jueves, 1 de abril de 2021

“NO NECESITO DE LA PINTURA, ELLA NECESITA DE MÍ”: JOSÉ LUIS MEDINA. Por Jorge Luis Falcón Arévalo




Hablar de la pintora mexicana Sofía Bassi, es recordar y reconocer a uno de sus alumnos en México, el acapulqueño José Luis Medina Manzanarez.

 

Estudioso de esta arte, viaja al extranjero para conocer a otros pintores y muralistas con los que entabla amistad, en la convivencia, el intercambio de ideas y métodos para fortalecer sus técnicas. Allí también expone de manera individual y colectiva.

 


José Luis, ha expuesto sus obras en diversas galerías de México, así como en salas de diversos hoteles en Acapulco y la propia Casa de la Cultura, sus reconocidos ángeles dentro de la experiencia mística y onírica que ello entraña. Han sido no tan solo admirada sino adquiridas por coleccionistas y amantes de la pintura nacionales y extranjeros. Bien cotizada, a la par del extinto pintor poblano Antonio Ramos Barbosa, íntimo amigo de Medina quien, por cierto, como admiración y respeto a su obra le dedica un retrato, que cuida y pende en el centro de su estudio, como una heráldica de quien habita esa casa llena de libros de diversos géneros y en varios idiomas. Afuera en amplios pasillos lleno de plantas olorosas y bellas que adornan su jardín, se observan figuras mayas y olmecas.

 


Los trazos y líneas de sus dibujos son concluyentes y encrespados, como para fortificar una especie de doble realidad, que se catequiza en una especie de subterfugio para el descubrimiento y planteamiento de un mundo interior. “He llevado mi arte y mi experiencia en otras latitudes, donde se me ha invitado”. Señala.

 

El uso de la textura del lienzo y los colores así como  la calidad y sabedor de su estilo con una intención de gran carácter deja una clara huella de sus pensamientos vibrando en cada pigmento que nos adentra en una grata y extensa experiencia de apreciación para reflejar nuestras emociones y romper equilibrios y soportes armónicos que nos expresa en todos y cada uno de sus cuadros.

 



Ángeles y arcángeles, como San Gabriel, Miguel, Rafael, Uriel y Sariel entre otros han sido plasmados entre los pecados capitales y la hambruna del conocimiento para entendernos como seres humanos, amorosos y bondadosos. La pintura de Medina, se plasma en cada lienzo como una llamada al mundo para controlar la angustia de las pesadillas.

 

Entrevistado en su estudio-Casa, donde si el tiempo lo permite, dice: “se tiene planeado crear un Museo donde habrá exposiciones permanentes de mis cuadros, de mi colección de timbres postales, de la heráldica y de poemas; así como de otras obras pictóricas de reconocidos pintores de Guerrero, de México y del mundo”. José Luis, siempre sencillo tras más de 35 años de conocernos, narra sonriente y dichoso de encontrarnos de nuevo, hablamos de diversos temas. En poco tiempo cientos de palabras.  

 


El artista, se interesa demasiado por el subconsciente, dice y agrega: “las emociones y reacciones químicas del cerebro, junto con las implicaciones filosóficas emergentes de este instante, es parte esencial de la vida de sueños y realidades de cada uno”. Entre el dolor, el sufrimiento y la alegría como sana convivencia de reflexión. Entre el fracaso y el triunfo de todos en cada paso de la existencia misma, recalca.

 

Destaca: “No necesito de la pintura, ella necesita de mí. Me requiere para plasmar imágenes genéricas abstractas e indeterminadas, y en general, un afanoso interés por la psicología, fisiología y filosofía del mundo onírico y alucinado, para seguir interpretándonos”.

 


Rodeado de cuadros, caballetes, tubos de pintura al óleo, piedras decoradas y el olor a mango, nos narra: “El verde esmeralda, el turquesa, el olivo combinado con los azules cobalto, almirante, celeste y lapislázuli, emergen con la imagen de todos los santos y arcángeles que se guardan en el olimpo de cada conciencia, de cada espectador, de cada crítico, de cada mirada que se posa en mis pinturas”. “Azules y verdes, de tierra, de mar, de alas, de vuelos, de mi propia vida, están en los personajes que tienen siempre un mensaje”. Rubricó el pintor de esta tierra suriana.

 



 

Conozco al maestro José Luis Medina Manzanares, desde hace más de 30 años, hemos participado en exposiciones pictóricas, intercambio de timbres postales y compartidos escenarios con poetas y escritores. Medina es un coleccionista de timbres postales que cuenta con una extensa compilación de todas partes del mundo; así como de sobres cancelados de “Primer Día”, que causaría admiración de muchos y de todos los devotos de este arte. Ambos fuimos amigos y colaboradores cercanos del maestro creador del “Teatro de Las Máscaras”. Roberto Ceballos Delgado.




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