En febrero de 2019 la
desaparición de las estancias infantiles, por inanición presupuestal ordenada
por Andrés Manuel López Obrador, había provocado protestas y movilizaciones de
organizaciones ciudadanas y de la oposición legislativa, menos en el Partido
del Trabajo pese a que la disposición debía afectar a los Centros de Desarrollo
Infantil (Cendis) y Centros de Asistencia al Desarrollo Infantil (Cadi) de su
propiedad y, por ende, el control de la administración de cientos de millones
de pesos.
Dos años antes, en octubre
de 2017, estalló el escándalo relacionado precisamente con la administración de
los Cendis del Partido del Trabajo. La Procuraduría General de la República,
entonces, obtuvo de un juez federal orden de aprehensión contra Guadalupe
Rodríguez Martínez, esposa de Alberto Anaya, líder sempiterno del PT.
Rodríguez Vázquez fungía
como directora del Programa de Cendis del PT en todo el país y se le acusó de
participar en una red de lavado de dinero, unos 100 millones de pesos que
debían invertirse en las guarderías pero fueron a parar a cuentas bancarias de
la esposa de Beto Anaya y otras personas, una de ellas su cuñado Manuel
Rodríguez Martínez.
El dinero lo había aportado
el gobierno del estado de Nuevo León, pero 62 millones se sumaron a un fondo de
inversión de doña Guadalupe; 27 millones más se distribuyeron mediante cheques
a nombre de Héctor Quiroz, dirigente del PT en Aguascalientes y que fue
detenido, además de María Cristina Martínez y María Mayda Paredes Díaz.
En aquellos días de 2017,
Óscar González Yáñez, actual diputado federal y entonces dirigente en turno del
Partido del Trabajo, calificó como absurdo –sin duda lo era—que los recursos
fueron desviados para financiar actos terroristas.
Bueno, de acuerdo con Óscar,
cien millones de pesos tuvieron como fin pago de nómina y equipamiento y compra
de alimentos para los Cendis, que en esos días albergaban a unos cinco mil
menores en el estado de Nuevo León.
Usted se preguntará si acaso
la ley fue aplicada puntualmente. Para nada, el caso se fue diluyendo e incluso
un año después, en campaña, Andrés Manuel López Obrador llamó a la señora
Guadalupe a regularizar los Cendis. Y luego vino la decisión de desaparecer a
las estancias infantiles, que se presume incluían a las administradas por el PT
bajo su libre albedrío.
El Partido del Trabajo se
había sumado a la alianza Juntos haremos historia y continuaba haciendo
historia, aunque sea gerundio. Y la historia, sin duda, implicaba impunidad,
tanta que aquella recurrente exigencia de recortar el presupuesto a los
partidos políticos no ha prosperado. Y no ha sido posible porque el PT se ha
opuesto y Morena no está en la condición de renunciar a la multimillonaria prerrogativa.
Óscar González Yáñez lo
planteó de la manera más sencilla a la entonces encargada del Consejo de
Administración del Corporativo Morena, Yeidckol Polevnsky. Palabras más,
palabras menos, González Yáñez le dijo a la señora Yeidckol que el PT aceptaría
el recorte de las prerrogativas, pero entonces Morena renunciaría al 50 por
ciento de más de mil millones de pesos que le correspondían para el ejercicio
2019.
Yeidckol no dudó en decir a
Óscar que el tema debía ser analizado y discutido. Y el asunto está en la
congeladora.
Pero, vaya, estábamos en lo
de las estancias infantiles a principios del año pasado. Mientras todo mundo
estaba escandalizado y en el Senado había indignación de las bancadas
opositoras y las legisladoras Xóchitl Gálvez, Kenia López Rabadán, Patricia
Mercado y Josefina Vázquez Mota, entre otras, exigían al licenciado López
Obrador que diera marcha atrás a esa bárbara decisión, en el Partido del
Trabajo no se despeinaban.
