domingo, 14 de abril de 2013

Entresemana Oaxaca Por Moisés Sánchez Limón

Moises Sánchez Limón

La renuncia de Jesús Martínez Álvarez a la Secretaría General de Gobierno del estado de Oaxaca confirma la crisis que priva en la administración del gobernador Gabino Cué Monteagudo, apenas consecuencia elemental de una estructura en la que se debió dar espacio a personajes de todo cuño político en pago a servicios de campaña.
Y es que Gabino ganó la elección de gobernador al candidato del PRI, Eviel Pérez Magaña, merced a una alianza celebrada con todos los frentes políticos que se abrió el Revolucionario Institucional en las administraciones de José Murat Casab y Ulises Ruiz Ortiz.
Las intrigas palaciegas hicieron su parte en ese cambio de voluntades partidistas y el olvido de hermandades y lealtades juradas.
“Muerto el rey, viva el rey” se escuchó en Oaxaca cuando el 1 de diciembre de 2010 Gabino rindió protesta como gobernador de esta entidad cuyos habitantes confiaron en un cambio que impulsaría su salida del atraso ancestral en que ha vivido la inmensa mayoría de ellos.
Los amarres entre Movimiento Ciudadano (entonces Convergencia) con el PT, el PRD y el PAN, especialmente con los poderes fácticos representados por el magisterio disidente y los grupos de poder que Ulises Ruiz maltrató luego de utilizarlos, posibilitaron el triunfo holgado de Gabino. Aunque ya gozaba de prestigio como un joven político preparado y comprometido con su trabajo. Del Senado saltó a la gubernatura.
Irma Piñeyro Arias fue la primera secretaria General de Gobierno que enfrentó las intrigas palaciegas y la ausencia de apoyo del gobernador. Irma se había ido del PRI al Partido Nueva Alianza, del que fue diputada federal y luego candidata al gobierno de Oaxaca, pero declinó a favor de Gabino. Ha sido discreta reservándose causas reales de su renuncia al principal cargo del gobierno oaxaqueño después del de gobernador.
Jesús Martínez Álvarez, hay que decirlo, fue clave en esa operación de acuerdos políticos que derivaron en la nominación de Gabino Cué al gobierno estatal, a cuya administración no se incorporó de inmediato. Todo a su tiempo.
¿Por qué renunció al cargo el viernes último, después de 20 meses de gestión? En su carta de renuncia difundida por twitter refiere a Gabino Cué:
“(…) una y otra vez he podido constatar que asuntos que ya debieron haberse resueltos y otros que están en proceso de solución, son reactivados por intereses internos, muchos de los cuales, supongo, tienen el propósito de perjudicarme a mí, lo que sería lo de menos; lo grave es que terminan dañando al propio gobierno que usted encabeza y a la población”.
¿Fuego amigo contra Jesús Martínez Álvarez? En los corrillos políticos que alimentan las intrigas palaciegas, se apisonó parta de su salida. Se le criticó la forma en que pretendió ejercer el cargo, al estilo que lo hizo cuando fue gobernador sustituto de Pedro Vázquez Colmenares, en aquellos años cuando el reparto del poder corría sin mayores complicaciones, en la primera mitad de la década de los 80, en el siglo pasado.
La dimisión al cargo de vice gobernador, porque en los hechos ese es el nivel de la encomienda, es grave por las causas esgrimidas por Martínez Álvarez. Evidencia que Gabino Cué gobierna al ritmo de los acuerdos, por no decir sometido, de los grupos políticos que hicieron a un lado a los caciques históricos para instalarse en las calles y en las carreteras y hacer lo que les venga en gana.
Muestra de ello es el poder político de la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en Oaxaca. Gabino Cué presume diálogo con esta facción magisterial. La renuncia de Jesús Martínez Álvarez muestra quién realmente ordena en Oaxaca. ¿Todo bajo control? Esta será una semana definitoria en Oaxaca y Guerrero. Conste.

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