ES PARADÓJICO. “MAESTROS”
aglutinados en la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en
Guerrero (Ceteg), exigieron, junto con padres de familia, maestros para al
menos tres municipios de la región de la Montaña. Es decir, para Chilapa de Álvarez,
Zapotitlán Tablas y Atlixtac.
Y es paradójico porque son
precisamente los maestros que militan en la Ceteg los que tienen abandonadas
las escuelas, principalmente en la región de la Montaña, porque, o están
marchando o bloqueando una calle en Chilpancingo, o están en plantón, también
en la capital del estado, con cualquier pretexto: desde la condena de los
hechos de Iguala, hasta estar en contra de la reforma educativa que busca la
capacitación y la profesionalización de los propios mentores.
Sí. Es paradójico pero
también una acción de cinismo, de desvergüenza y burla para los propios
estudiantes en cuyas escuelas no hay maestros, precisamente porque quienes
deberían estar en las aulas son los mismos que los están exigiendo.
Cierto. Sólo en Guerrero puede
existir que quienes han abandonado las aulas en pos de intereses personales y
de grupo, estén exigiendo maestros, mientras ellos se encuentran en marchas, en
bloqueos y plantones, pero eso sí, muy puntuales para cobrar.
Y en este cinismo y
desvergüenza, ya solo falta que los maestros de la Ceteg exijan que el gobierno
les lleve el salario que cobran sin trabajar hasta donde se encuentran, es
decir, los plantones, los bloqueos y las marchas que realizan.
¿Cómo diablos va a haber
maestros en las escuelas, principalmente de la región de la Montaña, si éstos
se encuentran luchando, no por la educación de la que viven, sino por sus
propios intereses personales y de grupo?
Es cierto, en regiones
como Acapulco, la zona Norte y la Tierra Caliente, la falta de maestros se
debe, no porque en verdad falten maestros en Guerrero, sino por la situación de
inseguridad y violencia en la que se vive, de tal forma que han abandonado las
aulas con el fin de proteger la vida, lo cual es muy diferente a lo que ocurre en
la Montaña, en donde son los primeros en dejar las escuelas bajo la consigna
errónea de que “el maestro luchando también está enseñando”.
En efecto, hay que
reconocer al maestro que está frente al aula, enseñando a diario, el que se
esfuerza porque a pesar de las limitaciones e incomodidades que enfrenta, está
cumpliendo con su obligación de enseñar. A esos hay que pagarles más, y más
cuando se capacitan y actualizan para enseñar mejor, pero a quienes han
abandonado a los alumnos para estar en marchas, bloqueos y plantones, a esos,
sin duda, habrá que darlos de baja para darles paso a quienes sí quieren
educar.
EN OTRO ASUNTO, retomo una
nota publicada. El profesor, historiador, escritor y periodista Elino
Villanueva González presentó una queja ante la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos en contra de la Universidad Autónoma de Guerrero y el
Sindicato de Trabajadores Académicos de la institución, por lo que llamó el más
cruel y humillante acto de difamación y discriminación contra un integrante de
la comunidad universitaria en los 55 años de historia de la casa de estudios.
La denuncia es contra el
coordinador de Asuntos Jurídicos de la UAGro, Pablo Valdez Guerrero, y el
delegado del STAUAG en la Unidad Académica de Comunicación y Mercadotecnia
(UACOM), Samuel Bautista Nava, como los orquestadores de la campaña de
difamación y desprestigio en su contra bajo el argumento de que sus títulos
como profesor son falsos.
El documento quedó
registrado en la Sexta Visitaduría General de la CNDH con el folio 34751, de
fecha 18 de abril, y en él se detalla una serie de actos humillantes cometidos
en su contra a partir de una denuncia que de forma imprudente presentó Valdez
Guerrero ante la Procuraduría General de la República en mayo del año pasado,
luego de haberse detectado que, en efecto, su título de Licenciatura en
Literatura no estaba dado de alta en la Dirección de Profesiones.
“A partir de ese atropello
que pudo haberse evitado y resolverse fácilmente con un gesto de buena voluntad
de las autoridades universitarias para concederme el plazo que se requiere para
realizar dicho trámite administrativo, se han desencadenado una serie de
barbaridades contrarias absolutamente al espíritu humanista, ético y respetuoso
de la dignidad humana que le da soporte a la legislación y a la normatividad de
la Universidad”, dijo el profesor.
Agregó que a pesar de
haber registrado y entregado ante la UAGro debidamente protocolizados sus
títulos de Licenciatura en Literatura y Maestría en Historia Regional, con las
cédulas 9589585 y 9662410, han continuado los ataques como parte de una campaña
de intrigas en su contra urdida desde una importante oficina de la
administración central de la Universidad donde tiene su dirigencia un grupo
político “que me odia de forma irracional y salvaje”.
En la queja también se
pide la intervención de la CNDH en virtud de que la Defensoría de los Derechos
Humanos de la UAGro está sin titular y por lo tanto no hay avances en la
investigación en contra de nueve profesores que pidieron a la Dirección de la
UACOM su inhabilitación como consejero de la escuela y que se le despidiera, a
fin de que se recupere el expediente registrado con el número DDHU/142/2015 y
se proceda en contra de sus agresores.
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