En la Cámara de Diputados el
licenciado Gerardo Fernández Noroña y el coordinador de la bancada petista,
Reginaldo Sandoval Flores, habían hecho mutis, mientras en la Cámara Alta el
senador Joel Padilla Peña, por supuesto de la fracción del PT, en mayo dio la
clave de esa postura petista.
Y es que, a pesar de que el
licenciado presidente había dicho que no le darían dinero al PT para sus
estancias, la realidad era otra.
El 14 de febrero del año
pasado, López Obrador declaró:
“¿Cómo le vamos a dar dinero
a los Cendis del PT si no les vamos a dar a las estancias infantiles? Porque se
les va a dar a los padres. Los Cendis del PT son muy cercanos a nosotros, pero
si no actuamos con rectitud y parejos, no tendríamos autoridad”.
Pero, 800 millones de pesos
hicieron la diferencia entre el decir y el actuar, sobre todo porque cómo
habría de afectarse al socio, al compañero de viaje, al integrante de Juntos
haremos historia. Y esa cantidad se destinó para los Centros de Desarrollo
Infantil del Partido del Trabajo.
El senador petista Joel
Padilla Peña declaró a reporteros de Mexicanos Contra la Corrupción y la
Impunidad (MCCI), que ya se había negociado la partida de 800 millones de pesos
en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2019 para el PT. Los
recursos fueron fondeados en mayo del año pasado. ¿Y?
Bueno, bueno, la sociedad
operaba en el Congreso de la Unión y Morena confiaba en la palabra de los
coordinadores de las bancadas del Partido del Trabajo.
Pero, primero el día 6 de
este mes en Cámara de Diputados y luego el pasado miércoles 21 esa confianza en
la palabra empeñada y la afectación de intereses de grupo, nada del espíritu
patriota, fueron los votos de los senadores del Partido del Trabajo negados a
la minuta recibida de la Cámara de Diputados, donde igual opero ese singular
chauvinismo para desaparecer a 109 fideicomisos.
De pronto diputados y
senadores del Partido del Trabajo se vistieron de verde, blanco y rojo e
invocaron la defensa del interés nacional para votar en contra de los
dictámenes de reformas que desaparecieron a fideicomisos y fondos públicos,
medida demandada por el presidente Andrés Manuel, con quien Alberto Anaya y sus
coordinadores, Geovanna Bañuelos en el Senado y Reginaldo Sandoval Flores en la
Cámara de Diputados, comprometieron votos en el trayecto de la LXIV Legislatura
federal que ha entrado en su último año de ejercicio.
Sí, en el Senado operó la
traición salpicada con chauvinismo petista que derivó en una votación de 64 a
favor con 39 en contra que determinó la desaparición de los 109 fideicomisos.
Geovanna Bañuelos argumentó
que el PT lleva 20 años acompañando al presidente López Obrador; la razón de
ser, dijo, es la coincidencia “para atender las causas más apremiantes de la
sociedad”. Sostuvo que apoyan y están comprometidos con la 4T y reiteran su
apoyo a Morena y a López Obrador.
Pero, adujo la legisladora
zacatecana, “disentir no significa abandonar su proyecto de nación. Decirle no
al Presidente de la República, en ocasiones, significa decirle sÍ al pueblo
(¡sopas!). Las decisiones parlamentarias deben ser contrapesos. Es innegable
que en el manejo de muchos fideicomisos hubo corrupción, desvío de recursos, la
actual reglamentación es muy laxa, hoy debían estar discutiendo su nueva
reglamentación para terminar con la opacidad”.
Y su voto en contra del
dictamen fue dizque “porque lacera al pueblo de México”. Los senadores del PT
presentaron reservas para rescatar a 37 fideicomisos; nadie duda del interés
que tiene la empresa de Beto Anaya en fideicomisos y otros etcéteras que se
alimentan de recursos públicos, como los Cendis.
Seis senadores y 32
diputados federales del PT (en la sesión del 6 de octubre 14 de 46 se
ausentaron) olvidaron la alianza con Morena y votaron en contra. ¿Chantaje? ¿Y
la palabra empeñada? ¿Usted le cree a diputados y senadores del PT? Yo tampoco.
Conste
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