Pero estas armas no son importadas por un traficante de armas, tampoco son tomadas de la parte trasera de algún camión de suministro armamentista, mucho menos se adquieren de un pacto conspiratorio firmado con la CIA. Por el contrario, la gente de Darra las fabrica.
Usando sólo “herramientas de mano y un torno pequeño”, los hombres de Darra elaboran réplicas ilegales de armas de fuego durante todo el día, todos los días. Las habilidades de fabricación de las armas de fuego se transmiten de generación en generación, como si fuera una tradición ancestral de comercio. La variedad de armas es prácticamente ilimitada, se extienden desde armas de mano y pistolas de pluma a rifles y lanza granadas. A pesar de la educación no formal y de sus relativas herramientas primitivas, estos armeros pueden crear un arma que nunca han visto antes, por lo general en menos de un par de semanas. Y en la mayoría de los casos, las réplicas salen como copias casi perfectas.
El número de personas que viven en Darra es desconocido pero se cree hay alrededor de 50,000 habitantes. Una cantidad absurda de ellos están implicados en el tráfico de armas – Atlas Obscura informa que el 75% de la población masculina trabaja en la “industria”. Aunque, no todos son fabricantes de armas. Algunos son los propios comerciantes, encargados de la intermediación de ofertas y los pagos. Otros actúan como probadores de las armas, sitúan campos de tiro en las zonas de venta de las armas; Y, por último, algunos se encargan de mantener a los turistas fuera de la zona, generalmente los extranjeros no son bienvenidos y se les confisca todo lo comprado por las tribus.

La ciudad se discute a menudo como uno de los lugares más peligrosos del mundo, y, dada su línea de productos la clientela recurrente son los extremistas alineados con al-Qaeda, los talibanes y grupos similares. Por lo que la descripción parece correcta.

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