A siete
meses de que Evodio Velázquez Aguirre asumió el gobierno y la administración
pública municipal de Acapulco, eso de que supuestamente algunos grupos
políticos no lo dejaban gobernar quedó en vacilada, pues ha demostrado
con creces que más bien no sabe cómo hacerlo.
La
inseguridad personal de Evodio quedó de manifiesto cuando se echó para atrás en
la medida que indebidamente le aprobó el Cabildo, de permitir solamente un
pasajero por motocicleta.
Cuando
presentó esa propuesta regidores como Porfirio Daza del PAN trataron de
corregirle la plana haciéndole ver que no podía presentarla como acuerdo
económico por tratarse de una modificación al Reglamento de Tránsito que debía
dictaminarse en comisiones, pero se emberrinchó, se la aprobaron, y al día siguiente
reculó.
Ahora esa
soberbia con la que se hacen las cosas en el Ayuntamiento de Acapulco,
lamentablemente afectará a más de mil familias, ya que se ha anunciado un
arbitrario recorte salarial a los trabajadores de lista de raya, que entraron
con esta administración, sí, pero una disminución de sus sueldos es ilegal.
Según el
secretario de Finanzas, Merced Baldovinos Diego, la medida es por el recorte en
las participaciones federales. Lo que omitió el funcionario, fue decir que
dicho recorte federal se anunció desde el año pasado, por lo que debió
anticiparse en la proyección del Presupuesto de Egresos municipal que se aprobó
en marzo del presente y no afectar a los trabajadores.
Peor aún
la postura autoritaria y totalmente ignorante de la Ley Federal del Trabajo de
parte del alcalde que advierte que quien no esté de acuerdo deberá presentar su
renuncia cuando lo procedente es un acuerdo con ellos, o bien la justa
liquidación y recontratación con la nueva categoría salarial.
Aún cuando
se trate de más de mil personas que él mismo ingresó a la lista de raya, los
compromisos políticos no pueden estar por encima de los derechos laborales.
El
recortar salarios y no disminuir en otras áreas como el gasto en su propaganda
personal, por ejemplo, puede acarrear mayores problemas financieros. No
olvidemos que Evodio infló la deuda del municipio con “juicios en proceso”, a
los que se sumarían los que deriven de este conflicto.
Lo peor es
que contabilizar los juicios que están en proceso es una confesión de parte de
que no confía en que su área jurídica gane uno solo, pues ya los dio por
perdidos al considerarlos parte de la deuda institucional cuando aún no generan
una sentencia de pago. Por lo que aquellos trabajadores que decidan hacer valer
su derecho la llevan de gane. El gobierno de Acapulco no piensa ganarles.
Independientemente
de que la deuda que resultó ser mucho menor a la que acusaba como estrategia de
victimización al principio de su mandato, también está proyectada en el
presupuesto, por lo que el panorama no era tan desalentador como lo había
pintado y de hecho inició con mejores condiciones financieras que la
administración de Luis Walton.
Por otra
parte a cinco días de tomar posesión, el Comité de Adquisiciones autorizó
contrataciones millonarias a varios funcionarios que gustosos dijeron tener
suficiencia presupuestal para disponer de más de 344 millones de pesos, aún
cuando Evodio decía que no le habían dejado dinero. Otra contradicción en la
que los hechos desnudan a las palabras.
De tal
suerte que culpar a la federación o a la administración anterior, ya no sirve
como pretexto y el gobierno de Evodio Velázquez debe asumir su responsabilidad
y reconocer que como se dice vulgarmente, se le hizo bolas el engrudo por
pensar que el dinero de los ciudadanos era inagotable y que los trabajadores de
lista de raya pagarán las consecuencias de su irresponsabilidad.
Después de
la embriaguez, viene la resaca. Por eso la moderación siempre es recomendable.
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