EFRAÍN FLORES IGLESIAS |
Todo
principio tiene un final. El PRD dejará de ser gobierno en el estado de
Guerrero. Y el PRI regresa por sus fueros.
Hace 10 años le tocó al
tricolor por primera vez sentir en carne propia la derrota en las urnas. No fue
fácil para los dirigentes ni los militantes de ese partido, ya que estaban
acostumbrados a ganar siempre.
En
2005, Héctor Astudillo Flores fue un buen candidato a la gubernatura,
pero la sociedad guerrerense ya estaba enfadada por los excesos que cometieron
los gobiernos priistas, y también porque se respiraba aires de cambio.
El PRD y Zeferino Torreblanca Galindo ganaron la
elección en ese entonces. Los resultados todos lo sabemos: decepción total.
En 2011 vuelve a ganar el
PRD con el ex priista Ángel Aguirre
Rivero. Un gobierno súper desastroso. Fue el gobierno del caos, del
despilfarro de recursos, el que propició la tragedia de Iguala el 26 de
septiembre de 2014.
Rogelio
Ortega Martínez, el sustituto de Aguirre Rivero y que
propuso el PRD para terminar el periodo gubernamental, se caracterizó como un
gobernante tibio y complaciente con las organizaciones radicales que causaron
destrozos en nombre de los 43 desaparecidos en Iguala.
Pero bueno, termina una etapa de gobiernos perredistas
e inicia un sexenio priista. Aunque, hay que decirlo con todas sus letras, Héctor Astudillo no la tendrá fácil.
La
ventaja que tiene desde este momento es el respaldo del gobierno federal y de
su partido. Hay que darle el beneficio de la duda.
Lo
que urge es pacificar y poner orden en Guerrero.
Es el reclamo primordial de los guerrerenses. Ya basta de que la entidad sea
considerada a nivel nacional como una de las más violentas.
Es necesario que el
gobernador entrante elija muy bien a su gabinete y a buenos operadores
políticos para que destraben los conflictos existentes. Diálogo, mucho diálogo
es que lo que debe caracterizar a su administración, lo cual no quiere decir
que se doblegue ante agrupaciones radicales.
Basta de tolerancia a
grupos chantajistas y radicales. Todo el peso de la ley contra ellos.
La
elección extraordinaria de Tixtla, es algo que tendrá que afrontar su gobierno.
No es un asunto sencillo, pero tampoco difícil para que salga avante. Los
tixtlecos esperan mucho de él, ya que tiene raíces en ese lugar por su padre,
don Héctor Astudillo Bello (qepd).
Ojalá no tolere los actos
de corrupción que se cometieron en la administración de Ángel Aguirre y de
Rogelio Ortega. Los guerrerenses se lo agradecerán demasiado.
Estaremos
atentos de los anuncios que haga este martes en materia de seguridad pública,
desarrollo social, derechos humanos y justicia.
ENTRE
OTRAS COSAS… El que de plano se ausentó de los eventos
públicos, es el ex alcalde de Chilpancingo, Mario Moreno Arcos.
Fuentes del PRI refieren
que se tomó unas merecidas vacaciones a Europa por “el gran trabajo que hizo”
en la capital del estado y esperando su nombramiento como dirigente estatal del
tricolor, instituto político que ha traicionado en algunos procesos
electorales.
¡Ojo, don Mario! Un
personaje incrustado en el CEN del PRI le quiere cobrar facturas. ¡Zas!
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