El show mediático
emprendido por el régimen para mostrar a los medios y al mundo el túnel de la
vergüenza gubernamental, es apoteótico, faraónico e inútil.
En las cavernas del
poder en México, los sistemas de inteligencia se tiran la bola llameante de la
fuga anunciada del más famoso de los capos mexicanos después de Malverde con la
condescendencia del estado mexicano. El Chapo Guzmán, es un ícono del bajo
astral y encarna en sí mismo un significado que va más allá del que alcanzó con
el paso del tiempo desde la literatura y el cine Robin Hood. El Chapo, es un
ejemplo contracultural de este país. Si existe el blog del narco, la serie de
corridos alterados y en la red es frecuente que los carteles se piquen la
cresta y se reten en un lenguaje críptico al que millones de personas, sobre
todo jóvenes, tienen acceso, quiere decir que además del narco estado, tenemos
una cultura del narco que se ha convertido en ejemplar con esta fuga del
sinaloense. Deben de ser cientos de
corridos que rolan en la red, en calles, bares y cantinas de México sobre la
fuga del Chapo. Futuras series y películas, obras de teatro y sicodramas.
Y previo a esta
batahola de sucesos que se vienen en cascada el gobierno federal ha montado un
show para que los medios sepan que existe un túnel, cubetas, focos, carretillas
y un par de motocicletas adaptadas para correr sobre un riel sin hacer
ruido. Es más, se inaugura en México la
teoría del silencio. Teoría que no podrá ser refutada ni por los mandos medios
del CISEN que están en capilla por ser los supuestos culpables de la fuga del
siglo.
Del Chapotour a la
verdad hay un gran túnel de silencio, complicidad cavada desde el fondo
silencioso del estado.
¿Caras nuevas o viejas
en el próximo gabinete?
Recientemente y
tardíamente o como se le pueda llamar a este anuncio clasificado: en Guerrero,
el 70 por ciento de la población vive en extrema pobreza y el otro treinta por
ciento en pobreza extrema. La reiteración de términos es sumamente casual. Algo
sabido, trillado y lugar común en el imaginario político estatal. Lo que no
dice esta enorme verdad inclasificable, es si el cien por ciento o también sólo
el setenta por ciento de la población de Guerrero vive en extrema violencia.
Pobreza y violencia, dos factores matemáticos que dan como resultado una
ecuación explosiva que tendrá que atender con precisión de cirujano la nueva
administración.
Esto viene a colación
porque actualmente colaboro en un proyecto editorial cuyo centro de trabajo
está en la serie de cubículos que integran la secretaría particular del
gobernador. Me he dado cuenta de cuanto atraso existe en la entidad. Hay que
reconvertir este atraso burocrático en una respuesta dinámica. Por ejemplo, me
enteré de una solicitud para instalar una telesecundaria cuya comunidad ya
cumplió con todos los requisitos; donación del terreno, etcétera. Esta petición
tiene seis años de haber sido enviada al ejecutivo estatal y pese al tiempo
transcurrido, no ha sido ejecutada la obra. Madres y padres de familia recorren
los cientos de kilómetros para llegar a Chilpancingo y terquearle para que sus
hijos puedan estudiar.
Ante este atraso y
retraso el nuevo gobierno tiene que crear una estructura que acabe de tajo con
el burocratismo pozolero. Sin esa pequeña emisión de cordura y sentido común,
la nueva administración tiene que retrotraer al presente todos los lastres del
pasado y darles salida a la brevedad o Guerrero seguirá siendo el estado más
violento, más pobre y más damnificado del país. No se diga de los proyectos
productivos, que entre otras cosas, son el gran negocio de las dependencias
federales y estatales y que se entregan a personas afines o verdaderos socios, además del óbolo que
oscila de un treinta a un cuarenta por ciento para el diputado o el director
del área respectiva.
Astudillo Flores, sabrá
crear las instancias para frenar esta enfermiza relación burocracia-dinero y
los integrantes de su equipo de trabajo tendrán que dejar esa vieja relación con
la tortuga de Mafalda y meterle candela a la formación fundacional de un nuevo
rostro en el servicio público. Los y las aventureras que sólo quieran brincarle
a un cargo para luchar con él, Héctor Astudillo tiene que medirlos bien y colocar
a los mejores hombres y mujeres de Guerrero, sean o no del tricolor o de algún
partido adlátere, y sacar la guadaña bien afilada contra los bucaneros que ya
se afilan las uñas de los grupos al interior del tricolor y de la clase
política suriana que no quiere vivir en el error y abandonar la nómina
“especial” del gobierno de Guerrero. Transparentar la selección de sus hombres
y mujeres será un primer paso para revertir el pasado oprobioso en materia
administrativa que carga como un pesado lastre la administración pública de
Guerrero, que entre otras cosas requiere una modernización completa en su
estructura y funcionalidad.
El pastel es muy grande
y posterior a sortear los señalamientos de MORENA y PRD por las pasadas
elecciones, algunos compromisos de campaña pueden esperar, y ser pasados por un
cedazo antes de dar el primer paso; Astudillo Flores tiene la palabra.
No es fácil porque la
clase política viene de diez años de estar “medio en la banca” y todos quieren,
¡Carajo¡ Muchos ya deberían jubilarse y darle paso a los jóvenes con empuje y
una nueva mentalidad. Y evitar ver a cada secretaría, direcciones y demás
cargos del estado como botín personal. Ese va ser uno de los grandes pasos de
la futura administración. ¿Caras nuevas o viejas en el próximo gabinete?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.