Un estudio con hablantes
nativos en inglés y chino mandarín muestra diferencias en la conectividad
cerebral no apreciadas hasta ahora. El resultado indica que las lenguas tonales
(en las que el tono indica diferentes significados) activa áreas diferentes de
las lenguas no tonales.
Un
profesor de chino mandarín - Foto Marco Klapper (Flickr, CC)
La historia del estudio
del lenguaje en el cerebro comienza en 1861 cuando el médico francés Paul Broca
se interesó por un paciente del Hospital Bicêtre al que habían bautizado como
"Tan", ya que era incapaz de articular otra palabra que esa. En los
estudios postmortem que hizo más adelante, Broca se dio cuenta de que los
pacientes con problemas de expresión similares a "Tan" tenían en
común un daño en el área que ahora lleva su nombre.
Se han hecho pruebas con a
26 hablantes nativos en inglés y 30 de chino mandarín
Desde entonces, se tiene
claro que determinadas zonas del cerebro, como el área de Broca o el área de
Wernicke juegan un papel esencial en la expresión y entendimiento del lenguaje
respectivamente y que estas funciones son comunes en todas las lenguas del
mundo. Cuando un paciente sufre una isquemia en el hemisferio izquierdo del
cerebro, es habitual la aparición de afasias de distinto tipo que imposibilitan
a la persona entender lo que le dicen o expresarlo, aunque lo pueda pensar con
claridad.
El equipo de Jia-Hong Gao,
de la Universidad de Pekín, acaba de presentar un trabajo que añade nuevos
datos en lo que se refiere a la diferencias de conectividad en distintas
lenguas. Para el trabajo, publicado esta semana en la revista PNAS, los investigadores
reclutaron a 26 hablantes nativos en inglés y 30 hablantes nativos de chino
mandarín y monitorizaron su actividad cerebral mediante resonancia magnética
funcional mientras hablaban y escuchaban su idioma.
Los hablantes en inglés
tienen una mayor conectividad entre las áreas de broca y Wernicke
El resultado de las
pruebas es novedoso y sorprendente porque encontraron dos diferencias
desconocidas hasta ahora en la forma en que el cerebro gestiona ambos idiomas.
La primera es en la forma en que se conectan las dos áreas fundamentales de las
que hemos hablado. Según este estudio, los hablantes en inglés tienen una mayor
conectividad entre ambas zonas, lo que atribuyen el mayor peso de la
información fonológica, basada en sonidos más que en tonos. En los hablantes de
chino mandarín, sin embargo, cada tono de cada fonema hace variar el
significado de las palabras, lo que podría explicar la mayor conectividad
encontrada entre la circunvolución temporal anterior superior, que juega un
papel importante en la interpretación de los significados.
La segunda diferencia
importante es que las resonancias mostraron un área activada en el hemisferio
derecho, pero solo entre los hablantes en chino mandarín. Esta zona (el polo
derecho temporal superior) se consideraba hasta ahora al margen de la actividad
relacionada con el lenguaje, por lo que el trabajo aporta una novedad y señala,
especialmente, la diferencia en la bilateralidad en función del lenguaje
materno, cuya clave podría estar en la naturaleza tonal del chino mandarín.
Los hablantes en mandarín
reclutan una zona del hemisferio derecho cuyo papel se desconocía
La cuestión que está ahora
encima de la mesa es si los lenguajes reclutan diferentes áreas cerebrales en
función de su naturaleza tonal o no tonal, en cuyo caso, el cerebro de un
hablante de chino mandarín y un castellano parlante, por ejemplo, funcionarían
de forma sutilmente diferente al expresarse y comprender las palabras. El papel
del hemisferio derecho, en una función como el lenguaje en que predomina el
izquierdo, también abre nuevas incógnitas que pueden dar pie a nuevos
hallazgos.
Referencia: Cross-language
differences in the brain network subserving intelligible speech (PNAS) |
Imagen: Marco Klapper (Flickr, CC) | [Vía]
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